El acto de perdón y reconciliación liderado por la Alcaldía de Bogotá , tras el asesinato de Javier Ordóñez y la muerte de diez personas en los disturbios, terminó generando una controversia alrededor de una imagen que quería resaltar la ausencia del presidente Iván Duque.
Claudia López, alcaldesa de Bogotá, hizo la invitación formal al acto de perdón y reconciliación al jefe de Estado en la tarde del sábado, a través de sus redes sociales.
De acuerdo con la versión entregada por el mandatario, por temas de agenda no pudo asistir, pero delegó al alto comisionado Miguel Ceballos y a su consejera de derechos humanos, Nancy Patricia Gutiérrez.
Decisión que fue comunicada, según Ceballos, al secretario de Gobierno de Bogotá, Luis Ernesto Gómez, la misma noche del sábado.
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Sin embargo, dicen los funcionarios, al día siguiente se sorprendieron porque el protocolo había puesto una silla para el jefe de Estado.
“Yo me senté en esa silla, detrás de mi espalda estaba aún el nombre del presidente. Incluso, yo no me di cuenta en el acto sino unas horas después, con unos videos que empezaron a circular, que se colocó una nueva silla y se le puso otro letrero con el nombre del presidente, lo cual consideramos que es lo que no corresponde”, sostuvo Miguel Ceballos.
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El presidente calificó lo sucedido como un acto premeditado para acusarlo de falta de empatía con las víctimas cuando él en privado, sostiene, ha hablado con los familiares de las personas que fallecieron durante las protestas de la semana pasada.
“El presidente tiene una dignidad como presidente de todos los colombianos y en esa dignidad él consideró que debía hacer esos actos reconciliación y de perdón frente a los familiares, uno por uno”, agregó el alto comisionado para la Paz.
Para analistas hay dos hechos desafortunados en medio de este acto de reconciliación: tratar de resaltar por parte del Distrito la ausencia de Duque y por otro que el jefe de Estado no asistiera.
“La muerte de más de 10 personas, algunas de ellas quizá por uso indebido de la fuerza por parte de agentes del Estado, era un hecho como para que el presidente hubiera priorizado su presencia en el acto”, opina Héctor Riveros, analista.
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Jorge Iván Cuervo, profesor e investigador de la Universidad de Externado, afirma que “un espacio de reconciliación que era importante para la ciudad, pues terminó desdibujado de parte y parte porque le quisieron dar un contenido político más allá del humanitario y de lo simbólico”.