La salida de la directora de la Agencia Nacional Jurídica del Estado, Martha Lucía Zamora, por cuenta de su agarrón con el canciller por el lío del contrato de los pasaportes, dejó en evidencia un secreto a voces que se viene ventilando entre quienes contratan con el Estado. Cada vez se escucha con más fuerza la que muchos en ese medio ya llaman “la doctrina Petro”.
Código Caracol conoció que esta consiste en imponer que muchos oferentes sean habilitados para aspirar a ganarse un contrato, así no cuenten con la idoneidad o lo exigido en el pliego de condiciones.
La famosa doctrina, según contratistas, ha llevado a que, bajo el argumento de la pluralidad y la diversidad, funcionarios de diferentes entidades habiliten y contraten muchos proponentes sin importar de qué calidad sean.
Ellos aseguran que los mensajes del presidente con el pleito de los pasaportes es que más vale contar con muchos oferentes antes que con los mejores. Algunos expertos tildaron de “preocupante” oficializar esa doctrina, pues implica una enorme reforma a la ley 80 por la puerta de atrás.
En efecto, si algo garantizaba el estatuto de contratación estatal era que las personas elegidas para prestar los servicios públicos contratados fueran los más idóneos y los que, en igualdad de condiciones, presentaran la mejor cotización.
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Según estudiosos, el enorme riesgo es que esos servicios no queden en las mejores manos por imponer, alegremente, la pluralidad de oferentes.
Desde la Presidencia aseguran que no existe la denominada doctrina Petro de contratación y lo que sí existe es una filosofía para sacar adelante contratos sin privilegios del pasado y que así no se queden con jugosas sumas los mismos de siempre.
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Además, que haya más ofertas en juego limpio y en franca lid en la maraña de contratos públicos.