Amelia Pérez, una de las ternadas para fiscal general de la Nación, sorprendió este martes 12 de marzo al presentar su renuncia
como candidata para el cargo. La polémica por los trinos que su esposo, Gregorio Oviedo, escribió en el pasado, habrían forzado la decisión.
En su carta de renuncia de dos páginas, la abogada Amelia Pérez dijo que su decisión “obedece al surgimiento e interferencia de factores extraños a una tranquila y pacífica elección, los cuales han sido atravesados por episodios perturbadores, como, por ejemplo, el cuestionamiento a opiniones ajenas a la suscrita difundidas en las llamadas redes sociales, pero que, absurdamente, han sido a mí atribuidas sin fundamento alguno, en una anormal postura de querer aplicar el inexistente 'delito de opinión' con el agravante de que tales opiniones son elaboración exclusiva, y excluyente, de un tercero, pero que sus consecuencias, increíblemente, deben ser asumidas por persona distinta a quien las emitió”.
Amelia Pérez también manifestó que su dignidad ha sido “injustamente ultrajada y vituperada por circunstancias completamente ajenas a quien adquirió la condición de sujeto pasivo de tales despropósitos, ello sin dejar de lado que, al parecer asistimos, la suscrita y todo mi entorno familiar, a una revictimización que parece no tener fin, aparte de la violencia de género”.
La excandidata a fiscal general también expresó su “obligación de dejar a salvo de todo riesgo y peligro a lo más preciado que existencialmente tengo: mis hijos”, así como a su esposo.
Lea aquí la carta de renuncia que Amelia Pérez presentó ante la Corte Suprema:
Señor Presidente:
A través de este escrito, quiero expresar, y presentar, a usted y por su intermedio a los veintidós HH magistradas y magistrados que integran la Corporación que, históricamente, ha encarnado la majestad de la justicia en nuestro país, RENUNCIA CON CARÁCTER IRREVOCABLE, a la terna que en su momento el Señor Presidente de la República, doctor GUSTAVO PETRO URREGO puso en consideración de ese máximo Tribunal de Casación, para que de ella se elija Fiscal General de la Nación, ante la sobrevinencia del vencimiento del periodo constitucional de quien regentaba dicha institución.
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La decisión tomada, HH magistradas y magistrados, obedece al surgimiento e interferencia de factores extraños a una tranquila y pacífica elección, los cuales han sido atravesados por episodios perturbadores, como, por ejemplo, el cuestionamiento a opiniones ajenas a la suscrita difundidas en las llamadas redes sociales, pero que, absurdamente, han sido a mí atribuidas sin fundamento alguno, en una anormal postura de querer aplicar el inexistente "delito de opinión" con el agravante de que tales opiniones son elaboración exclusiva, y excluyente, de un tercero, pero que sus consecuencias, increíblemente, deben ser asumidas por persona distinta a quien las emitió, en un claro desconocimiento del principio universal del derecho penal, según el cual, la responsabilidad es estrictamente individual y/o personal; en segundo lugar, señoras y señores magistradas y magistrados, los inéditos episodios emergidos en este proceso de elección, han tocado las puertas de la quizá principalísima virtud de todo ser humano, bien igualmente personalísimo, como es LA DIGNIDAD, injustamente ultrajada y vituperada por circunstancias completamente ajenas a quien adquirió la condición de sujeto pasivo de tales despropósitos, ello sin dejar de lado que, al parecer asistimos, la suscrita y todo mi entorno familiar, a una revictimización que parece no tener fin, aparte de la violencia de género fundamentada en trinos cuyo autoría es completamente ajena a la suscrita; en tercer orden, señoras y señores magistradas y magistrados, la imperativa necesidad y obligación de dejar a salvo de todo riesgo y peligro, a lo más preciado que existencialmente tengo: mis hijos MANUEL ANTONIO y NICOLAS GREGORIO, mi compañero permanente de vida y mi familia en general.
Debo advertir a ustedes, que en todo este penoso y vergonzoso periplo, hubo expresiones populares espontáneas que expresaron su apoyo a la posibilidad de que uno de los suyos (al menos, así lo interpreto) llegara a dirigir la Fiscalía General de la Nación en un momento histórico de este país. A ellos, gratitud perenne e infinita, y sinceras disculpas por no haber tenido la oportunidad de contribuirles y retribuirles en medio de la crisis que se padece: gratitud también a los 23 magistrados que integran la Corporación y de manera especial a quienes sinceramente me brindaron su apoyo.
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Finalmente, HH magistradas y magistrados, lo único que me guio desde el momento de la deferencia y el honor y honra de los que me hizo objeto el señor Presidente de la República, fue, aparte de tratar mi experiencia y conocimiento en el campo de la investigación criminal, escenario natural de la competencia de la FG, fue el de contribuir a la consecución, o al menos tratar de morigerar sus causas, de esos bienes supremos que nuestra Carta Política, consagra y protege, como son la Justicia Social y una Paz duradera para todo nuestro pueblo.
Respetuosamente,
Amelia Pérez