Alejandro Gaviria, exministro de Salud y actual rector de la Universidad de los Andes, habló con el director de Noticias Caracol , Juan Roberto Vargas, sobre las salidas a la grave crisis que vive Colombia, 23 días después del paro nacional que ha dejado muertes, excesos policiales, vandalismo y denuncias de abusos de la fuerza pública.
El odio se volvió parte del discurso nacional...
"Yo creo que ese odio en el fondo es una falla de nuestra democracia, en la capacidad colectiva de conversar, eso que tú señalas a quién piensa distinto yo lo considero de manera inmediata éticamente inferior y eso ha cerrado los espacios de discusión, no solo con los políticos en el Congreso, sino en casi todos los ámbitos de la sociedad.
Diría que en este momento, por parte de todo el mundo y en particular por parte de los políticos, que tienen una responsabilidad superior, un llamado superior al respeto a los Derechos Humanos irrestricto incluso por parte del Estado, un llamado la no violencia y un llamado también a esa otra forma de violencia que comienza a ser preocupante que son el fin de los bloqueos, a terminar los bloqueos, sería muy importante que ojalá al menos nos pusiéramos de acuerdo en eso yo creo que es fundamental".
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¿Cómo buscar ese acuerdo mínimo a la no violencia, al respeto a los derechos humanos?
"Creo que alguien tiene que ceder, alguien tiene que decir, yo voy a dar el primer paso.
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Devolvámonos a los inicios de esto, el 28 de abril y el primero de mayo cuando tuvimos demostraciones en general pacíficas y ocurrió en la ciudad de Ibagué el asesinato de Santiago Murillo por la Policía. Yo pienso que en ese momento el Estado, tal vez el presidente de la República, debió haber dicho ya no más. Aquí voy a mandar un mensaje de que se tienen que respetar los derechos humanos, de que yo tengo que tener en el fondo un discurso empático y compasivo; alguien tiene que dar ese paso y yo creo que tiene que ser la figura política (…), tenemos que recuperar la razón en la política, cierta sensatez".
Las redes sociales, una herramienta fundamental, se han convertido en un ring del amasijo de odio
"Todo el mundo siente que tiene que responder de manera inmediata cualquier acontecimiento sin tener el contexto, sin tener la información, y esa crispación se va traduciendo en el mediano plazo en algo que es incluso más preocupante y es la desconfianza absoluta en todas las instituciones, porque todos esos retazos de información sin contexto van alimentado una especie de sentimiento colectivo de frustración y desconfianza".
¿Cómo debería ser una respuesta inmediata a esa devastación social?
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"Colombia tiene que tener dos agendas, una de mediano plazo que es la reforma, un nuevo contrato social o como lo queramos, con o sin grandilocuencias, pero la situación actual, la devastación social…
Yo quiero mencionar una sola cifra, el ingreso del 20% más pobre de Colombia, el quintín inferior de la distribución del ingreso disminuyó 50%; significa desespero, frustración.
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Mientras tanto, está toda esta movilización y no estamos haciendo nada para resolver ese problema más ingente; Colombia tiene que estar pensando en una respuesta inmediata a esa devastación social: renta básica, ingreso mínimo garantizado, ingreso solidario y que tengamos una discusión de quién lo va a recibir.
Estamos en un momento en el que (la gente dice) no a la reforma tributaria, no a la reforma a la salud, no a la Copa América, pero llegó el momento del sí.
Sí a un programa social de emergencia más ambicioso que se haya hecho, y llegar a un acuerdo inmediato, todas las fuerzas políticas, los empresarios, como lo hicieron en octubre de 2002 cuando pagaron más impuestos para la seguridad del país".
Pero la gente dice que no hay plata
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"Pero debe aparecer, es la crisis económica más grave del país en 100 años".
Esa crispación que muchos usan para tratar de sacarle rédito político se convierte como en un boomerang
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"Hay una especie de clarividencia irónica: las críticas que hizo en un momento el presidente Duque se convierten en las críticas a Duque. Lo mismo le va a poder pasar a Gustavo Petro. Lo que hoy está trinando se puede volver en su contra, si llega a ser presidente.
En el fondo hay como una retroalimentación perversa. Es como si el mal gobierno y la mala oposición fueran las dos caras de la misma moneda".
Usted habla de hacer una agenda de reformas urgentes, un ‘Plan Marshall’ y un plan que no podemos eludir
"Colombia tiene que hacer una reforma tributaria, más justa, donde paguen los que más tienen, que tenga elementos modernos, impuestos verdes, saludables; Colombia necesita una reforma pensional, en el fondo estamos generando una devastación social de los mayores que no van a tener ningún tipo de ingreso al terminar sus vidas laborales.
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Lo voy a decir de esta otra manera: la emotividad de la calle, esta indignación colectiva, la democracia popular, en algún momento tiene que dar paso a un diseño más mosaico de reformas eficaces que respondan a las necesidades de la gente y que definan eso que queremos llamar un nuevo contrato social".
¿Puede pasar en Colombia lo mismo que sucedió en Chile?
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"No sé si para llegar a una Constitución, pero sí a una redefinición de un contrato social: a quién y cómo vamos a cobrar los impuestos, y cuáles van a ser los principales elementos del gasto público, redefinir las reglas de juego del Estado.
Nos estamos reuniendo varias universidades, queremos replicar un modelo chileno que se llama ‘Tenemos que hablar’, estamos trabajando en Bogotá para abrir unos espacios simbólicos para recoger las propuestas".
¿Usted se le mide a la candidatura a la Presidencia?
"Mi vida ha sido en la academia, nunca ha estado en la política electoral, siento que hago un mejor papel aquí, siento que la responsabilidad de cada persona es conocer sus límites".
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Hay que buscar una narrativa esperanzadora
"Colombia es un país que, en el mundo, tiene la coincidencia de una biodiversidad y una diversidad cultural que le canta a lo que somos, una geografía endemoniada que nos define, que tenemos un gran potencial en bioeconomía, energías renovables, turismo económico, nuestra diversidad cultural, de la que le mundo se ha enamorado. Este es un país que tiene que tener futuro".
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¿Seguro no quiere la candidatura?
"No sé, no sé… me siento acá tranquilo (como rector), este es mi ámbito. Pero quiero aportar, ser protagonista".