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Informalidad en Montería: la mitad de los habitantes de la ciudad trabajan en las calles

Montería es una de las ciudades con la tasa de informalidad más alta de Colombia. La mitad de sus ciudadanos trabaja por su cuenta y se rebusca el sustento para sus hogares en las calles y hasta en el río. Este es el panorama.

El Bus Colombia de Noticias Caracol llegó hasta Montería, una de las ciudades con la tasa de informalidad más alta del país. Según las cifras, la mitad de los trabajadores de la capital del departamento de Córdoba cuentan con un empleo informal en las calles, con las condiciones que eso implica.

‘Richi Rey’ es uno de los vendedores informales más antiguos de Montería; gracias a su trabajo ha logrado llevar el sustento a su hogar y sacar a toda su familia adelante. “Tengo 51 años de estar vendiendo aquí, en la calle 30 con carrera segunda y tercera. Gracias a Dios he sacado adelante a mis hijos”, expresa orgulloso.

Como él, la mitad de los trabajadores monterianos se rebuscan el sustento en las calles de la ciudad, expuestos a las inclemencias del clima como las altas temperaturas y las fuertes lluvias que se disparan sin previo aviso: “Llueve mucho y llega de manera inesperada”, señaló una vendedora de la capital cordobesa.

Para combatir estas condiciones, los trabajadores informales inventan nuevas formas de hacer más llevadero el tiempo que pasan en la calle, utilizando herramientas a su alcance como ventiladores y sombrillas. “Tuve que acudir a los ventiladores, no a uno solo, me he gastado como 15 o 16 ventiladores en el tiempo que he estado aquí”, comentó 'Richi Rey'.

Por otro lado, hay quienes se aventuran en las calles no solo por necesidad, sino también por pasar el tiempo y entretenerse, como el caso de José Guerrero, un comerciante de bananos que puede llegar a vender 150 piezas al día, lo que no le deja muchas ganancias para vivir, pero que lo saca de la rutina.

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De acuerdo con Luis Martínez, director de Fenalco Córdoba, la informalidad le ofrece una posibilidad de ingresos a los ciudadanos, pero también trae sus consecuencias: “Desde el punto de vista positivo, es la única oportunidad que tienen los jóvenes de sobrevivir. Y por el lado negativo, la informalidad crea una desviación de recursos que pueden ser invertidos en ayudas sociales por parte de los gobiernos municipales y departamentales”.

Es tan alta la tasa de informalidad en Montería que sus habitantes han recurrido a varios sistemas de trabajo, como el de transportar a los habitantes del municipio de un lado al otro, a través del Río Sinu, por el módico valor de mil pesos por persona y trayecto.

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