El Bus Colombia de Noticias Caracol sigue sumando kilómetros para escuchar las problemáticas que viven los habitantes en las diferentes regiones de Colombia. Esta vez llegó hasta el municipio de Soacha, en Cundinamarca, donde la falta de oportunidades y la pobreza en la que vive cerca de la mitad de sus pobladores son evidentes.
Miryam Díaz, una habitante de Soacha, expresó que en su territorio hay muchas madres de familia y, como ella, la mayoría subsiste haciendo labores de reciclaje, que le permiten llevar algo de sustento a sus hogares, aunque no siempre es suficiente.
Un reciente estudio reveló que el 47% de los habitantes de Soacha están en situación de pobreza. Miryam Díaz llegó a la comuna 6 de este municipio hace 30 años, tiene dos hijos y se dedica al reciclaje. Para ella y su familia, comer se convirtió en una lotería.
“Aquí vivimos más de 6.000 familias y no tenemos para dos o tres comidas diarias”, señaló la mujer. "Lo digo por mí, no tengo para el desayuno, pero ya sé que a las 11:00 ya tengo mi almuerzo acá y ese es mi desayuno y almuerzo”, agregó.
En el Alto de la Florida hay aproximadamente 20.000 habitantes, muchos de ellos no tienen los ingresos suficientes para comer durante tres veces al día y algunos pasan un día sin probar un bocado. Otros tienen la fortuna de encontrar espacios de alimentación comunitarios para probar al menos una comida al día.
“En 13 años, nos tocó parar a mitad de año porque no hubo recursos para cocinarles a los niños”, lamentó Gloria Garbanzo, una trabajadora del restaurante comunitario que reflejó la difícil situación que viven en el territorio.
Según la Alcaldía de Soacha, este municipio tiene más de un millón de habitantes y el 47,5% está en situación de pobreza. En Altos de la Florida se encuentran muchos de ellos, que sufren la falta de oportunidades y la desigualdad.
Aquí se pueden encontrar casas con paredes de ladrillo o bloque, pero también de latas, madera y elementos reciclados que resguardan a las familias del frío y la lluvia. Aunque todos se rebuscan el sustento, lo que ganan no les alcanza para mucho, pues algunos de ellos, que trabajan en Bogotá, deben gastar sus sueldos en transporte.
Al ver las cámaras Lizeth Ordoñez, una niña de 13 años, se acercó para hablar por su familia y por los niños que, como ella, deben caminar largos trayectos para llegar al colegio, además de tener que lidiar con la delincuencia que los azota.
“Como no hay alumbrado público, ellos (los delincuentes) se aprovechan de robar nuestras vacas, nuestras gallinas, nuestros animales y las pocas cosas que tenemos”, denunció.
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