La alcaldesa Claudia López le envió un duro mensaje al presidente Gustavo Petro: le dice que no insista en parar el proyecto del metro de Bogotá, que este se llevará a cabo y que serán los ciudadanos de la capital los que decidan en las urnas si quieren que este continúe o no.
"El presidente de China respeta a Colombia, respeta a Bogotá, respeta los contratos y no aceptó hablar con un jefe de Estado de un contrato de un municipio en América Latina, para eso no son las visitas de Estado", aseveró la mandataria local.
El presidente, desde China, dijo que esta discusión ya no es sobre contratos o de cómo debería hacerse el metro de Bogotá, sino que se convirtió en una discusión política.
"Técnicamente se pueden desarrollar en la primera línea dos fases: una elevada y otra subterránea, técnicamente es posible, jurídicamente también, la pregunta es políticamente, puntos suspensivos", acotó el jefe de Estado.
Para los expertos, en este momento, tanto el Gobierno nacional como el distrital deberían priorizar la ejecución de lo que ya se había contratado para la construcción del metro de Bogotá.
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“Corremos dos riesgos, el primero es que las empresas constructoras de grandes proyectos no vengan a Bogotá, y lo segundo es que la segunda línea esté primero que la primera”, señaló Fernando Rojas, experto en movilidad.
Sin embargo, el presidente Gustavo Petro insistió en que la nación puede financiar el 100% de la obra del metro en la capital del país.
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Enfatizó lo siguiente: “Ya veremos qué dice el pueblo bogotano, pero nosotros podemos. Pues para Bogotá sería increíble porque entonces los recursos que dejaría de utilizar los puede usar en escuelas, sedes universitarias, en desarrollo de otro tipo de vías, etcétera. Entonces es la nación que quiere acoger la financiación 100%".
Y agregó: "Técnicamente es viable lo que se ha examinado con la empresa china, jurídicamente también es viable, podemos utilizar todos los estudios, incluidos los que hizo mi alcaldía, con lo cual recuperamos el dinero que se invirtió en eso, y saldría, es lo más importante, una primera línea profundamente poderosa para las necesidades de una ciudad del tamaño de Bogotá, que no se puede contentar con cualquier tipo de obras como lo hecho hasta ahora, por eso los problemas de movilidad y que bien se merece un metro subterráneo”.