En los 2 meses y 16 días como presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden sostuvo conversaciones en América Latina con los presidentes de México, Chile, Argentina y Costa Rica. Colombia, que se considera aliado de ese país, no estuvo en la lista.
Para algunos, como el internacionalista Sebastián Bitar, es el resultado del abierto respaldo del Centro Democrático a la candidatura republicana, expresada, entre otras formas, a través de apoyos a candidatos del expresidente de Estados Unidos.
“Lo primero es recuperar la confianza después de estas elecciones, donde quedó ese sabor de desconfianza entre los demócratas y la presidencia de Duque. Va a ser muy importante alistarse rápidamente para tener conversaciones con el gobierno de los Estados Unidos y recomponer ese apoyo bipartidista”, dice Bitar.
En Estados Unidos también ven esa relación de Uribe con la campaña Trump como el gran escollo en el trato con el nuevo gobierno, tal como lo señala Adam Isacson, del Centro de Estudios Políticos y Derechos Humanos, WOLA.
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“Realmente va a tener que restablecer una relación y hacer claridad sobre lo que pasó en el estado de la Florida. El hecho de que Álvaro Uribe hiciera campaña en Florida por candidatos de Trump duele, eso duele”, dice Isacson.
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Para Colombia, las relaciones con Estados Unidos son fundamentales para sus exportaciones. En 2019, antes de la pandemia, Colombia vendió a Estados Unidos 11.290 millones de dólares. Pero también para mantener la lucha contra el narcotráfico y la erradicación de cultivos ilícitos, así como la implementación del acuerdo de paz, procesos para los cuales ese país hace aportes y seguimientos.
“Seguramente con Biden vamos a tener una postura amistosa a favor de una relación muy sólida y apoyo al acuerdo de paz, pero también una insistencia mucho más grande de los derechos de las víctimas y en el cumplimiento de los acuerdos iniciales de paz”, indica el analista Sebastián Bitar.
Otro tema sensible entre los dos países es Venezuela, en el que Colombia tiene una posición dura que fue respaldada por Donald Trump, pero que seguramente no es la misma de los demócratas.
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“Es cierto que Biden va a estar mucho más abierto a la posibilidad de una salida negociada a la crisis venezolana, una negociación que tal vez involucra a Nicolás Maduro, pero sí van a mantener la sanciones”, señala Bitar.
Relaciones donde ahora también juega Cuba, porque la permanencia en la isla de los jefes del ELN, solicitados en extradición por Colombia, se convirtió en uno de los argumentos de Donald Trump para devolver a la isla al listado de patrocinadores del terrorismo, del que la había sacado el anterior presidente demócrata, Barack Obama.
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Las fisuras de la relación con Biden son el reto diplomático del gobierno Duque. Un desafío que será necesario resolver rápidamente para mantener la fluidez con una potencia tradicionalmente aliada de Colombia.