“Debemos ser garantía de trabajo para dejar atrás esa perversa imagen de ser un Congreso desconectado e ineficaz": Esta frase hizo parte del discurso de posesión del hoy presidente del Senado, Roy Barreras.
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Y es que redoblar el trabajo legislativo ha sido una de las banderas de Roy. Sin embargo, esta semana el ausentismo, uno de los fantasmas que por años ha rondado en el Congreso, regresó.
Para la muestra, el 13 de septiembre durante un debate de control político a la ministra de Minas, Irene Vélez, al final de la jornada solo estaban presentes 15 senadores.
Y es que aunque este ha sido denominado el Congreso del cambio, el problema, según la organización Congreso Visible, que le hace veeduría al trabajo de la rama legislativa, es de tipo estructural.
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“Cambian las personas, pero la institución mantiene sus formas y sus maneras”, dice Beatriz Gil, investigadora.
En cuestiones de trabajo, las cifras por ahora no hablan muy bien de los congresistas, pues en los 58 días de trabajo la plenaria del Senado ha sido citada solamente nueve veces. Ante esto, el presidente Roy Barreras responde que el trámite de reformas apenas está por iniciar.
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“Ha terminado la primera etapa del Congreso en este mes y medio, que es la elección de las mesas directivas, de los órganos de control, como ordena la Constitución; y con la radicación de los proyectos de ley comienza la segunda etapa”, explicó.
Una de esas reformas contempla que con 6 faltas de algún congresista a una sesión de votación de proyectos, se decretaría la muerte política, la reducción a 23 salarios mínimos en el salario de los congresistas y el recorte de vacaciones 4 a dos meses en el año.