Inés Nieves Sancho, de 77 años, fue encontrada decapitada el lunes en los locales donde educaba a los jóvenes de la aldea de Nola. El papa Francisco recordó a la misionera que fue "asesinada bárbaramente", durante los saludos a los fieles en francés, en la audiencia general celebrada en la Plaza de San Pedro. "Una mujer más que da la vida por Jesús y en el servicio a los pobres", añadió el pontífice. El diario del Vaticano, L'Osservatore Romano, en su edición vespertina del martes, informó que la monja, de nacionalidad española y francesa, fue encontrada muerta. La religiosa de la congregación francesa de las Hijas de Jesús de Massac llevaba viviendo los últimos 23 años en una comunidad situada en el suroeste de la República Centroafricana y a pesar de la situación en el país no quiso dejarlo, explicó al diario vaticano Elvira Tutolo, de las monjas de la Caridad. Según L'Osservatore Romano, en la noche del domingo al lunes unos desconocidos se llevaron a la religiosa de su habitación y la condujeron a los locales donde daba lecciones de costura y la decapitaron. Se desconocen los motivos del asesinato y nadie ha reivindicado la acción, pero se puede pensar en la hipótesis del comercio de órganos, apuntó el diario. El funeral de la religiosa fue celebrado este martes, añadió el periódico vaticano.
El pontífice hizo un llamado para que logren un acuerdo, cesen hostilidades y rechacen la violencia, luego de tensiones en el país. "Invito a rezar por la población de República Centroafricana, un país que tuve la alegría de visitar (en noviembre de 2015) y que llevo en mi corazón", declaró el Papa en el Ángelus desde la Plaza San Pedro. "La violencia dejó varios muertos y heridos, entre ellos un cura", muerto en el ataque a una iglesia en Bangui el 1 de mayo, recordó el jerarca de la Iglesia católica. Francisco rezó luego para que "todos digan no a la violencia y a la venganza, para construir juntos la paz". El pasado 1 de mayo, cerca de 24 personas murieron y más de 170 resultaron heridas en ese país, lo que despertó el temor a nuevos enfrentamientos intercomunitarios como los de 2013-2014. En esos años, los enfrentamientos estallaron luego de que la rebelión de mayoría musulmana Seleka, que derrocó al régimen del presidente François Bozizé, ingresara en Bangui. Las milicias ‘antibalakas’, compuestas esencialmente por cristianos y animistas, se formaron luego para combatir a la Seleka, que instauró en la capital una política de terror. La intervención internacional, de la ONU y de Francia, en Bangui y en el interior del país logró reducir considerablemente el nivel de violencia, pero esta regresó lentamente desde que París retiró a sus soldados en octubre de 2016.
Bemba "era el comandante militar (de la milicia) y tenía el control efectivo de sus tropas en Centroáfrica durante toda la duración de la operación (...) Es culpable de crímenes de guerra", dijo la jueza Sylvia Steiner.La sentencia será pronunciada en fecha ulterior por la CPI. Es pasible de una pena de hasta 30 años de prisión, o de cadena perpetua, si los jueces consideran que así lo justifica la "extrema gravedad del crimen".Acusado de tres crímenes de guerra y de dos crímenes contra la humanidad, Jean-Pierre Bemba se declaró no culpable al iniciarse su proceso en noviembre de 2010, dos años después de su detención en Bruselas.Es el primer juicio en la CPI en el que un jefe militar se considera responsable de las atrocidades cometidas por sus tropas, aunque no las hubiera ordenado.Bemba, de 53 años, un exjefe rebelde del norte de la República Democrática de Congo (RDC) y candidato derrotado en la elección presidencial de 2006, no ha sido juzgado como autor o coautor de los hechos sino en tanto que jefe militar y siguiendo el principio de la responsabilidad del comandante en las acciones de sus hombres.Unos 1.500 hombres armados de la milicia de Bemba atravesaron en octubre de 2002 el río Ubangui -la frontera natural entre la RDC y la República Centroafricana- para ayudar al presidente centroafricano Ange-Félix Patassé, víctima de una intentona golpista llevada a cabo por el general François Bozizé.Matanzas, saqueos y violacionesFue allí donde, según la acusación, entre octubre de 2002 y marzo de 2003, violaron "todo lo que encontraban en su camino", mataron y saquearon a la población.La jueza Steiner relató la terrible serie de violaciones contra hombres, mujeres y niños cometidas por las milicias de Bemba. Muchas de las víctimas fueron agredidas sexualmente múltiples veces, obligando a sus familiares a asistir a tales escenas bajo la amenaza de armas de fuego.Durante el juicio un testigo explicó cómo los soldados de Jean-Pierre Bemba habían violado a una niña de 8 o 9 años delante de su madre.Esta sentencia "es un vibrante llamado a los superiores --militares y civiles-- que tienen la responsabilidad de evitar o de detener los ataques perpetrados por sus soldados contra civiles", afirmó Géraldine Mattioli-Zeltner, de la organización Human Rights Watch."Este primer veredicto culpable en la CPI por violencias sexuales refleja la utilización de la violación como arma de guerra" añadió.'Control efectivo'Según la acusación, Jean-Pierre Bemba tenía un "control efectivo" sobre sus tropas y tendría que haber detenido los crímenes, lo que niega su defensa.Según la defensa, Bemba no podía mantener "el control operacional efectivo" de sus combatientes, puesto que no formaban parte del ejército regular y se encontraban además en otro país.No hay "ninguna prueba de una orden procedente de Bemba a sus tropas en la República Centroafricana", declaró una de sus abogadas, Kate Gibson, durante sus alegaciones. "Las tesis de la acusación sólo son hipótesis", agregó. Al cruzar la frontera, el contingente de los soldados de Bemba "estuvo bajo las órdenes de las fuerzas de la República Centroafricana", precisó la abogada.Se trata del cuarto juicio de la CPI, fundada en 2002 para juzgar los peores crímenes perpetrados en el mundo, y el primero contra un ex vicepresidente.
"Su cuerpo ha sido encontrado durante un patrullaje de la fuerza Sangaris, en un control efectuado a un vehículo conducido por integrantes (de las milicias cristianas) Anti-Balaka, en la región de Bouar", señaló la Presidencia francesa en un comunicado, sin dar más detalles. El presidente François Hollande solicitó este martes el envío "inmediato" al lugar de los hechos de un equipo francés y de policías de la fuerza africana desplegada en ese país. Hollande aseguró que se van a dedicar "todos los medios" para esclarecer lo sucedido "y encontrar a los asesinos" de la reportera freelance. Lepage, de 26 años, se dedicó a la fotografía después de haber estudiado periodismo y, según explicaba en su página web, en julio de 2012 se mudó a Sudán del Sur, "para explorar su pasión y el último nuevo país del mundo". "Su principal interés es la población marginada y la mayor parte del tiempo abandonada por su gobierno", recoge alguno de sus últimos trabajos.