Un león desató el pánico este miércoles tras alejarse de su hábitat en el parque nacional de Nairobi y dirigirse a un barrio muy concurrido en el sur de la capital de Kenia.Unos habitantes vieron al león macho en una zanja detrás de un muro de hormigón y de paneles metálicos en Ongata Rongai, zona residencial cercana al parque.Lo invitamos a leer: Fiscalía imputó cargos por maltrato animal a un policía que le disparó a una perritaEl Servicio de Vida Silvestre de Kenia (KWS) envió guardabosques y personal veterinario al lugar, donde se congregó una muchedumbre para ver al felino.El león fue "inmovilizado y trasladado" a las instalaciones veterinarias donde será sometido a observación y se le colocará un collar antes de ser soltado en el parque, informó KWS en un comunicado."El pánico que causó este león fue masivo porque incluso los niños fueron tarde al colegio y la gente a trabajar", dijo Roselyn Wangare, una estudiante universitaria.Jackson Mwangi, un habitante de Ongata Rongai, afirma que KWS debe reforzar la seguridad en el parque."Después de todo es nuestra seguridad", dijo.El parque se halla a solo siete km del corazón de Nairobi y no es la primera vez que un animal huye de las llanuras y se aventura en la ciudad de más de cuatro millones de habitantes.En 2019 un león mató a un hombre en el exterior del parque y tres años antes hubo que matar a otro que había atacado y herido a un habitante.También en 2016 dos leones se pasaron un día deambulando por un barrio pobre antes de regresar al parque, y días después otros felinos fueron vistos en la ciudad.En otros temas: Ola de críticas a rapero que se burló de homosexuales y personas con VIH durante un conciertoEl parque está rodeado de vallas eléctricas solo en algunas zonas, lo que explica la salida de los animales.Los felinos del parque, donde viven animales en peligro de extinción, como los leones, los leopardos, los rinocerontes y los búfalos, están bajo una fuerte presión debido al desarrollo de la ciudad.Los ecologistas alegan que los leones ya vivían en la zona antes que las personas y no se escapan del parque, sino que la gente se ha mudado a su hábitat.
Portavoz de Ethiopian Airlines señaló que en el Boeing 737, que se dirigía a Nairobi, viajaban pasajeros de 33 nacionalidades diferentes. "Ethiopian Airlines lamenta confirmar que su vuelo ET302/10 de marzo que cubría la ruta Adís Abeba-Nairobi tuvo un accidente", indicó la compañía en un boletín informativo publicado en Twitter. En un segundo boletín publicado unas horas más tarde la compañía confirmó que "no hay sobrevivientes" y publica una foto del presidente de la compañía, Tewolde GebreMariam, en el lugar del accidente. Las víctimas del accidente eran de 32 nacionalidades diferentes, precisó la compañía. Entre los 149 pasajeros y ocho tripulantes había dos españoles, 32 kenianos, 18 canadienses, nueve etíopes, ocho italianos, ocho chinos, ocho estadounidenses, siete franceses, siete británicos, seis egipcios, cinco holandeses y cuatro indios. En el lugar del accidente, la AFP constató el despliegue de militares y policías, así como la presencia de un equipo de investigación de la Agencia etíope de aviación civil. Policías de civil prohibieron la a AFP sacar fotos en el lugar. El Boeing 737 había despegado a las 8:38 a.m. del aeropuerto internacional Bole de Adís Abeba. El piloto reportó "dificultades" poco después del decolaje y pidió regresar al aeropuerto, indicó a la prensa Tewolde GebreMariam. "El piloto mencionó que tenía dificultades y que quería regresar", los controladores "lo autorizaron" a dar media vuelta y regresar a Adís Abeba, declaró en conferencia de prensa en Adis Abeba. El aparato debía aterrizar en Nairobi hacia las 10:30 a.m. Las condiciones meteorológicas eran buenas el domingo por la mañana en la capital etíope. El aparato se estrelló en la región de Bishoftu, a unos 60 km al sur de Adís Abeba. El primer ministro etíope, Abiy Ahmed, expresó en Twitter sus "profundas condolencias a las familias de los que perdieron sus allegados en el vuelo regular" de Ethiopian Airlines. "Estamos afligidos por las noticias que indican que un avión de línea de Ethiopian Airlines se estrelló seis minutos después de despegar en dirección a Nairobi. Mis oraciones son para todas las familias y a los allegados de los que estaban a bordo", dijo por su parte en Twitter el presidente keniano, Uhuru Kenyatta. El constructor estadounidense Boeing indicó el domingo estar "profundamente triste" por la muerte de las 157 personas. El avión La compañía estableció una célula de crisis para informar a los pasajeros y habilitó líneas telefónicas para los familiares y allegados de los pasajeros del aparato. En su cuenta Twitter, los colores característicos de la compañía fueron reemplazados por negro y blanco. En el aeropuerto internacional de Nairobi los allegados de los pasajeros dieron cuenta por la mañana a AFP de sus pocas esperanzas de volver a ver a sus parientes. "Espero que todo vaya bien", dijo Peter Kimani, que fue al aeropuerto a buscar a su hermana Florence Wangari, una enfermera "que viaja mucho". "Sólo podemos rezar para que no haya subido al avión". Jalid Ali Abdulrahman fue al aeropuerto a buscar a su hijo. Se enteró allí que el avión se estrelló. "Estaba en estado de shock pero poco después mi hijo me llamó para decirme que seguía en Adís Abeba, que no había subido al aparato", dijo. La compañía Ethiopian Airlines, controlada en su totalidad por el Estado etíope, tuvo una fuerte expansión los últimos años. Su flota, la más importante del continente africano, tiene más de 100 aparatos. En 2018 un estudio de la consultora ForwardKeys indicaba que Adís Abeba había superado a Dubái como primer aeropuerto de tránsito para los pasajeros que llegan al África subsahariana. El Boeing 737-800 MAX que se estrelló era un aparato reciente, entregado en 2018 a la compañía. El último accidente grave de un avión de línea de Ethiopian Airlines fue el de un Boeing 737-800 que estalló poco después de su despegue de Líbano en 2010. Los 83 pasajeros y siete miembros de la tripulación murieron.
Tras casi 20 horas de asedio, autoridades en Kenia lograron poner fin al atentado del grupo islamista somalí Al Shabab. "Puedo confirmarles que la operación de seguridad en (el complejo) Dusit terminó hace aproximadamente una hora y que todos los terroristas fueron liquidados", declaró el presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, en rueda de prensa. Se desconoce el número total de yihadistas. Las imágenes de videovigilancia difundidas por la prensa local muestran a cuatro hombres equipados con armas automáticas y granadas entrando en el complejo. Al menos un yihadista se hizo saltar por los aires al comienzo del ataque. Una fuente policial afirmó que dos atacantes resultaron muertos el miércoles por la mañana en un tiroteo. "Ambos llevaban fulares rojos en la frente y cartuchos atados al pecho (...) cada uno tenía un AK-47". El presidente Uhuru Kenyatta precisó que "en este momento tenemos la confirmación de que se perdieron 14 vidas inocentes (...), otros resultaron heridos". Después elogió el trabajo de las fuerzas de seguridad kenianas. "Más de 700 civiles fueron evacuados del complejo desde el comienzo del ataque hasta primeras horas de la mañana", dijo. Este ataque recuerda a los residentes de Nairobi el de 2013 contra el centro comercial Westgate, que causó 67 muertos tras cuatro días de asedio. La intervención de las fuerzas de seguridad fue entonces muy criticada. Una fuente de la morgue contabilizó 15 cadáveres: 11 kenianos, un estadounidense, un británico y otras dos personas de las que se ignora la nacionalidad. Fuentes policiales informaron de al menos 15 muertos. Allegados de las víctimas se congregaron el miércoles cerca de la morgue, pero no fueron autorizados a ver los cadáveres. "Mi hermana no está en ningún hospital y la última vez que hablamos, empezó de repente a llorar y gritar, y pude oír disparos", declaró llorando una mujer llamada Njoki. "No tenemos ninguna duda, su cuerpo está aquí". "Ataque coordinado" El ataque fue reivindicado por los islamistas radicales somalíes Al Shabab. El dispositivo utilizado se parece al de otros atentados perpetrados por estos yihadistas en Mogadiscio: una bomba explota (mediante un kamikaze o un coche bomba) y luego un comando penetra en el edificio para matar el máximo de personas. Este "ataque coordinado" contra el complejo DusitD2, según los términos del jefe de la policía keniana, Joseph Boinnet, comenzó con una fuerte explosión, que se oyó a más de cinco kilómetros a la redonda, y luego hubo muchos disparos. La brigada antiterrorista llegó rápidamente al lugar con un vehículo blindado. Un fotógrafo de la AFP vio los cadáveres de cinco personas en la terraza de un restaurante del complejo. No muy lejos, también vio el cuerpo de un kamikaze que se había hecho estallar. En un comunicado en Nueva York, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, "condenó firmemente" el ataque, calificado de "cobarde" por el presidente de la Comisión de la Unión Africana, Mussa Faki. Kenia ya fue blanco de importantes ataques yihadistas. El 7 de agosto de 1998, un atentado reivindicado por Al Qaida contra la embajada estadounidense en Nairobi dejó 213 muertos y 5.000 heridos. Desde que las Fuerzas Armadas kenianas se desplegaron en octubre de 2011 en Somalia para combatir a los islamistas Al Shabab, Kenia se visto golpeada por varios atentados. Tras el ataque contra el centro comercial Westgate de Nairobi el 21 de septiembre de 2013, un comando mató a 148 personas en la universidad de Garissa (este), en su mayoría estudiantes, el 2 de abril de 2015. Los Al Shabab, expulsados de Mogadiscio en 2011, perdieron la mayoría de sus bastiones. Pero siguen controlando importantes sectores rurales desde donde lanzan operaciones de guerrilla y atentados suicida. En contexto: Explosiones y lluvia de tiros aterrorizaron a Kenia cuando terroristas atacaron complejo hotelero
Estaban dentro de bolsas de plástico y fueron descubiertos por el gobernador de la capital de Kenia, Nairobi. Los cadáveres aparecieron en bolsas de plástico dentro de cajas de cartón selladas con cinta adhesiva en un almacén del hospital materno-infantil Pumwani, según un vídeo emitido hoy en directo en la cuenta personal en redes sociales del gobernador. "Realizando una visita sorpresa al hospital Pumwani, donde, según denunciaron algunos ciudadanos, la dirección ha apagado máquinas del ala de maternidad, lo que ha provocado la pérdida de vidas", explicó en Facebook Sonko, que "actuará firmemente" contra los responsables. En el video, se puede ver al gobernador junto a otros miembros de su equipo abriendo las cajas y las bolsas, mientras personal del hospital alega que "lo pueden explicar", aunque no dan las razonas del fallecimiento de los pequeños. Tras la redada, el gobernador mandó a la Policía investigar el asunto ocurrido en un centro hospitalario que depende de su administración local. Además, Sonko ha ordenado el despido de la junta directiva del hospital, así como a varias personas que se encontraban supuestamente de guardia cuando aconteció este incidente. Este hospital de Nairobi también ha aparecido en los medios en otros casos de supuestos robos de bebés o por denuncias de maltrato y negligencia a madres, según informaron medios locales.
La pequeña de un año y medio estaba deshidratada pero sin heridas visibles. El hecho ha dejado 23 muertos.
Ante una marea de paraguas que aguantaba el chaparrón que caía sobre Nairobi, el papa Francisco bendijo a los kenianos durante una multitudinaria misa en su versión más africana, con cánticos y bailes tradicionales, chapurreos en suajili y vistiendo una casulla con coloridos motivos tribales.Pocas veces se ha visto en la capital keniana una marea humana como la que ha logrado movilizar el papa: decenas de miles de africanos, entre los que había algún masai, abarrotaron el recinto de la Universidad de Nairobi para ver de cerca al pontífice argentino, entre un gran despliegue militar y policial."Dios bendiga a Kenia", expresó Francisco durante la homilía pronunciada en italiano -con traductor al inglés al lado- y ambientada con cánticos y bailes tradicionales que hacían gala, ante el mundo entero, de la cultura africana.El mal tiempo no menguó la expectación de los kenianos, que llegaron a la capital desde todos los rincones del país tras pasar largas horas montados en autobuses. Todo para poder participar en el acontecimiento más esperado de la visita papal.Francisco llegó al recinto poco antes de las diez de la mañana, en un papamóvil abierto, saludando a los que se agolpaban para verlo de cerca, y desafiando igualmente a la lluvia y a las numerosas advertencias de seguridad.En esta ocasión, nadie temió al terrorismo en Kenia -bajo la constante amenaza del grupo yihadista Al Shabab-, y durante horas los ciudadanos esperaron pacientes en las calles bajo el frío y la intensa lluvia."Llevamos haciendo cola desde medianoche. Ha estado lloviendo todo el tiempo y había muchísima gente. Pero no pasa nada: ¡por fin voy a ver al papa!", dijo a Efe Violette, feliz y ataviada con un kikoi -típica y colorida prenda keniana- personalizado con la cara del papa.No obstante, tras la apertura de las puertas, hubo momentos de tensión debido a la gran cantidad de gente que se agolpaba para entrar en el recinto, convertido en un barrizal casi intransitable."La lluvia lo está dificultando todo mucho. Pero la gente está entrando con calma. No habrá ningún problema", comentó Daniel, un voluntario del Servicio Nacional de Juventud que indicaba a los asistentes dónde debían sentarse.La organización de un acontecimiento de estas características era uno de los tantos retos que afrontaba la capital keniana, poco acostumbrada a este tipo de eventos multitudinarios.Pero, como un milagro divino, pocos minutos antes de que el pontífice llegara, el cielo dio una tregua y los fieles pudieron dejar sus paraguas a un lado para dar la bienvenida en un ambiente totalmente festivo.La gran multitud que asistió a la misa sorprendió a muchos, ya que la mayoría de la población keniana es de confesión protestante y la expectación durante los días previos no había sido muy significativa.No obstante, la hermana Bibiana recordó que Kenia "quiere al papa" y "todos querían escuchar su mensaje de paz". "Por eso ha venido tanta gente", añadió.En esta ocasión, el santo padre pidió a Kenia acabar con "la arrogancia de los hombres, que hieren o degradan a las mujeres" y construir una sociedad sin discriminaciones.Al mismo tiempo, a tan solo unos metros del altar, se produjo una particular lucha simbólica contra la discriminación: un paraguas con la bandera del orgullo gay "se sentaba" junto a otro que lucía la cara del papa con una de sus más famosas declaraciones: "¿Quién soy yo para juzgar?".Pero la visita del papa Francisco, la primera que realiza a África, no solo ha servido para traer un mensaje de reconciliación, sino que también para hacer negocio.En los alrededores de la Universidad de Nairobi, los fieles podían encontrar todo tipo de recuerdos: camisetas, rosarios y paraguas con la cara del papa.Incluso un "photocall" en una de las entradas del recinto invitaba a los fieles a posar al lado de una gran foto de cartón del papa junto a un "Welcome Kenya" (Bienvenido a Kenia). Todo para poder inmortalizar la histórica visita de Francisco al país de los safaris.
El presidente de los Estados Unidos permanecerá tres días en una visita oficial. Muchos aseguran que “ha vuelto a casa”.
Un transformador eléctrico explotó y los estudiantes pensaron que se trataba de un ataque terrorista. Algunos saltaron desde un sexto piso.
Al menos cuatro personas, entre ellas dos agentes de policía, murieron hoy al estallar un coche bomba ante una comisaría policial en Nairobi, informó el Ministerio del Interior de Kenia. La explosión se produjo ante la comisaría del barrio de Pangani, en el noreste de la capital keniana, precisó el Ministerio del Interior en su cuenta oficial de la red social Twitter. El estallido, que ocurrió sobre las 21:00 hora local (18:00 GMT) según testigos citados por los medios locales, acaeció después de que el vehículo fuera interceptado por los agentes, que detuvieron a los dos ocupantes al percibir algo sospechoso en el automóvil, confirmó el inspector general de la Policía, David Kimaiyo. "Ellos (los agentes) vieron el coche y sospecharon de él antes de abordarlo y llevar al conductor a la comisaría", afirmó Kimaiyo, citado por la emisora de radio local Capital FM. Según ese medio, el vehículo explotó a las puertas de la comisaría y acabó con la vida de dos policías y los dos ocupantes. La explosión fue tan fuerte, que se escuchó a varios kilómetros del lugar del suceso. El diario local "The Standard", que citó fuentes policiales, indicó que podría tratarse de un ataque "suicida", pues los "dos aparentes terroristas" que viajaban en el automóvil portaban "explosivos". La Policía halló también una granada en el sitio del explosión que fue detonada, agregó el Ministerio del Interior. El suceso coincidió con una operación antiterrorista que la Policía de Kenia lleva a cabo desde el pasado mes y que ha acarreado la detención de cerca de 4.000 personas en Nairobi. La Policía inició la operación en Eastleigh, el barrio somalí de Nairobi, tras los últimos ataques perpetrados en marzo en la capital keniana y en la turística ciudad costera de Mombasa, atribuidos a la milicia radical islámica somalí Al Shabab. A raíz de esos atentados terroristas, que causaron al menos 12 muertos, el Gobierno de Kenia ordenó a todos los refugiados somalís abandonar las zonas urbanas y regresar a los dos campamentos habilitados para ellos en el norte y este del país. Kenia ha sido objeto de ataques desde que, en octubre de 2011, su Ejército entrara en Somalia debido a una oleada de secuestros en suelo keniano que atribuyó a Al Shabab. Desde entonces, el país se encuentra bajo amenaza terrorista y ha sufrido numerosos atentados, la mayoría perpetrados con el lanzamiento de granadas. Al Shabab se responsabilizó del asalto cometido el pasado septiembre contra el centro comercial Westgate de Nairobi, que dejó al menos 67 muertos. La milicia, que en 2012 anunció su adhesión formal a la red terrorista Al Qaeda, controla amplias zonas del centro y el sur del Somalia, donde el frágil Gobierno somalí todavía no está en condiciones de imponer su autoridad. Las tropas de la Misión de la Unión Africana, AMISOM, el Ejército somalí y milicias progubernamentales combaten a los islamistas, que tratan de instaurar en el país un Estado islámico de corte wahabí. Somalia vive en un estado de guerra civil y caos desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barré, lo que dejó al país sin un Gobierno efectivo y en manos de milicias islamistas, señores de la guerra y bandas de delincuentes armados.
El líder de Al Shabab dijo en un mensaje que no hay modo de que Kenia pueda "soportar una guerra de desgaste dentro de su propio país". "Elijan hoy y retiren todas sus fuerzas", dijo Mujtar Abu Zubeyr, también conocido como Godane, en una nueva declaración cargada en internet el miércoles por la noche. "De otro modo prepárense para una abundancia de sangre que será derramada en su país, la ruina económica y el desplazamiento". Al Shabab atacó el sábado un lujoso centro comercial y se mantuvo en su interior con rehenes en un incidente que dejó 72 muertos. Expertos forenses de varios países, entre ellos Estados Unidos, Gran Bretaña y Alemania, continuaban su tarea el jueves reconstruyendo la escena del crimen, tomando huellas dactilares, muestras de ADN y efectuando análisis balísticos. Al Shabab dijo que el ataque contra el centro comercial en Nairobi no fue dirigido solamente contra Kenia, sino que fue además "una represalia contra los estados occidentales que respaldaron la invasión keniana y están derramando la sangre de musulmanes inocentes para despejar el camino para sus compañías de minerales", de acuerdo con la declaración de Godane. El jueves temprano, Al Shabab atacó el pueblo fronterizo de Mandera, donde mató a dos policías, hirió a tres y destruyó 11 vehículos, dijo el jefe regional de policía Charlton Mureithi. El miércoles por la noche, Al Shabab atacó el pueblo fronterizo de Wajir, al sudoeste de Mandera. El ataque con fusiles y granadas dejó un muerto y cuatro heridos. Kenia ha padecido muchos ataques de Al Shabab a lo largo de su frontera de 682 kilómetros (423 millas) con Somalia, pero los dos más recientes tienen un nuevo significado después del ataque al centro comercial en plena capital del país. En la morgue en el centro de Nairobi donde fueron llevados los cadáveres recuperados en el centro comercial, familiares sollozaban mientras esperaban para poder llevarse los cuerpos de sus seres queridos. Al menos 18 extranjeros estaban entre quienes murieron cuando los extremistas islámicos irrumpieron el sábado en el centro comercial Westgate Mall, disparando fusiles automáticos y lanzando granadas. Entre ellos había ciudadanos de Gran Bretaña, Francia, Australia, Holanda, Canadá, India, Per•, Ghana, Sudáfrica y China. Los británicos redujeron el número de sus muertos a cinco, explicando que una víctima resultó ser keniana, no británica. Además de los muertos, 175 personas fueron heridas, incluyendo más de 60 que seguían hospitalizadas. Las autoridades dijeron que al menos cinco de los milicianos de al-Shabab murieron y otros 11 sospechosos fueron arrestados. En su declaración, el líder de Al Shabab leader Godane dijo que "algunos" de sus combatientes habían muerto, indicando posiblemente que otros escaparon.