Los habitantes de Topaipí, Cundinamarca, alzaron su voz frente al denigrante estado en el cual se encuentra su cementerio municipal. Para ellos, la necrópolis del territorio se convirtió en un potrero, el cual debe ser limpiado por los mismos pobladores.En otras noticias: Acumulador de basura tiene desesperados a habitantes de Cali: de su casa salen ratas"Esto no es cementerio, es un potrero. A veces a la comunidad nos toca venir a limpiar", explicó uno de los habitantes del municipio cundinamarqués a Noticias Caracol, mediante un video en el cual se evidencia como la maleza sobrepasa por altura las lápidas de algunos de los difuntos.Además del decadente estado del terreno, también exponen que hay un mal manejo de los restos humanos que yacen él. El denunciante afirmó que la persona encargada de sacar los restos para meterlos en bolsas y en bóvedas, al cumplir con esta labor, deja "todo un mugrero" en el sitio, e incluso "aquí podemos encontrar los huesos de los pacientes que han sido enterrados aquí".Piden a la Secretaría de Salud que tome cartas en este asunto, ya que el lugar se ha convertido "en un basurero".El problema parece ser algo recurrente en la zona. En diciembre de 2020, la alcaldía municipal compartió los resultados de una jornada de limpieza y poda en el campo santo, donde en articulación con fundaciones, miembros de la comunidad religiosa y la ciudadanía lograron obtener"aproximadamente 247 Kg de residuos vegetales y 630 Kg de residuos de escombro que serán reutilizados en el arreglo de la entrada del cementerio".>> Suscríbase a nuestro canal de WhatsApp Channels aquí 👉🏻 Noticias CaracolJoven duerme en bóveda del cementerio de QuibdóEn otro curioso caso, se conoció que Fader Yesid Rengifo Cuesta lleva casi un año durmiendo entre las tumbas del cementerio de Quibdó, en Chocó. Allí tiene todos sus elementos personales, haciendo del camposanto su hogar. Dice que piensa mudarse con una tía.El joven de 23 años estuvo más de un año en un centro de rehabilitación en Cali, ya que tiene una adicción a las drogas, pero su mamá, Mayerlin Rengifo, afirmó en RTV Televisión que “salió el mismo día del centro a consumir”.No obstante, Fader, que también dialogó con ese medio, asegura que hace mucho dejó el vicio.En una de las bóvedas del cementerio de Quibdó, donde yace un ataúd usado sin su dueño, el joven extiende un cartón, una cobija y una almohada para descansar entre los muertos. En otras pone objetos personales como ropa, velas, cepillo de dientes, toallas, talcos, agua y hasta zapatos gastados.“Acá me siento tranquilo en medio de los muertos y nunca hubo peligro”, comenta Fader al caminar tranquilo por el cementerio de Quibdó, como si anduviera por su casa.Puede interesarle: Pánico en cementerio: la tierra cedió en medio de un sepelio y unas 30 personas cayeron en fosas
Con el fin de que no aguanten hambre en medio de la pandemia del coronavirus COVID-19, habitantes de Topaipí, Cundinamarca, enviaron mercados a sus paisanos que viven en Bogotá.“Llevamos estas ayudas alimentarias, las cuales son enviadas por los familiares de nuestro municipio y van dirigidas a la capital”, dijo Camilo Cifuentes, alcalde de Topaipí.“Gracias a las familias topaipisenses” por el aporte de toneladas de comida, recalcó el mandatario.