El asesinato de Miguel Ángel López, conocido como 'el embalsamador de la guerra', junto con su esposa y su bebé de seis meses en Tibú, Norte de Santander, no solo conmocionó a la comunidad, sino que también marcó el inicio de los enfrentamientos entre el ELN y las disidencias de las FARC en Catatumbo, que ya dejan más de 500 mil desplazados.Miguel Ángel y su familia fueron asesinados durante la noche del miércoles 15 de enero. El hombre se encontraba junto a su esposa y dos de sus hijos al interior del carro fúnebre de su empresa, y fue interceptado por dos sicarios que iban a bordo de una motocicleta.(Lea también: Masacre en Tibú: ¿quiénes son los dos señalados de asesinar a pareja y su bebé de seis meses?).Estos sujetos, quienes tapaban sus rostros, dispararon al interior del vehículo, donde estaba un bebé de tan solo seis meses y su hermanito, un niño de diez años que sobrevivió al ataque y resultó ileso.El presidente Gustavo Petro ofreció una recompensa de 100 millones de pesos para quien entregara información de los responsables. Tras casi un mes, el pasado 11 de febrero, las autoridades lograron dar con estos sujetos, llamados Brandon Cárdenas Sanguino y Luis Felipe Taborda Delgado. La Fiscalía les imputó los delitos de homicidio agravado, concierto para delinquir agravado y fabricación, porte o tenencia de armas de fuego.Los cargos no fueron aceptados por los hombres, quienes supuestamente pertenecen al frente 33 de las disidencias de las FARC.Nuevos detalles de la masacre en Tibú Fuentes cercanas a la investigación le indicaron a la revista Semana que las disidencias de las FARC, supuestamente, recibieron información de que Miguel Ángel López “movía diferentes cosas” del ELN en el carro fúnebre que podía transitar libremente por todos los municipios del Catatumbo, un “permiso especial” que era escaso en ese momento. Los cabecillas de las Farc lo habrían citado en la montaña para que rindiera explicaciones sobre las acusaciones, pero, presuntamente, no cumplió.“Lo citan, le dicen que tiene que subir a dar la cara. Él no lo hace. Después hacen un juicio al interior (del grupo armado). Si no sube, tienen que tomar una decisión más fuerte. Efectivamente, no acude y dan la orden de asesinarlo a él, no a su familia ni a su bebé”, afirmó una persona conocedora del crimen a la revista. Tras la masacre, la fuente recalcó que “esa no fue la orden que se dio. Por más delincuentes que sean, entre ellos hay unos códigos y es no tocar nunca a la familia, mucho menos a un bebé. La situación salió mal en todos los aspectos”.(Lea también: Masacre en Tibú: niño de 10 años sobrevivió a ataque en el que murieron sus papás y su hermanito). Lo que se sabe de los capturados por la masacre en Tibú La información de la Fiscalía detalló que Cárdenas, cabecilla del frente 33 de las disidencias de las FARC, recibió la "orden de ejecutar la acción criminal, por lo que al parecer ubicó a los sicarios y dispuso las actividades logísticas y de vigilancia".Taborda, por otro lado, está involucrado en los seguimientos al dueño de la funeraria para definir el lugar y el momento en que se realizaría el ataque armado.Estos dos hombres también serían los articuladores del cobro de extorsiones, hurtos de vehículos e infraestructura petrolera, tráfico de estupefacientes, atentados contra la fuerza pública y otras conductas delictivas en la región del Catatumbo.Cárdenas se presentó ante las autoridades en zona rural de Tibú con heridas en varias partes del cuerpo, producto de la confrontación armada entre las disidencias de las FARC y el ELN.Entretanto, Taborda fue capturado por la Policía en Medellín, capital del departamento de Antioquia (noroeste)NOTICIAS CARACOL
La Fiscalía imputó a dos disidentes de las FARC por el asesinato de una pareja y su bebé de seis meses, una masacre ocurrida el 15 de enero en la región del Catatumbo, donde la violencia guerrillera ha dejado al menos 47 muertos y 50.000 desplazados, informó este martes el ente acusador.A Brandon Cárdenas Sanguino y Luis Felipe Taborda Delgado, la Fiscalía les imputó los delitos de homicidio agravado, concierto para delinquir agravado y fabricación, porte o tenencia de armas de fuego.Lea también: Nuevos detalles de la razón por la que alias La Diabla habría mandado a matar a su parejaLos cargos no fueron aceptados por los hombres que supuestamente pertenecen al frente 33 de las disidencias de las FARC.Miguel Ángel López, dueño de una funeraria; su esposa, Zulay Durán, y su hijo, Miguel Herney López Durán, fueron asesinados a tiros cuando viajaban por la carretera que une a Tibú con Cúcuta, capital de Norte de Santander.La información de la Fiscalía detalló que Cárdenas, cabecilla del frente 33 de las disidencias de las FARC, recibió la "orden de ejecutar la acción criminal, por lo que al parecer ubicó a los sicarios y dispuso las actividades logísticas y de vigilancia".Lea también: Masacre en Tibú: Presidente Petro ofrece recompensa de $100 millones por responsables del crimenTaborda está involucrado en los seguimientos al dueño de la funeraria para definir el lugar y el momento en que se realizaría el ataque armado.Estos dos hombres también serían los articuladores del cobro de extorsiones, hurtos de vehículos e infraestructura petrolera, tráfico de estupefacientes, atentados contra la fuerza pública y otras conductas delictivas en la región del Catatumbo.Cárdenas se presentó ante las autoridades en zona rural de Tibú con heridas en varias partes del cuerpo, producto de la confrontación armada entre las disidencias de las FARC y el ELN.Entretanto, Taborda fue capturado por la Policía en Medellín, capital del departamento de Antioquia (noroeste)El Frente de Guerra Nororiental del Ejército de Liberación Nacional (ELN) culpó del triple crimen a los disidentes de las FARC y aseguró que esa masacre fue el detonante de la violencia guerrillera en el Catatumbo.Lea también: Esta es la historia de uno de los asesinados en masacre de Tibú: era el embalsamador del puebloDesde el 16 de enero, los enfrentamientos entre el ELN y el frente 33 de las disidencias de las FARC en el Catatumbo han dejado entre 60 y 80 muertos, mientras que la cifra de desplazados supera las 50.000 personas.La zona del Catatumbo es una región abandonada por el Estado que limita con Venezuela y está formada por los municipios de Ábrego, Convención, El Carmen, El Tarra, Hacarí, La Playa, San Calixto, Sardinata, Teorama y Tibú.En ellos operan el ELN, disidencias de las FARC, un reducto del Ejército Popular de Liberación (EPL), y otras bandas que se disputan el control de los cultivos de coca y de los corredores para el narcotráfico.
En la noche del miércoles 5 de febrero, cuatro artefactos explosivos detonaron cerca a la base de la Fuerza de Tarea Vulcano, del Ejército Nacional. Durante los combates en la población de Lourdes con el Eln, varios niños quedaron en medio del fuego cruzado.Un video muestra a un grupo de menores de edad escondiéndose de las balas del Eln y el Ejército, en una escuela de la vereda Campo Rico, municipio de Lourdes.(Lea también - Catatumbo bajo fuego: esta mujer ha rescatado más de 200 menores de las garras de los criminales)A esto se suma que cerca de 25.000 desplazados continúan en Cúcuta. “Muchas personas han retornado y están volviendo a salir a otros lugares”, manifestó una funcionaria del Bienestar Familiar."Hay asesinatos y reclutamiento de niños": líder social de TibúUna líder social de Tibú comentó que “muchos han llegado y dijeron que no han encontrados sus cosas, que se las han quemado. No se sabe qué grupo (delictivo) fue”.Con la esperanza de volver al campo, la ilusión de la líder social es la misma de miles de personas que siguen lejos de sus hogares: “Dejé mi casita, dejé a mi familia y estoy en este momento pidiéndole al Estado que reconozca lo que hemos perdido; nuestros seres queridos, nuestras sierras. Hay asesinatos, hay reclutamiento de niños y no es normal para una madre perder un hijo, yo ya perdí uno”.Otra mujer, mamá de una bebé de tres años, tuvo que cambiar toda su vida del campo por una habitación de hotel en Cúcuta. Las cuatro paredes donde permanece han sido su lugar seguro. Sin embargo, volver a su hogar es la única opción para recobrar su trabajo en el campo. “Uno sabe que las autoridades para uno es la gente esa que está allá. En cuanto a los soldados, yo digo que eso es como traerle más miedo a uno, eso no es seguridad para uno”, manifestó.32.000 confinados en CatatumboEn el Catatumbo, más de 32.000 personas cumplieron 20 días confinadas, esperando que cesen las hostilidades.Ante la ofensiva militar que ya cumplió 24 horas en Lourdes, el ministro de Defensa, Iván Velásquez, se refirió en su cuenta de x sobre lo que está sucediendo en esta zona de Colombia.“En la tarde de hoy (miércoles 5 de febrero), en combate sostenido en Lourdes, Norte de Santander, las Fuerzas Militares de Colombia, con el apoyo de la Policía Nacional, dieron de baja a un integrante del Frente Juan Fernando Porras, del Eln, y capturaron otros 2, incautando 2 armas largas y 6 cortas”, explicó el ministro.El presidente Gustavo Petro, por su parte, mencionó que “mientras en Colombia el Ejército Nacional logró impactar al Eln, en Venezuela, el Ejército venezolano logró desalojar varios campamentos del Eln. El objetivo es el Estado, dominando las fronteras y las comunidades, gozando de la paz y la economía lícita”.(Lea también - Ya son 77.000 afectados por el conflicto en el Catatumbo, según ONU: Tibú sigue con toque de queda)CAMILO ROJASPERIODISTA NOTICIAS CARACOLX: RojasCamo
Simpática es una mula que le ha tocado caminar y dar pequeños saltos para desplazarse. Hasta hace unos pocos días era el sustento de una familia campesina en el Catatumbo.Hace cuatro años el animal llegó a una pequeña finca en la vereda Vetas de Oriente, ubicada en el municipio de Tibú, y desde entonces se convirtió en el principal medio para transportar las cosechas de fruta que ha sido el sustento de la familia de don Jairo.“La mulita en el momento era la que nos cargaba el corocito ahí en la finca y era la del trabajo ahí”, dijo don Jairo, campesino desplazado en el Catatumbo.Pero hace una semana, cuando pastaba muy cerca de la vivienda, sonó una explosión.“Yo la vi que venía cojeando (…) cuando me doy con la sorpresa que ya no tenía el casquito y se le había volado la pata con la mina. Tenía esquirlas por todo lado”, complementó el campesino.(Lea también: Ya son 77.000 afectados por el conflicto en el Catatumbo, según ONU: Tibú sigue con toque de queda)Jairo le prestó los primeros auxilios y la subió en un carro para llevarla de urgencias al veterinario. La familia campesina ya no pudo volver a su casa.“Automáticamente nosotros dimos eso por perdido, porque no sabemos dónde haya más minas o así”, explicó Jairo.En Tibú el animal recibió atención por parte del doctor Brand Mogrovejo Riveros, quien tuvo que apuntarle la pata.“Ella llega en unas condiciones muy precarias y la verdad su pata estaba toda destrozada. Una de las opciones era la eutanasia o un procedimiento quirúrgico. Yo decidí de todo corazón ayudarla y realizar este procedimiento para darle una mejor calidad de vida a ella”, sostuvo Brand, médico veterinario y zootecnista.Los pequeños brincos de Simpática y su apetito dan cuenta de su mejoría, pero aún hace falta una parte para que la recuperación del animalito sea total.Simpática necesita una prótesis“Una de las necesidades que ahora presentamos y que buscamos es que ella pueda sentar su patica normalmente por medio de una prótesis”, expuso Brand.Y mientras consiguen la prótesis para la mulita, don Jairo hace un llamado urgente para poder regresar a su finca en la vereda Vetas de Oriente y que ni él ni su familia corran con la misma suerte que el animal.“Nosotros necesitamos un desminado humanitario o un desminado por parte del Gobierno. Ya nosotros le pasamos el caso al personero, pero hasta el momento no nos han dado ninguna respuesta”, manifestó don Jairo.El hombre dice que la mulita le salvó la vida a él y a su familia, porque los alertó del riesgo que corrían en su tierra, tierra a la que esperan volver algún día.
Un atentado se reportó este sábado 25 de enero en la vía que comunica a Cúcuta con Tibú, en Norte de Santander, contra un vehículo del Ejército Nacional. El hecho, al parecer, fue perpetrado por la guerrilla del ELN.George Quintero, secretario de Gobierno de Norte de Santander, informó en Noticias Caracol que se reportó de “un posible atentado que le iban a hacer a un vehículo del Ejército. Gracias a la acción oportuna del Ejército Nacional, que está garantizando el paso establecido en la vía Ocaña, logró capturar a las personas que iban a cometer este hecho”.Tras el ataque, el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, recordó al medio citado que hay una “ofensiva total contra el ELN en la zona, no vamos a permitir de ninguna manera que el ELN ejerza un control territorial a la altura del Catatumbo. Como bien lo ha dicho el presidente es un asunto de soberanía nacional y hay un compromiso pleno de las FF. MM. y la Policía para avanzar en el restablecimiento de la normalidad, que obviamente tomará un tiempo”.Recompensa por cabecillas del ELNEl ataque contra el vehículo del Ejército se produjo un día después de que el Gobierno nacional publicara carteles con fotos y recompensa por los miembros de esa guerrilla. El ofrecimiento más alto es de 3.000 millones de pesos por los principales jefes del ELN: Antonio García, Pablo Beltrán, Gabino y Pablito.(Lea también: Revelan cartel de los más buscados del ELN en el Catatumbo: por cabecillas ofrecen $3.000 millones)Según el presidente Gustavo Petro, este último ha sido el cerebro detrás de la arremetida en el Catatumbo que deja más de 41 mil desplazados.Residentes de esa región de Colombia afirmaron que los llamados elenos buscaron casa por casa a civiles acusados de colaborar con los disidentes y a firmantes del acuerdo de paz de 2016, que según ellos recayeron en actividades criminales.Con 60 años de historia, el ELN tiene un músculo militar muy superior al de las disidencias. La guerrilla de extrema izquierda también domina territorios del lado venezolano de la frontera que usa como retaguardia.El ELN busca acabar con el frente 33 de ese grupo ilegal, de los cuales se han desmovilizado 104 miembros, de acuerdo con información que el Ejército entregó este sábado. Veinte eran menores de edad.
El Ejército Nacional informó que desde el 16 de enero, cuando empezó la guerra en Catatumbo que ha dejado más de 40 mil desplazados, se han desmovilizado 140 disidentes de las FARC, 65 de los cuales se entregaron en la noche del viernes 24 de enero.(Lea también: Los colegios no se salvan de la guerra en el Catatumbo: hay caminos minados y profesores confinados)Entre los disidentes de las FARC había 20 menores de edadEn una rueda de prensa, las Fuerzas Militares informaron que, en una operación denominada Éxodo, entre los disidentes que decidieron someterse había colombianos y venezolanos, así como 20 menores de edad entre los 14 y 17 años, 15 de los cuales se entregaron el viernes. A todos les fueron restablecidos sus derechos, aseguraron.El sometimiento de los delincuentes, que hacían parte de la estructura 33 del GAOR del Bloque Magdalena Medio, se dio en zona rural del municipio de Tibú, en Norte de Santander, donde también se logró la incautación de: 55 armas largas, 2 ametralladoras, 1 fusil de francotirador, 25 pistolas, 80 granadas de mortero, una tonelada de explosivos, 300 minas antipersonales, 20.327 municiones de diferentes calibres y abundante material de intendencia y comunicaciones.“No permitiremos que estas estructuras sigan afectando la seguridad y el progreso de esta región. Cada acto ilegal tendrá consecuencias y todo el peso de la ley caerá sobre los delincuentes. El Catatumbo necesita paz, no más terror. El Ejército Nacional está aquí para proteger a sus habitantes y garantizar su seguridad”, señaló la fuerza castrense.Con este golpe, expresó, “afecta de manera importante la composición estructural del bloque Magdalena Medio y del GAOR 33, donde esta semana ha perdido capacidad criminal y permite dar tranquilidad al departamento de Norte de Santander”.Horas antes, el presidente Gustavo Petro afirmó que esta es “una de las mayores desmovilizaciones desde el 2016”. Por eso, instó a los disidentes a dejar las armas y dijo que, en caso de hacerlo, el Gobierno garantizará sus DD. HH. y "su ubicación en la sociedad para construir una vida como constructores de vida y paz".Situación en el Catatumbo por la guerra del ELN y las disidencias de la FARCLos enfrentamientos dejan entre 60 y 80 muertos, según los conteos de la Defensoría y la Gobernación de Norte de Santander, de los cuales solo se han podido recoger 41 cuerpos por la situación que siguen viviendo las zonas rurales alejadas del Catatumbo donde las autoridades aún no han podido acceder.Además, hay más de 41.000 desplazados, según las cifras más recientes de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), que alertó también de que 12.520 personas están confinadas por la violencia.Igualmente, 573 personas cuya vida corría peligro, han sido "extraídas" (retiradas de la zona), según el último reporte del Gobierno, publicado este sábado.Entre las víctimas mortales hay 6 firmantes de paz, mientras que 12 excombatientes de las antiguas FARC están desaparecidos, advirtió el Ministerio de Defensa.Mientras tanto, el ELN sigue justificando esta ofensiva en que las disidencias de las FARC son las que ponen en jaque a los ciudadanos del Catatumbo y denuncia que firmantes del acuerdo de paz de 2016 se han rearmado. En ese sentido, Petro aseguró que "la ofensiva contra el ELN crece" y que la población civil es atendida por las autoridades.(Lea también: Revelan cartel de los más buscados del ELN en el Catatumbo: por cabecillas ofrecen $3.000 millones)
El Ministerio de Defensa informó que este viernes, 24 de enero de 2025, fueron evacuados los 25 campesinos que se encontraban atrapados en la vereda Guachiman Parte Alta, ubicada en el municipio de Tibú, y que estaban siendo perseguidos por el ELN, en medio de la guerra que se libra en la zona del Catatumbo entre esta guerrilla y las disidencias de las FARC.Durante siete días, estos campesinos permanecieron escondidos en las montañas del Catatumbo, acorralados por la guerrilla y sus trampas mortales en carreteras y caminos minados.A través de un video compartido en redes sociales, estos campesinos pidieron ayuda al Ejército para salir de la zona de guerra. Familiares de los atrapados hicieron un llamado urgente al gobierno del presidente Gustavo Petro para garantizar el rescate.(Lea también: "Si no paramos la guerra, no habrá pueblo que defender": obispo de Tibú sobre situación en Catatumbo)Los campesinos fueron trasladados en un helicóptero. Ellos son los mimos que días antes publicaron un video donde pedían ayuda para salir de la zona de guerra en el Catatumbo, en zona rural de Norte de Santander.“Las carreteras están minadas, el ELN está en las partes de la vía principal y hoy salieron dos muchachos y los mataron. Entonces, el resto tenemos demasiado temor y zozobra sobre eso. Estamos sufriendo en la montaña porque ya nos da miedo quedarnos en la casa”, dijo una líder campesina que estaba confinada.Mientras tanto, los familiares de los confinados pedían que fueran rescatados de en medio de las balas. “Ellos son civiles y todos tenemos derecho de estar aquí en el país como todo ciudadano”, manifestó Harrison Gaona, familiar de los confinados.Luego de siete días de estar escondidos en las montañas y prácticamente estar secuestrados en sus veredas, un helicóptero de la Policía llegó hasta la compleja zona y los llevó hasta una zona segura.El despliegue de la fuerza pública continúa por todo el Catatumbo, mientras miles de campesinos siguen confinados en medio de la guerra que se libra entre el ELN y las disidencias de las FARC.La vida en el Catatumbo, en medio del conflicto armadoGuerrilleros del ELN con armas largas patrullan en motocicletas una de las carreteras polvorientas del Catatumbo, la región desangrada de Colombia en la frontera con Venezuela. Montañas adentro, adonde no llegan las fuerzas del Estado, los alzados en armas consolidan su ley de facto en un territorio en disputa.La agencia de noticias AFP tuvo acceso a esta zona aterrorizada, una semana después de un ataque de los rebeldes del Ejército de Liberación Nacional (ELN) que desató una crisis humanitaria inusitada con más de 80 muertos, al menos 36.000 desplazados y miles de confinados.Encapuchados y fuertemente armados, los guerrilleros del ELN mostraron músculo y multiplicaron sus puestos de control en las vías para evitar la entrada de militares y de los disidentes de las extintas FARC, sus enemigos en este enclave del narcotráfico, minería de carbón y uno de los puntos por donde pasa el principal oleoducto del país, blanco de atentados para robar el petróleo.Pese a la orden del presidente de la República, Gustavo Petro, de retomar el control, no hay señales de la llegada del Estado. Los civiles transitan en autos con banderas blancas amarradas, como gesto de paz y única protección.Al filo de la montaña se extienden los cultivos de hoja de coca, el principal componente de la cocaína y manzana de la discordia entre las disidentes de las FARC y el ELN, la guerrilla de banderas rojinegras y organización rebelde activa más vieja de América.Los habitantes anticipan un sufrimiento prolongado en esta región indómita de 11.000 kilómetros cuadrados: "Estas guerras son de años", lamenta Luz Franco, comerciante de una tienda de víveres, de 44 años."Todo el pueblo se encerró"El pasado 16 de enero revivió el fantasma de las peores épocas del conflicto armado en Colombia. Franco puso seguro a la puerta de su casa y esperó el fin de los disparos junto a su esposo y sus hijos de 15 y 10 años."Se veía la entrada del grupo (guerrillero) al pueblo", dice en su negocio."Todo el pueblo se encerró ese día, todo el mundo iba buscando resguardo de un lado a otro (...) Nos encerramos, a esperar (...) No sabíamos qué pasaba en ese momento", añade.Corrían rumores sobre las crecientes tensiones entre el ELN y las disidencias que no se acogieron al acuerdo de paz de 2016, pero el ataque fue sorpresivo.El ELN movilizó durante días cientos de combatientes desde el cercano departamento de Arauca sin ser detectados por la inteligencia. Las tropas asentadas en Catatumbo se engrosaron y no tuvieron compasión.Según el Ejército y organizaciones sociales los rebeldes ejecutaron una operación de cacería, en la que sus víctimas eran buscadas con "lista en mano", acusándolas de ser afines a las disidencias.Entre los fallecidos hay un bebé, dos menores, disidentes y firmantes de la paz acusados de colaborarles.La dueña de un restaurante, atemorizada de hablar ante las cámaras, cuenta que su esposo fue retenido durante cuatro días hasta que fue liberado. Ahora el hombre no sale de su casa y sufre las secuelas psicológicas, asegura su esposa.La estatal Defensoría del Pueblo advierte que aún hay cinco personas desaparecidas, otros "han logrado escapar, ya sea por sus propios medios o en caravanas terrestres, motorizadas o fluviales".En el recorrido, la AFP observó el rescate de un desplazado y tres mujeres jóvenes confinadas bajo la presión del ELN. La entidad encargada de proteger los derechos humanos medió para sacarlas y llevarlas hasta una zona segura."Queremos paz""Estamos en un momento de crisis (...) Esta es una situación que no se esperaba", sostiene Édgar Guerrero, de 34 años y líder comunitario de El Aserrío, un caserío anclado en el Catatumbo.El activista critica lo que considera una promesa incumplida del primer gobierno de izquierda de Colombia, que se suponía iba a priorizar esta región para implementar el proceso de paz que desarmó a las FARC en 2017 y que pretendía llevar desarrollo a los lugares más afectados por la guerra.Cuando no asoman los militares, aquí mandan fuerzas rebeldes. El ELN envolvió las casas en afiches alusivos a sus 60 años de levantamiento armado, mientras que las disidencias exaltan imágenes de los antiguos comandantes barbudos de las FARC y otras figuras como el "Che" Guevara.(Lea también: Familia desplazada por guerra en Catatumbo contó que esta es la segunda vez que huye del conflicto)El presidente Petro calificó la cifra de fallecidos y el éxodo de desplazados como "uno de los hechos más dramáticos" de "la historia contemporánea de Colombia". Suspendió las negociaciones de paz con el ELN y declaró el Catatumbo y otras regiones conflictivas en "conmoción interior".Ahora el mandatario considera a los rebeldes un "cuerpo armado dominado por la codicia", "señores de la guerra y asesinos en masa".Subiendo la montaña, los niños de la comunidad La Cecilia pintaron una tela con el mensaje "QUEREMOS PAZ", que ahora ondea en la calle.Sin embargo, muchos sospechan que la venganza de las disidencias llegará más temprano que tarde.
Se cumplió una semana de la guerra en el Catatumbo entre la guerrilla del ELN y las disidencias de las FARC. Estos enfrentamientos entre ilegales han dejado más de 42.000 personas desplazadas, muchas de las cuales han llegado a Cúcuta, capital de Norte de Santander.Monseñor Israel Bravo Cortés, obispo de Tibú, Norte de Santander, habló sobre la labor que están haciendo los padres acompañando en las veredas más alejadas del Catatumbo, envió un mensaje a los grupos que están generando esta crisis humanitaria y, además, pidió que el gobierno del presidente Gustavo Petro ponga su mirada en esta región que sufre el conflicto armado en Colombia.(Lea también: Gustavo Petro señala a alias Pablito, del ELN, por oleada de violencia en el Catatumbo)“Hay familias que dicen ‘esta es nuestra casa, es nuestro territorio, es lo que hemos construido’. Creo que el desplazamiento tan masivo se da en razón de que la gente queda en medio del conflicto, entonces dice que ‘mi hijos, mi familia, lo que yo es construido vale mucho, la vida que yo tengo vale mucho’, pero las comunidades han tratado de hacer una resistencia civil con mucha valentía y deseos de que esto pase”, manifestó monseñor Bravo.La situación en el Catatumbo, monseñor Bravo la calificó como “un eterno retorno, vivir en un círculo vicioso del que no queremos salir, tratando de poner más los ojos en el Catatumbo y dejando que tanto discurso pase a la realidad. Siento que hay necesidad de ir generando institucionalidad, que a veces se puede quedar solo en la presencia de las fuerzas militares. Hace ya varios años fue asesinada la fiscal, el fiscal sigue atendiendo a distancia. El año pasado, al alcalde le tocó salir huyendo y la última parte de su administración la hizo a distancia”.El religioso puntualizó que en el Catatumbo, “si usted va, todos dicen que está en manos del Estado. Se escogieron alcaldes, hay gobernador, hay un presidente, pero yo mismo he tenido que vivir en carne propia que, a veces, muchas cosas hay que negociarlas o ir y hablar con los grupos al margen de la ley. En el pasado había dos. Creo que no es el afán de mostrar que aquí hay otro Estado, pero sí uno siente que desde cierto punto de la ciudad hay otra perspectiva y otra manera en la que uno tiene que aprenderse a mover y tiene que aprender a relacionarse". Agregó que, "si no paramos la guerra, al final no habrá pueblo qué defender, que es lo que es más doloroso porque todos los grupos revolucionarios se dicen ejércitos del pueblo, pero como ejércitos del pueblo a veces tienen que acabar con el pueblo, ¿para que no quede qué pueblo?”Finalmente, monseñor dijo que “siento que aquí es necesario que nosotros no dejemos de reconocernos hermanos. Mientras eso no aparezca, vamos a seguir haciendo mesas y espacios que no nos lleven al puerto que necesitamos. Es tomar la decisión de hacer presencia de Estado y no solamente como fuerza pública sino invertir y atrevernos a pensar un país distinto y mejor”.¿Cómo está la situación en el Catatumbo?El Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Colombia ha recibido ya 41 cadáveres, entre ellos un bebé de 19 meses y dos adolescentes de 14 y 16 años, víctimas de la violencia entre guerrillas en el Catatumbo (noreste), que las autoridades calculan que ha dejado entre 60 y 80 muertos."Hemos recibido 41 víctimas de homicidio reportadas desde el 15 de enero, y ya a todas se les ha podido hacer la inspección técnica de cadáveres", dijo en una rueda de prensa la fiscal general, Luz Adriana Camargo.Son cuerpos que han sido llevados a Cúcuta, capital del departamento de Norte de Santander, y a Ocaña, donde tiene presencia la Fiscalía, pero ante las dificultades de acceso y de seguridad para llegar a las zonas rurales donde tienen lugar los enfrentamientos, las autoridades temen que pueda haber más cadáveres sin recoger.La situación en el Catatumbo, una región pobre y montañosa de Norte de Santander, en límites con Venezuela y formada por los municipios de Ábrego, Convención, El Carmen, El Tarra, Hacarí, La Playa, San Calixto, Sardinata, Teorama y Tibú, es incierta y hace dos días otro firmante de paz fue asesinado en plena calle en Teorama.De los cuerpos recibidos, 39 ya han sido identificados y 32 entregados a sus familias, detalló el director del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, Jorge Arturo Jiménez, quien añadió que hay 39 de sexo masculino y 2 de femenino, así como los 3 menores de edad: el bebé de 19 meses y los adolescentes de 14 y 16 años.Además, las cifras recopiladas por el Puesto de Mando Unificado hablan de más de 32.000 desplazados por la violencia, sobre todo personas que han llegado a Cúcuta (13.426), Ocaña (10.719) y Tibú (10.422).Sin embargo, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) detalló ayer que del total de 50.000 afectados por la violencia, hay ya 38.419 desplazados y 12.176 confinados.(Lea también: Isabel, un ángel para las mascotas en la guerra del Catatumbo: "Me salgo, pero con mis animales")Dos líneas de investigaciónLa violencia entre la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el frente 33 de las disidencias de las FARC del Estado Mayor de Bloques (EMB) en el Catatumbo comenzó el jueves pasado, aunque dos días antes se produjo en cercanías de Tibú el asesinato de una familia de tres personas, incluido el bebé, crimen que según el ELN fue uno de los detonantes de los enfrentamientos.La Fiscalía estudia dos líneas de investigación, según detalló Camargo: enfrentamientos entre el ELN y el frente 33 con operaciones sostenidas o que se hayan producido, como denuncian muchos organismos, asesinatos de personas seleccionadas por estos grupos.Además, ha abierto tres casos matrices: por homicidios, por desplazamiento y afectaciones a líderes y firmantes de paz, pues por el momento la Fiscalía ha reportado que tres desmovilizados por el acuerdo de paz de 2016 han sido asesinados.Otras autoridades, como la Defensoría del Pueblo, hablan de 6 desmovilizados asesinados y de 7 desaparecidos, de los cuales 2 han sido liberados, además de 102 desplazados.La Defensoría también informó del secuestro de Álvaro Carrascal, un líder social de Teorama, y del desplazamiento de más de 600 personas de la comunidad indígena yukpa, así como casos de trata en Cúcuta de mujeres procedentes de Tibú.Golpe a diálogos de pazEl presidente colombiano, Gustavo Petro, considera que la violencia en el Catatumbo es una muestra del "fracaso de la nación" y supone "uno de los hechos más dramáticos" de la historia contemporánea del país.Petro también declaró el estado de conmoción interior para responder a la crisis humanitaria y, tras acusar al ELN de cometer "crímenes de guerra" con el asesinato de varios firmantes de paz de las FARC en el Catatumbo, suspendió las negociaciones de paz con esa guerrilla, a la que llamó organización "narcoarmada" y prometió "guerra" en su contra.Tras esos anuncios, la Fiscalía reactivó el miércoles las 31 órdenes de captura contra los negociadores de paz del ELN, entre ellos miembros de su cúpula, como su máximo comandante, alias 'Antonio García', y los negociadores 'Pablo Beltrán' y 'Aureliano Carbonell'.(Lea también: El drama de los desplazados por la guerra en el Catatumbo: “Ya son dos hijos que me han matado”)
La Organización de Naciones Unidas, ONU, dio a conocer los más recientes datos sobre la población afectada por la guerra entre el ELN y las disidencias de las FARC en el Catatumbo, Norte de Santander.Diego García, vocero de la ACNUR, Agencia de la ONU para los Refugiados, manifestó que en el departamento de Norte de Santander “por ahora tenemos 41.237 personas desplazadas, que se han movido a las cabeceras municipales. Tenemos 12.520 personas de población confinada, o sea, aquellas que están en las veredas y que no han podido salir ni acceder a servicios. Adicional, también tenemos personas refugiadas inmigrantes que vivían en el Catatumbo y que se están desplazando en los cascos humanos. Y no nos olvidemos de los niños que quedaron desescolarizados, que en un promedio estamos hablando de 47.000 personas”.“En total, entre la población desplazada, confinada y la población refugiada de inmigrantes estamos hablando de un total alrededor de 60.000 personas impactadas solo en cinco días”, complementó García.Sobre las medidas que se están tomado para tratar de mitigar la emergencia, García señaló que "el equipo local de coordinación, que reúne toda la cooperación internacional, agencias de Naciones Unidas como ONG, atendiendo la crisis en el Catatumbo hemos tratado de dividir la emergencia en dos fases iniciales: la primera es que estamos volcados 100% a salvar vidas; es decir, nuestras ayudas van dirigidas en una primera fase a salvar vidas en los sectores de salud alimentaria y nutrición. Tenemos una caravana del programa mundial de alimentos moviéndose hacia Tibú, estamos también trabajando en todo el despliegue para que lleguen las colchonetas, los kits de higiene, los kits de albergues, pero también estamos trabajando muy fuerte con la institucionalidad en atender la respuesta con todos los temas de salud".(Lea también: Cúcuta superó capacidad de desplazados por guerra en Catatumbo: ya van 18.200)"Y, por último, estamos trabajando en otros dos enfoques como lo son el impacto humanitario en las mujeres y en los niños, que eso agudiza la crisis. Entonces, en volumen estamos trabajando y desplegando la respuesta en Tibú, Cúcuta y Ocaña. Además, haciendo toda la capacidad técnica para estructurar las respuestas de las alcaldías de una mejor manera", puntualizó García.¿Qué tan coordinada está la ONU con las autorides colombianas en el manejo de esta crisis humanitaria? Preguntado sobre qué tan coordinadas están las autoridades colombianas con la ONU, que ya tiene un protocolo definido y mucha experiencia en atenciones de emergencias humanitarias, García señaló: “No solamente estamos actuando en desplegar respuesta humanitaria para salvar vidas, sino que nos hemos vinculado con los mecanismos de la institucionalidad. En este momento nos estamos articulando bajo la ley 1448 y sus planes de contingencia. Entonces, estamos participando en los espacios y brindando también toda nuestra capacidad técnica para que esos espacios funcionen de la mejor manera, se coordinen de forma eficiente y evitar duplicidades de respuesta con nuestras capacidades anteriores y con la experiencia que ya hemos tenido, tanto en la crisis de la población proveniente de Venezuela o con otros desplazamientos masivos”.
El drama humanitario por el que atraviesa la población del Catatumbo con el paso de las horas se agudiza. En Cúcuta no paran de llegar las familias desplazadas. A la fecha 18.200 han entrado a la capital de Norte de Santander.Jorge Acevedo, alcalde de Cúcuta, aseguró que “la capacidad se desbordó una vez pasaron las 9.000 personas. Nosotros nos habíamos preparado para 2.000 personas, exageradamente, y vamos en 16.000. Desde luego que las capacidades están desbordadas y por eso necesitamos del apoyo y la solidaridad del pueblo colombiano con mercados para familias de cuatro o cinco personas, con alimentos no perecederos, con kit de aseo”.A las pocas horas de dicho eso por el alcalde Acevedo, la cifra de desplazados que han llegado a Cúcuta aumentó a 18.200.Todos los desplazados conocen de primera mano la crueldad del conflicto.“Hay muchos muertos, me dio muchísimo miedo por ver tantos muertos y preferí sacar a mis hijos”, manifestó una de las miles de desplazadas en el Catatumbo.Ahora las víctimas del conflicto armado en el Norte de Santander viven la incertidumbre de no tener nada: “Aquí tomando las ayudas, viendo en qué el Gobierno nos ayuda y aquí estamos”, dijo otro de los desplazados.En la ciudad se han dispuesto hoteles para que los desplazados pasen la noche, mientras que el estadio es epicentro para la entrega de alimentos y ayudas.La preocupación de las autoridades es que el éxodo sea mayor ante la dificultad de habilitar los albergues.“La problemática es estructural en la ciudad de Cúcuta. Tenemos una preocupación por el sistema de salud, por el sistema de educación, por la generación de empleo y por la inseguridad que se generaría si todas esas familias tienen que permanecer en la ciudad de Cúcuta”, complementó el alcalde Acevedo.En medio de la incertidumbre lo único que desean los desplazados es volver a su región.“Yo espero que se acomode esa vaina y nos dejen regresar a nuestros hogares, a nuestro trabajo y eso es lo que nosotros tenemos que ver para el sustento de los hijos”, adujo una mujer desplazada con su familia.Ya son 41.000 las personas desplazadas por la guerra en el Catatumbo, según la ONU. El reporte más reciente de la Unidad de Víctimas indica que los muertos por la confrontación entre el ELN y las disidencias de las FARC superarían las 80 personas.Vea en el video que acompaña a esta nota la situación que se vive también en Ocaña, Tibú y Teorama.(Lea también: ONU dice que guerra en el Catatumbo es la peor crisis desde la firma del acuerdo de paz) Ejército Nacional anunció inicio de "operaciones ofensivas"El ejército colombiano anunció el pasado miércoles 22 de enero el inicio de "operaciones ofensivas" en una región fronteriza con Venezuela tras una arremetida de la guerrilla del ELN en la zona que desde la semana pasada deja unos 80 muertos y más de 36.000 desplazados."Hemos utilizado la artillería. Estamos adelantando operaciones ofensivas, pero también operaciones para controlar los corredores de movilidad y llevarle seguridad a las personas que están en los centros urbanos" cercanos al municipio de Tibú, declaró la noche del miércoles el general general Eric Rodríguez, jefe de operaciones del Ejército.El ELN emprendió el 16 de enero en la región limítrofe del Catatumbo una operación contra la población civil y disidentes de las FARC que no se acogieron al acuerdo de paz de 2016, en el más grave estallido de violencia en el país durante la última década.El ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, aseguró desde la ciudad de Cúcuta, donde se concentran la mayoría de desplazados, que el gobierno de Gustavo Petro "ha tomado la decisión de pasar a la ofensiva no solamente en el tema militar, de seguridad, sino también en (...) la transformación del territorio".Petro anunció el lunes que decretaría un "estado de conmoción interior" para afrontar la crisis.Desde este miércoles, más de 30 cabecillas del ELN, entre ellos los máximos jefes 'Pablo Beltrán', 'Antonio García' y 'Gabino', vuelven a ser prófugos de la justicia luego de que la Fiscalía reactivara las órdenes de captura en su contra, que el ente persecutor había levantado entre 2022 y 2023 como parte de las negociaciones de paz, ahora suspendidas por decisión del mandatario.Niños desplazadosLa cantidad de desplazados en los últimos seis días es inédita desde que las FARC dejaron las armas. La mayor parte de ellos se concentran en estadios y otros escenarios deportivos en Cúcuta, capital del departamento de Norte de Santander, y Ocaña. Hasta esta población llegó la indígena wayúu Zilenia Pana, de 48 años, huyendo junto con sus pequeños hijos de 8 y 13.Cuando los enfrentamientos se intensificaron en una zona rural de El Tarra, apenas pudo empacar un poco de ropa en una bolsa y escapó. "Rezamos para que todo se calme, para volver a nuestros ranchos (casas) con nuestros hijos, con la familia. Eso es lo que queremos y lo que le pedimos a esa gente (los guerrilleros) de corazón", dijo a la AFP en un albergue. Astrid Cáceres, directora de la entidad estatal que protege los derechos de los menores (ICBF), aseguró a la AFP que entre el 35% y el 40% de los desplazados son niños y adolescentes. Además, "pueden existir" menores de edad entre los fallecidos, aseguró. El Ministerio de Defensa dio parte de más de 5.500 personas confinadas en sus hogares. Autoridades del Catatumbo no han podido hacer recorridos ante la presencia de combatientes de la organización de extrema izquierda en carreteras. "Incumplimiento"La Fiscalía considera que la arremetida de los rebeldes de inspiración guevarista supone un "incumplimiento de las condiciones para la suspensión" de las órdenes judiciales en su contra. En agosto de 2022, pocos días después de asumir el poder, el presidente Petro pidió al ente acusador suspender las órdenes de captura contra 18 líderes del ELN, entre ellos el principal negociador de paz Pablo Beltrán.Un segundo grupo de cabecillas, incluido el comandante militar Antonio García, se benefició de la misma medida en 2023.La reanudación de las negociaciones es una incógnita. Tampoco es clara la ubicación de los jefes del ELN, que asistieron a algunos de los ciclos de negociaciones celebrados en La Habana y Caracas."Control brutal"El enviado especial de la ONU para Colombia, Carlos Ruiz Massieu, declaró el miércoles ante el Consejo de Seguridad en Nueva York que "el vacío de la presencia estatal" en zonas remotas facilita el "control territorial y social"."No debemos desfallecer, no debemos renunciar a la paz", expresó a la prensa el canciller colombiano Luis Gilberto Murillo en la sede de Naciones Unidas tras la reunión del Consejo.La violencia tiene en jaque la apuesta del gobierno de lograr el desarme de todos los grupos armados de Colombia, bautizada como la "paz total".La directora para las Américas de Human Rights Watch (HRW), Juanita Goebertus, aseguró en una declaración enviada a medios el miércoles que "la crisis del Catatumbo debería ser un llamado de atención para la administración de Petro", cuya propuesta aunada a la "falta de políticas eficaces de seguridad y justicia, han permitido a los grupos armados expandir su presencia y su control brutal" en comunidades rurales del país.