Cada 27 de enero, líderes mundiales se reúnen en Auschwitz para recordar el Holocausto, en el que 6 millones de judíos fueron asesinados. En el aniversario 80, los testimonios de dos sobrevivientes tienen una relevancia especial, ya que, a pesar de los años, mantienen vivo el recuerdo de la tragedia.Conmovedor testimonio de sobreviviente al HolocaustoRena Quint no recuerda cómo eran su mamá ni sus hermanos; lo único que tiene en su memoria es la última vez que los vio. “Fueron llevados a Treblinka. Los subían a vagones para ganado y cuando llegaban tenían que quitarse la ropa. Les cortaban el pelo y los metían en cámaras de gas”, reveló Rena a Los Informantes.(Lea también: Mujer sobrevivió al Holocausto escondida en un armario durante dos años: impactante testimonio)Ella sabía perfectamente que su familia murió en ese campo de exterminio del que nadie salía con vida.Después de mucho sufrimiento y una incansable búsqueda para saber algo de su pasado, solo cuando cumplió 54 años supo la verdad. Ella había nacido en la ciudad de Piotrków el 18 de diciembre de 1935. Sus padres la llamaron Frezia Lichtensztein y, cuando tenía tres años y medio, comenzó la guerra y terminaron viviendo en el Gueto de Varsovia, pero sin su padre, quien fue llevado a trabajos forzados en una fábrica de vidrio de la zona.El Gueto de Varsovia era un lugar cercado con alambres de púas donde confinaron a todos los judíos de Varsovia y otras regiones de Europa. Se estima que vivieron allí casi 40.000 personas hacinadas, donde el hambre y las enfermedades eran su realidad.Rena fue separada de su familia a los 6 años. No se explica qué pasó, pero sabe que salió corriendo de la mano de un hombre a quien no recuerda y nunca más volvió a ver a su madre y sus hermanos.(Lea también: Mary Luz Grueso revolucionó la literatura afrocolombiana: “La poesía vino a rescatarme”)Durante casi tres años esquivó la muerte haciéndose pasar por un niño de 10 años, sin hablar casi nada y siempre asustada de que la descubrieran. Un día llegó la orden de trasladar a todos los judíos de la fábrica sin excepción; el destino no era otro que los campos de exterminio.“Cuando llegamos a Alemania, tuvimos que saltar del tren, ni siquiera había rampas. Los alemanes con altavoces anunciaron que nos iban a llevar a los campos. Mi padre me dijo que vio una profesora conocida, ella me dio una foto de mi familia y le preguntó a esa mujer si me vigilaría”, recordó Rena.Estando en el campo de Bergen-Belsen, enfrentó enfermedades y el constante peligro de muerte. Fue liberada por el ejército británico y eventualmente emigró a los Estados Unidos.Rena reconstruyó su vida después del Holocausto. Se casó, tuvo una familia y ahora, a sus 87 años, lleva su nombre y apellido con amor y orgullo. Vive en Israel, donde comparte su historia para (Lea también: Esperaron más de 30 años: emotivo reencuentro de hermanos separados por un incendio en Medellín)Otra sobreviviente al HolocaustoIrene Shashar era una niña cuando su madre la escondió en un armario durante dos años con el objetivo de mantenerla a salvo mientras huían del Gueto de Varsovia."¿Qué pecado pude haber cometido? Pero a pesar de eso, y por el mero hecho de haber nacido judía, los alemanes, los nazis, y Hitler a la cabeza, decidió que había que terminar conmigo, con mis padres. Y el primer paso que tomó fue echarnos a todos los judíos de Varsovia al Gueto de Varsovia”, señaló Irene.Después del asesinato de su padre, su madre le cambió el nombre y huyeron a través de las alcantarillas hasta encontrar ayuda. Irene, hoy con 87 años, sabe que está viva gracias al amor y la valentía de su madre, y no se cansa de pensar en ella y de agradecerle todos los días.Irene reconstruyó su vida en Lima, Perú, y su historia está relatada en el libro ‘Vencí a Hitler’, escrito por su esposo, demostrando un mensaje de esperanza y resiliencia.Vea el capítulo completo de Los Informantes aquí:
El 27 de enero de 1945, el campo de concentración y exterminio de Auschwitz fue liberado, marcando el fin de uno de los capítulos más oscuros de la historia de la humanidad. En conmemoración de los 80 años de este evento, dos mujeres, que eran solo niñas durante el Holocausto, compartieron en Los Informantes sus historias de supervivencia.La historia de Irene ShasharIrene Shashar, una niña que sobrevivió al Holocausto escondida en un armario recuerda las palabras de su madre.“Amor de mi vida, yo voy a venir traerte para comer, pipi vas a hacer en esta bacinica y cada vez que yo te traiga la comida la voy a vaciar, pero no me llamas, no lloras, no te quejas, no me necesitas para nada, habla con tu muñequita, pero no conmigo... si te portas bien todo esto va a terminar en un dos, por tres’”, recordó la sobreviviente.(Lea también: Error en entrega de restos del Palacio de Justicia: mujer lloró a asesinos de su esposo por décadas)La guerra, sin embargo, no terminó rápidamente. Irene sobrevivió al Holocausto porque su madre la escondió durante dos años en un armario pequeño y oscuro."¿Qué pecado pude haber cometido? Pero a pesar de eso, y por el mero hecho de haber nacido judía, de padres judíos, abuelos, antepasados judíos, los alemanes, los nazis, y Hitler a la cabeza, decidió que había que terminar conmigo, con mis padres. Y el primer paso que tomó fue echarnos a todos los judíos de Varsovia al Gueto de Varsovia”, señaló Irene.La vida en el Gueto de VarsoviaEl Gueto de Varsovia era una zona cercada con alambres de púas donde confinaron a todos los judíos de Varsovia y otras regiones de Europa. Se estima que vivieron ahí hacinados casi 40.000 personas, entre ellos Irene, su papá y su mamá.Durante los tres años de existencia del gueto, el hambre, las enfermedades y las deportaciones a campos de concentración y exterminio redujeron su población.El hambre, la escasez y el miedo eran su realidad. Asesinaron a su padre y su madre supo que tenía que actuar pronto: primero le cambió el nombre judío que tenía su hija, Ruth, por Irene y arriesgó la vida de las dos arrastrándose bajo tierra para salvarse.(Lea también: Saul Dreier y su Holocaust Survivor Band, un constante renacer)“Se ingenió en abrir unas coberturas del desagüe del Gueto de Varsovia, por la alcantarilla”, relató Irene. Luego de andar por los subterráneos de Varsovia vieron una luz.El amor de una madre y la madurez de esa pequeña niña sabían que era eso o la muerte. Irene, hoy con 87 años, sabe que está viva gracias al amor y a la valentía de su madre y no se cansa de pensarla y de agradecerle todos los días.El testimonio de otra sobrevivienteRena Quint también era una niña durante la guerra y sobrevivió al Holocausto por el amor y la valentía de cinco mujeres que fueron como unas madres para ella: la mujer que la dio a luz, la profesora que la cuidó, la que la llevó a Estados Unidos, la mujer que la quiso adoptar y la que al final se convirtió en su madre. Pero esto fue fue después de mucho sufrimiento.Doña Rena no sabe de qué color eran los ojos de su mamá ni de sus hermanos, pero sí recuerda perfectamente esa última vez que los vio. Todos murieron en Treblinka, el campo de exterminio de donde nadie salía con vida.Después de mucho buscar para saber algo de su pasado, solo cuando cumplió 54 años supo la verdad: que había nacido en la ciudad de Piotrków el 18 de diciembre de 1935, sus papás la llamaron Frezia Lichtensztein y cuando tenía tres años y medio, empezó la guerra y terminaron viviendo, como Irene, en el Gueto de Varsovia. Pero sin su padre, que se llevaron a trabajos forzados en una fábrica de vidrio de la zona.(Lea también: Memorias del Holocausto: Conmovedor testimonio de sobrevivientes de Auschwitz)Un mal día empezaron las deportaciones a los campos de exterminio. Anunciaron en el gueto que debían empacar sus cosas y presentarse en la plaza principal. Lo cumplieron y Frezia con seis años, siempre de la mano de su mamá y sus dos hermanos. Los empujaron con el resto de gente hasta la sinagoga. Era todo confusión y miedo, pero una puerta se abrió y fue la ventana de la pequeña Frezia a la vida.No se explica qué pasó, pero lo cierto es que corrió, salió por esa puerta de la mano de un hombre que no recuerda quién es y nunca más volvió a ver ni a su mamá ni a sus hermanos. Pero se reencontró con su papá. Durante casi tres años esquivó la muerte haciéndose pasar por un niño de 10 años, sin hablar casi nada, asustada siempre de que la descubrieran, pero su historia de supervivencia no terminó allí. Un verdadero ejemplo de resiliencia. Vea también: Recorrido por el museo en el que los nombres cuentan la historia del Holocausto
El periodista argentino Abel Basti ha dedicado treinta años de su vida a rastrear el exilio nazi a América. En esa búsqueda encontró las primeras huellas de Hitler, una de las cuales tiene como escenario una ciudad colombiana. Se trata de una fotografía del Führer, avalada científicamente con pericias forenses, que le permite al investigador afirmar que el hombre que aparece en la imagen es el jerarca nazi. La foto y los hechos que han rodeado el misterio sobre Hitler y su mujer hacen parte del libro “Las fotos de Hitler después de la guerra”.‘Licencia para espiar’, la novela de Carmen Posadas que retrata el papel de la mujer en el espionajeLa larga investigación de Basti le permitió establecer que la fuente del suicidio de la pareja alemana eran los nazis. La versión fue desmentida en su momento por el líder ruso Iósef Stalin, quien aseguró que habían escapado rumbo a España. Incluso el general Eisenhower, comandante supremo de los aliados durante la guerra, afirmó el 9 de octubre de 1945 que “hay razones para creer que Hitler está vivo”.“Hitler sale vía aérea con rumbo a España y luego viaja en submarino hacia la Patagonia argentina, en lo que fue una operación de evacuación que está confirmada en documentos rusos, soviéticos, norteamericanos y argentinos”, cuenta Basti en entrevista con Noticias Caracol.La fotografía de Hitler en Colombia no fue un hallazgo accidental, dice Basti. Un documento de la CIA, obtenido por él, contiene la foto con baja calidad y habla con tal detalle de esa imagen, que el investigador encuentra por ese camino cómo jalar la pita de la historia. Se trata de un archivo desclasificado, que muestra al Führer en compañía de un desconocido de apellido Citroën. Basti le siguió la pista a este hombre y descubrió quién era.'Extrañas', la publicación con la cual Guillermo Arriaga describe la transformación del siglo XVIIIAM: ¿Cómo entender entonces que Hitler se tomara una foto con un enemigo cuando lo que se pretendía era ocultar la verdad sobre su existencia?AB: "Consulté personas cercanas a las casas reales europeas. Hay gente que dice que nosotros sostenemos a Hitler, pero necesitamos pruebas de vida y la prueba de vida fue la foto con Citroën, hombre de confianza del Príncipe Bernardo. Citroën era un intermediario.”El Príncipe Bernardo de Holanda era -según la investigación- el cerebro detrás de la fuga de jerarca nazi. Los hallazgos de Basti le permiten al investigador lanzar una conclusión documentada. “Mejor decirlo en buen romance: los negocios no tienen ideología y, entonces, todo es posible.”, dice Basti en su libro donde afirma que ninguna empresa del Tercer Reich terminó con el fin de la guerra y, por el contrario, se asociaron con empresas especialmente norteamericanas y sus volúmenes de negocios aumentaron gradualmente.La Patagonia argentina fue el sitio de llegada de los nazis que escapaban de Berlín en llamas, pero la idea era instalarse en toda América Latina. Hitler se movía a sus anchas gracias a la presencia de dictaduras militares en el continente. Basti no solo ha encontrado huellas del Führer en Argentina y Colombia. También le ha seguido los pasos en Chile, Brasil, Perú y Paraguay, pero la prueba reina que desmontaría la historia de su suicidio la encontró en Colombia.