Los incendios que se han presentado en el estado de California, Estados Unidos, durante los últimos días tienen a todo el continente en vilo, pues no solo ha arrasado con al menos 15.000 hectáreas, también han destruido 12.000 estructuras, entre ellas vehículos y viviendas.En Altadena, ubicado en el condado de Los Ángeles, los bomberos y equipos de búsqueda y rescate inspeccionan tanto las casas incendiadas como los puntos calientes de las conflagraciones para así identificar si hay restos humanos, pues el número de muertos en Palisades y Eaton, en Altadena, ha subido a 25, según el médico forense del condado de Los Ángeles y el sheriff Robert Luna.(Lea además: Tensiones por incendios en California: Trump califica de "incompetente" a administración Biden)En medio de la penumbra se asomó una luz para una familia que perdió su hogar, donde vivieron durante 35 años. Pese a que vieron cómo todo su esfuerzo quedó hecho cenizas, entre los escombros salieron intactas tres imágenes de la Virgen de Guadalupe.Las imágenes de la Virgen de Guadalupe quedaron prácticamente intactasLa Arquidiócesis de Los Ángeles compartió las imágenes de ‘La Morenita’, como le dicen cariñosamente a ‘La Patrona de México’. La primera de ellas, la cual es la estatua más grande, está ubicada en la entrada de la casa.La segunda imagen que se compartió es un San José sosteniendo al Niño Jesús. Esta estatua solo resultó con un ligero color más oscuro.Las otras dos imágenes de la Virgen de Guadalupe corrieron con la misma suerte de las anteriores estatuas, pues solo resultaron ligeramente quemadas en la parte del rostro y pecho.La Arquidiócesis de Los Ángeles explicó que “el devastador #IncendioenEaton redujo a cenizas la casa familiar de 35 años, dejando atrás una estatua de la Virgen María, San José acunando al Niño Jesús, íconos de la Santísima Madre y azulejos de las #MisionesdeCalifornia”. Los azulejos a los que se refiere son de varias iglesias.Los internautas reaccionaron a esta publicación con comentarios como: “Como siempre, ella está aquí para nosotros. Mamá”, “Santa Madre de Dios, siempre escuchas nuestras oraciones”, “María, madre de Dios, ora por nosotros. Padre Dios, Jesucristo, protégenos” y “Dios mío, ni ahumada se ve. Siempre presente cubriendo a sus hijos”.(Lea además: Famosos se unen para ayudar a los afectados por los incendios en Los Ángeles: "Estamos de su lado")
Un joven de 16 años en Santander se ha convertido en un desafío médico. Durante su vida ha tenido tres corazones, el primero con el que nació y dos trasplantes que le han brindado nuevas oportunidades para seguir adelante. Ahora que su vida es más tranquila, sueña con ser ingeniero de sistemas.Juan David Galindo no es un adolescente cualquiera; de niño fue uno de los primeros en recibir asistencia mecánica ventricular izquierda, conocida también como un corazón artificial. En esa época, su diagnóstico era una enfermedad congénita que debilitaba el músculo del corazón y limitaba su capacidad para bombear sangre en el cuerpo.“Él primero tuvo tratamiento en Bogotá. Me encontré con un doctor, que yo le pregunté lo del trasplante y él me dijo que para los pobres no existía el trasplante, pero estamos acá y ya llevamos dos trasplantes”, contó Diana Gordillo, madre del joven.El médico Javier Castro, jefe de trasplante cardiaco pediátrico de la fundación que atiende a Juan David, indicó sobre la condición médica del joven que “el deterioro de su enfermedad llega a un punto a requerir apoyos adicionales y en ese caso es el soporte mecánico. Hasta esa época, habíamos hecho uno que se llama ECMO, que era muy diferente porque provee apoyo y reemplaza tanto el corazón como los pulmones”.Una hazaña médica para Juan DavidSu historia clínica se complicó y en la Fundación Cardiovascular de Colombia empezaron su primera hazaña médica.“A mí me encanta mucho vivir; así que lo que sea, lo que sea por mi salud”, dijo Juan David Galindo, el joven beneficiado con trasplante de corazón.Esos esfuerzos no fueron suficientes; Juan necesitaba un corazón natural. Sin embargo, milagrosamente no encontró uno sino dos corazones, que ha necesitado en los últimos seis años.“Con el tiempo, nos obligó a reconsiderar una nueva terapia avanzada y en este caso fue un segundo trasplante de corazón. Afortunadamente, la evolución después de este trasplante fue muy buena y hoy en día él está en casa estudiando y haciendo su vida”, señaló el médico Castro.Junto a su madre, hoy tienen un valor diferente de la vida y los acompaña un sentimiento de gratitud.“Nosotros aprendimos a vivir del día a día, a disfrutar cada día y hacer lo mejor que podamos, pues tanto en las responsabilidades como en disfrutar. Si hay días que podemos caminar, salimos a caminar”, aseguró la madre de Juan David.Mientras que el joven vive muy agradecido con su médico de cabecera. “Muchas gracias al doctor Castro, siempre ha estado en todo lo que es de la clínica para nosotros y hasta fue a estudiar para averiguar qué más cosas había para mí”, afirmó.Desde 2004, en el Instituto Cardiovascular de Colombia, 63 niños han recibido un trasplante de corazón y una nueva esperanza.
Faye Louise, una mujer de Horsham (West Sussex, Reino Unido), pasó por múltiples intervenciones quirúrgicas debido a un cáncer poco común, por el que se enfrentó a un tratamiento extremadamente invasivo. Al principio pensó que se trataba de dolores menstruales pero resultó enfrentándose al terrible diagnóstico de un agresivo cáncer. El diagnóstico inicial de la mujer fue una pseudomixoma peritoneal, un tumor raro que provoca la acumulación de una sustancia gelatinosa en el abdomen, por esta razón tuvieron que extirparle 8 órganos. Así lo reveló Faye Louise en una reciente entrevista con la BBC, en la que contó todo el proceso que tuvo que vivir por su cáncer. (Lea también: Alcohol aumenta riesgo de sufrir al menos 7 tipos de cáncer) Todo empezó con dolores menstruales El año 2023 comenzó para Faye con dolores abdominales que inicialmente atribuyó a problemas menstruales comunes. Sin embargo, al someterse a una ecografía, los médicos descubrieron un quiste en su ovario. En un primer momento, parecía que se trataba de algo sencillo, por lo que tuvo que someterse a una operación para resolver el problema y, terminado el procedimiento, Faye escuchó de los médicos la temida palabra que todos temen: cáncer.Le diagnosticaron pseudomixoma peritoneal, una forma rara de cáncer originada en el apéndice que provoca la acumulación de una sustancia viscosa dentro del abdomen. El tumor, que ya había comenzado a desintegrarse, había permitido que las células cancerígenas se dispersaran a lo largo de su cuerpo. Este diagnóstico llevó a los médicos a recomendar una cirugía extremadamente compleja.Dice que el procedimiento fue "la madre de todas las cirugías"La operación a la que Faye fue sometida por este cáncer se ha descrito como "la madre de todas las cirugías" por su magnitud y complejidad. Durante esta intervención, los médicos tuvieron que extirparle ocho órganos vitales: el bazo, la vesícula biliar, el apéndice, los ovarios, el útero, las trompas de Falopio, el epiplón mayor y menor (que conectan el estómago y el duodeno con otros órganos abdominales), y parte de su hígado. Además, fue necesario raspar el diafragma y la pelvis para eliminar cualquier rastro de células cancerígenas que pudieran haber quedado. A pesar de la complejidad de la cirugía, Faye sobrevivió y los médicos le dieron la noticia de que ya no había evidencia de enfermedad. La mujer, al recibir este diagnóstico, expresó que fue el "mejor regalo de Navidad" que pudo haber recibido. La mujer sobrevivió al cáncerEl regreso de Faye al trabajo no fue fácil. Tras una cirugía tan invasiva en la que le quitaron el cáncer, muchos se hubieran preguntado si sería capaz de retomar sus actividades diarias, especialmente un trabajo tan físico como el de despachadora de vuelos. Sin embargo, Faye nunca perdió la fe en su recuperación. Aunque el trabajo le exige esfuerzo físico, Faye se siente agradecida por haber podido volver a desempeñar su labor en el aeropuerto. "El trabajo es muy físico, pero me encanta la aviación y estoy feliz de estar de vuelta en el puesto", comentó en la entrevista con la BBC. "La verdad es que no sabía si sería capaz de regresar a mi trabajo el año pasado por esta misma época, pero estar aquí, sana, es una bendición".El diagnóstico de cáncer de Faye no solo afectó su salud física, sino que también la obligó a enfrentarse a grandes desafíos emocionales. Ya que, reconoció que hubo momentos de desesperación profunda, pero también indicó que, a medida que pasaba el tiempo, empezaron a ser más frecuentes los días positivos."Lamentablemente, esperar los resultados será decisivo para mí en cada Navidad", admitió. "Pero hay que seguir adelante y no rendirse nunca. Algunos días he caído en la más profunda desesperación, pero ahora, con más frecuencia, tengo días más positivos". La mujer ha compartido su experiencia en diversos medios y muchos consideran su historia como inspiradora. Además de su recuperación personal, Faye ha decidido volcar su energía en apoyar a otros que luchan contra el cáncer. Así que, se ha involucrado activamente en iniciativas de recaudación de fondos para Cancer Research UK, una organización benéfica que financia investigaciones sobre el cáncer. "Quiero dar visibilidad a la lucha contra el cáncer y apoyar la investigación para que otras personas puedan tener las mismas oportunidades que yo tuve", explicó Faye. La mujer también completó la Carrera por la Vida en Stanmer Park, Brighton, un evento que reunió a miles de personas comprometidas con la misma causa.
El tenis de mesa se convirtió en el motor de vida para un antioqueño que hace 20 años perdió las manos en un accidente con explosivos. Gracias a una prótesis fabricada en 3D, hoy es un campeón que demuestra que las barreras solo están en la mente.Para Rigoberto Ortiz, el accidente que tuvo hace 20 años, en ves de limitarlo, lo motivó a seguir adelante y a trabajar más duro, de la mano de uno de sus amores: el deporte.Tras varios años de rehabilitación, Rigoberto encontró en una fundación la oportunidad de transformar su vida y cumplir uno de sus sueños, el cual era convertirse en campeón.(Lea también: La joven que ha ganado más de 30 medallas de tejo profesional: “Un reto enfrentarme contra hombres”)“Yo los contacté para hablarles de mi necesidad. Yo les dije que en ese momento estaba practicando tenis de mesa, pero yo me amarro la raqueta con un caucho”, narró el deportista.Gracias a una prótesis fabricada en 3D, sumado a su dedicación, Rigoberto logró superar las limitaciones físicas para convertirse en un destacado jugador.“Yo iba para un viaje en Alemania y con esa raqueta tenía mucha más movilidad porque yo no podía golpear. Cada vez que yo golpeaba, la raqueta salía volando”, manifestó Rigoberto.Esteban Rojas, director de la fundación Humanos 3D, explicó que a Rigoberto “se le adaptó un dispositivo con lo que nosotros como ingenieros sabíamos hacer y dependía de él hacer el siguiente paso y con su potencial logró pasar a un torneo internacional, donde quedó campeón”.Gracias a la fundación Humanos 3D y a la inversión social, Rigoberto no solo encontró una herramienta funcional sino también la motivación para alcanzar nuevas metas. Hoy no falta a sus entrenamientos y está enfocado en perfeccionar su técnica.(Lea también: "El duelo dura lo que tú dures de víctima": valiente relato de madre que perdió a sus tres hijos)Según Rigoberto su prótesis fue la sensación en el torneo que participó: “Nadie conocía que era una prótesis para tenis de mesa que la diseñaron en Humanos 3D. Desde ahí, cambió toda la forma del juego”.Esteban Rojas agregó que “entendemos también el impacto emocional que genera esta tecnología, pasando por un tema de autoestima y de independencia”.Para el año 2025, Rigoberto buscará representar al departamento de Antioquia en la Liga Antioqueña de Tenis de Mesa, demostrando que no hay límites cuando se juega con pasión y corazón.
La historia de los abuelos de la creadora de contenido Vikkicloe ha enternecido a millones de internautas en las redes sociales. El pasado 30 de agosto, la influencer compartió que su abuela escogió la eutanasia “porque decidió que ya no quería sufrir más de cáncer. Aunque suene fuerte, nos sentimos afortunados como familia de haber podido prepararnos todos en terapia para este día”.Desde aquel momento, la joven ha compartido todo el proceso que ha vivido su abuelo, desde el día que debió despedirse del amor de su vida hasta cómo ha llevado el luto. Ellos estuvieron casados durante 70 años.El 25 de septiembre, Vikkicloe subió un video mostrando cómo fue el último día de vida de su abuela. Cinco minutos antes de que le aplicaran la eutanasia, le preguntaron por última vez a la adulta mayor si se arrepentía de su decisión, a lo que contestó: “Viví 89 años feliz, haciendo todo lo que mi corazón quiso, con el amor de mi vida, tuve hijos y nietos, y nunca me he arrepentido de nada”.(Lea además: Abuelita con demencia recupera lucidez y logra despedirse de su esposo: conmovedor video)Miró a la doctora y le dijo con voz firme y dulce: “Estoy lista. Esta es la mejor manera, rodeada de mis seres queridos y nada me puede quitar esta felicidad y paz”. La médica le deseó “buen viaje”. a lo que la mujer respondió con risa: “El último viaje de mi vida, junto a toda mi familia”.En este momento, su esposo, antes de decirle adiós, le dio el último beso. La sujetó entre sus brazos y le manifestó todo su amor.Mientras su corazón iba latiendo cada vez con menos fuerza, Vikkicloe le manifestó a su abuela: “No olvides que para mi abuelo siempre serás la flor más bonita de su jardín”. En aquel momento él vio a su compañera de vida y exclamó: “Ya se durmió”.El regalo que le dejó su esposa para que la recuerdeY es que, de por sí, un amor de 70 años no se puede olvidar. El adulto mayor llenó su vivienda con fotos de su esposa. Hay una en particular en donde se unen dos momentos: en su juventud bailando y el día de la eutanasia. En ambas la miraba con profundo cariño.“Mi abuela le dejó cuatro congeladores a mi abuelo con sus comidas y postres favoritos, todos congelados, para que él pudiera seguir probando su comida, incluso, cuando ella ya no estuviera”, escribió la creadora de contenido. Añadió que “mi abuela le dejó toda su ropa organizada para que él supiera cómo combinarla”.Además, el adulto mayor “aún pone dos platos y dos copas en la mesa para cada comida”. Al igual, “no ha dejado de usar su anillo (dice que para que ninguna chica se le acerque 😅)”, “le prende una velita todos los días y le reza” y guarda “la última servilleta con la que mi abuela se secó las lágrimas y las flores que tenía en las manos”.Vikkicloe también mencionó que su abuelo visita a su abuela todos los días y le cuenta todo sobre cómo le fue en el transcurso del día.Historia de amor enternece las redes socialesInternautas han aplaudido cómo la familia del abuelo de Vikkicloe lo ha acompañado a atravesar esta dura pérdida y el amor que los adultos mayores se tuvieron: “Amores de esos que ya no existen”, “Y me di cuenta que aún nadie me ha amado tanto en la vida 😭”, “No imagino cuando coma la última comida o el último postre 😢”, “Que suerte tuvieron de compartir su vida juntos.❤️ Imposible no ver el vídeo y no llorar” y “Ese señor sabe lo que es el amor”.(Lea además: Daniela Pachón cuenta cómo conoció a su esposo y por qué estuvieron separados durante un año)
Eveline Goubert perdió, en diferentes circunstancias de su vida, lo que más quería: a sus tres hijos, Nicolás, Alejandra y Mateo. Este es el testimonio de cómo, pese a la tragedia, logró convertir su dolor en resiliencia y en una fuerza inimaginable para sanar.No hay un solo día en que esta mujer no recuerde a sus hijos. Se ha enfrentado tres veces a este mar de emociones, asegurando que ellos son su primer pensamiento al despertar y el último antes de dormir.“La muerte de un hijo es un terremoto interno, donde tú quieres botarlo todo, tú quieres renunciar al trabajo, tú quieres hacer un cambio en tu vida absoluto como que para dejar el dolor afuera y no te das cuenta de que el dolor lo vas a cargar siempre”, mencionó Eveline Goubert.(Lea también: “La enfermedad no me define”: inspiradora historia de joven productor musical con piel de mariposa)Nicolás, Alejandra y Mateo murieron por razones distintas y en diferentes circunstancias de la vida de Eveline.“Yo no sé si haya palabras suficientes para describir lo que significa un hijo en la vida de una persona", afirmó, y añadió que quedó embarazada muy joven y que “fue la felicidad más grande”.Después quedó embarazada de sus otros dos hijos y recuerda que dedicó su vida a sacarlos adelante con mucho esfuerzo y amor. No obstante, tuvo que enfrentarse a una de las pruebas más difíciles de la vida, pues nadie está preparado para la pérdida de un hijo.“Me hubiera encantado saber cómo iban a ser de adultos, cómo iba a ser físicamente, qué carrera hubiera elegido, con qué hubiera soñado. Se cortan muchas cosas. Esa es la pérdida en general, se pierden los sueños, la esperanza, el futuro”, relató en Los Informantes.Es un verdadero ejemplo de tenacidad. Eveline decidió que todo su dolor tenía que servir para algo, por ello, quiere contar su historia para ayudar a otros a mirar la muerte a los ojos y transitar por lo que parece imposible.“Ahí, con ellos, entendí que no somos dueños de nada y que somos administradores de todo. A mí me los dieron para administrar un tiempo, hasta que el dueño los pida”, dijo.(Lea también: La historia detrás de la fundación que ayudó a Fredy Guarín con su problema de alcoholismo)Enfrentado la muerte de sus hijosA los 18 años, Eveline quedó embarazada de Nicolás, su primer hijo. Pese a su corta edad, decidió sacar adelante a su bebé junto a su entonces pareja, que tenía 22 años.El embarazo de Nicolás fue de alto riesgo. Nació de 7 meses y desde el principio supieron que su vida corría peligro. Un día después del parto les dijeron que el bebé había sufrido 3 paros cardiorrespiratorios y podría tener daño cerebral. Murió pocas horas después.“Mi vida perdió todo el sentido y yo todavía no recuerdo qué pasó en los siguientes 4 años, no tengo ni idea, sé que era mucho dolor, que estaba muy perdida”, reveló y señaló que, tras la dolorosa pérdida de Nicolás, cuatro años después nació Mateo, quien "llegó a poner color a la vida".La vida de esta mujer empezó a recomponerse y las heridas a sanar. La situación económica de la familia mejoró y, 11 años después, la felicidad estuvo completa con el nacimiento de Alejandra.A pesar de la diferencia de edad, Mateo y Alejandra eran inseparables. Eveline recuerda que sus hijos crecieron totalmente sanos y sin ninguna complicación de salud. Sin embargo, los problemas comenzaron cuando Alejandra empezó a quejarse de un fuerte dolor en el estómago.Tras la revisión de dos médicos, ambos aseguraron que se trataba de una gastritis. Sin embargo, el dolor no disminuía y la preocupación de su madre la llevó a buscar otra opinión experta.Ahí supo que su hija Alejandra tenía diabetes tipo 1, también conocida como diabetes juvenil, una afección crónica en la que el páncreas produce poca insulina o sencillamente no la produce. Esta hormona es vital para permitir que el azúcar ingrese a las células y, si no se trata a tiempo, puede tener consecuencias fatales.Tras la muerte de Alejandra, Eveline se separó de su esposo, y su hijo mayor, Mateo, se fue a vivir con su papá y se retiró de la universidad. El dolor era tan grande que no alcanzaban las palabras para describirlo.Luego de vivir la pérdida de dos de sus hijos, llegó una tercera que impactó con el mismo dolor. Un año después de la muerte de Alejandra, a Mateo le diagnosticaron cáncer de mediastino con metástasis en los pulmones.Su familia intentó todo por salvar su vida, desde quimioterapias hasta medicina alternativa, pero falleció siete meses después de descubrirse su enfermedad.(Lea también: Milagroso trasplante de corazón con el que triatleta le ganó carrera a la muerte: "El mejor regalo")Un nuevo renacerLa muerte de sus tres hijos en diferentes etapas de la vida la sumió en un profundo dolor, pero con valentía decidió afrontarlo. Con el tiempo, transformó su sufrimiento en una fuente de fortaleza y resiliencia.Eveline volvió a reconstruir su vida, se volvió a casar y reenfocó su carrera para ayudar a otros a sanar y a transitar por el duelo.“El duelo dura lo que tú dures de víctima, lo que tú dures lamentándote ¿por qué a mí? Fue un duelo bien hecho: lo lloré, lo ausente, le agradecí, hablé con él, pero ya no puedo hacer más porque la vida te exige salir adelante”, comentó.En noviembre de 2023, se logró justicia para el caso de Alejandra luego de que la familia iniciara un proceso judicial. La Corte Suprema de Justicia dejó en firme el fallo por negligencia médica contra Andrés Carvajal, el segundo médico que atendió a la hija de Eveline. Él fue condenado a tres años de prisión y a una inhabilidad para ejercer la medicina por 21 meses.“La vida incluye dolor y sufrimiento y es de las cosas más importantes que trae la vida, porque si tú ves en el placer nadie crece, ahí lo único que la pasamos es bueno, pero no pasa nada más importante. Pero en el dolor y el sufrimiento sí o sí hay crecimiento”, concluyó.Esta valiente madre honra la memoria de sus hijos todos los días. Aprendió a enfocarse en agradecer el tiempo que pasaron juntos, y su historia es un valioso testimonio de resiliencia.Reviva la historia completa de Los Informantes aquí:
El amor entre un padre y una hija se hizo viral en redes sociales, a tal punto que un corto video entre este par suma más de 21 millones de reproducciones. Con una breve, pero sentida frase, la pequeña hizo que su papá se derrumbara y llorara de la felicidad.Se trata de Chris Joy y su pequeña hija Lily Ana. Ellos residen en Francia y, durante varios años, este creador de contenido ha grabado, editado y publicado los videos que hace con su niña. En algunos se ven jugando, yendo en carro y cocinando.Los internautas pudieron ver el crecimiento y evolución de la pequeña. En videos quedó captado cuando, con apenas tres años, aprendió a preparar galletas y tortas, y conoció cómo se debían utilizar diferentes utensilios de cocina.(Lea además: Niña perdió las piernas y, pese a la adversidad, da gran lección: “Nos quejamos de cosas pequeñas”)En este último escenario fue cuando Lily hizo llorar a su papá de alegría. Mientras batían unas claras huevos, la niña, quien vestía un saco rosado y una diadema de unicornio, le dijo: “Papá, tú eres mi mejor amigo”.Luego de que ella le comunicó eso a su papá, él se detuvo, la miró, se apartó del plato y empezó a llorar. El video dura 1:02 minutos y ya acumula más de 21 millones de reproducciones.¿Qué más le dijo Lily a su papá?Mientras veía que su papá estaba llorando, ella le explica cómo tiene que batir las claras de huevo. Segundos después, él la abraza, le da un beso en la mejilla y ella le responde: “Te doy un beso, papi”.Siguieron con la receta, ella lo mira, mientras él seguía acongojado y lo hace reír, cuando ve su reacción suelta una carcajada traviesa.El video ha tocado el corazón de millones de internautas de las redes sociales. En comentarios que se han escrito en el video se lee: “El ganó en la vida, muchachos”, “Se derritió el papá”, “Cuando vea a mi papá le daré un besito”, “Aprovecha ahora que de mayor las cosas a veces se tuercen 👍”, “Lloré sin entender ni una palabrita de lo que dicen”, “Son lágrimas de felicidad porque se está dando cuenta de que lo está haciendo muy bien”, “Este hombre ya tiene el cielo ganado” y “¿Tanto le costaba a mi papá ser así?”.(Lea además: Mamá recuperó a su hijo, habitante de calle en Cúcuta, tras 11 años: impactante transformación)
Séptimo Día conoció la historia de Sara Urrego Millán, una niña que a los 12 años tomó la decisión de que le amputaran las piernas debido a que una enfermedad genética que enfrenta desde su nacimiento le causaba dolores insoportables. Hoy, es un ejemplo de optimismo y esperanza que vale la pena replicar.Desde que nació Sara, tanto ella como su familia han tenido que batallar por su vida. Siempre ha convivido con fuertes dolores, idas a hospitales, incertidumbre y hasta matoneo. Además, siendo muy pequeña tuvo que asumir el peso de decisiones inconcebibles para un niño.(Lea también: Estremecedor testimonio de madre que perdió a sus tres hijos: “En el dolor hay crecimiento”)“Yo no podía más, le decía a mi mamá ‘yo no puedo más mami, me duele mucho, no sé qué hacer’. Tomé la decisión (a los 12 años) de que me amputar mis piernas. La pierna derecha era la más afectada, la que más me causaba dolor”, le contó Sara a Séptimo Día, revelando que se trató de una determinación que pensó durante dos años. Ella y su familia tuvieron el respectivo acompañamiento sicológico por la complejidad del asunto.¿Qué enfermedad padece?A Sarita le diagnosticaron encondromatosis, una enfermedad rara que causa tumores en los huesos. Aunque los tumores inicialmente no eran malignos, tenían el potencial de convertirse en cáncer.“Son unos tumores que se van desarrollando en huesos largos: piernas, brazos e incluso, en algunas ocasiones, en el cráneo. Esta enfermedad me la diagnosticaron a los 3 años”, explica, como toda una experta, Sarita. Desafortunadamente, para tratar la también conocida como enfermedad de Ollier no hay ningún hay medicamento y la solución inicial que le dieron los médicos a sus padres era que dejaran que la niña creciera para, luego, “partir huesos y hacer reconstrucción”.Sin embargo, cuando cumplió 5 años los tumores seguían creciendo e invadiendo sus piernas a la altura de las rodillas.(Lea también: “La enfermedad no me define”: inspiradora historia de joven productor musical con piel de mariposa)“Me fue caminando menos y menos. Se cansaba mucho, le ordenaron zapatos de plataforma porque ya se le notaba el desnivel entre la pierna derecha y la izquierda, porque por la cantidad de tumores que tenía en el cartílago eso hacía que su pierna no creciera de manera normal”, recuerda su mamá.El ortopedista oncólogo Sergio Arroyave, el médico que más conoce y ha tratado el caso de Sarita, explica que la menor tiene específicamente una enfermedad genética conocida como Síndrome de Maffucci, en la cual “hay un desorden y hay unas mutaciones específicas que generan la aparición de tumores, específicamente encondromas”, es decir tumores cartalaginosos en los que “básicamente crece cartílago dentro del hueso, donde no debería crecer, lo empieza a deformar y en algún momento podría tener el riesgo de malignizarse”.Con la investigación que hay hasta el momento, se sabe que se trata de una enfermedad que no es hereditaria, son casos de 1 en un millón y no hay un tratamiento para controlarla.En el caso de Sarita, aproximadamente a los 8 años los tumores ya estaban en la cadera y eso significaba que podrían pasar de benignos a malignos, es decir, cáncer de huesos y que el dolor sería un pasajero permanente e indomable.“Era un dolor punzante, muy muy doloroso, en básicamente todas las dos piernas. Me quemaba el hueso. Me movía, me dolía, duraba todo el día con dolor. Me manejaban con Acetaminofén, seguimos con Tramadol, sin embargo, ya perdió su efectividad, entonces seguimos a la morfina, que ya a lo último no me hacía ningún tipo de efecto”, relata la adolescente.En agosto de 2022 en el Instituto Nacional de Cancerología a Sarita le amputaron su pierna derecha y 6 meses después, en marzo de 2023, hicieron lo mismo con la izquierda.“La mejor decisión, aunque suene muy drástico, muy difícil, fue la amputación de mis dos piernas. Después de las amputaciones, mi vida cambió de una forma muy buena, los dolores ya no volvieron existir, ya duermo super bien. Por el dolor que yo tenía en mis piernas no dormía, no comía, llegué a tener desnutrición severa”, asegura la joven.Un mensaje de resilienciaA pesar de su situación, Sarita adoptó una actitud positiva. Nunca se quejó y se convirtió en un ejemplo de fortaleza, demostrando que incluso en medio de adversidades extremas, es posible encontrar esperanza. Para sus 15 años, se fijó una meta especial: bailar el vals con sus padres usando prótesis, pero otra de las dificultades que enfrentó, como siempre junto a su familia, fue conseguirlas, pues son aparatos altamente costosas (valen entre 80 y 100 millones de pesos).Sin embargo, en su camino apareció un nuevo ángel, el Titán Caracol Juan Ricardo Salcedo, quien le donó a Sarita las prótesis que necesitaba. El mecánico industrial las hace, a partir de materiales reciclados, en su taller en Tabio, Cundinamarca.Así las cosas, la adolescente empezó terapias y un exhaustivo entrenamiento para cumplir su sueño en su fiesta de 15 años. Deslumbró con un vestido verde esmeralda y bailando el vals con su padre. Además, la reunión que quería, acompañada de quienes la han apoyada, fue posible gracias a otros ángeles que le regalaron el vestido, la comida, la música y hasta un anillo.Su historia no es solo un ejemplo de resiliencia, sino que tiene un poderoso mensaje para valorar la vida y no quejarse por cosas que podrían parecer insignificantes.“Mi mensaje es que valoren mucho su vida. A veces nos quejamos de cosas muy pequeñas y pensamos en muchas cosas que a veces no son tan importantes. Quiero decirles que vean de pronto, a otros ejemplos. Yo, a pesar de que tomé la decisión de que me amputan mis dos piernas, no me arrepiento para nada de la decisión que tomé y sigo aquí luchando, sigo luchando para poder caminar lograr mi sueño que es caminar”, puntualizó esta joven.
En diferentes circunstancias de la vida, Évelyne Goubert perdió lo que más quería, a sus tres hijos Nicolás, Alejandra y Mateo. Las palabras no alcanzan para describir el dolor de mirar la muerte a los ojos. Este testimonio de una tragedia multiplicada por tres es también un ejemplo de resiliencia y de la capacidad de sanar. Véalo en Los Informantes. “La muerte de un hijo es un terremoto interno, donde tú quieres botarlo todo, tú quieres renunciar al trabajo, tú quieres hacer un cambio en tu vida absoluto como que para dejar el dolor afuera y no te das cuenta que el dolor lo vas a cargar siempre”, así define en pocas palabras, pero con mucho valor, Évelyne Goubert lo que ha tenido que pasar. Aunque ya no están físicamente, dice que sus hijos son su primer pensamiento al despertar y el último antes de dormir.(Lea también: ¿Cómo Fredy Guarín superó el alcoholismo? Así ha sido su proceso de rehabilitación y recuperación)Nicolás, Alejandra y Mateo murieron por razones distintas y en diferentes momentos de la vida de Évelyne Goubert.“Yo no sé si haya las palabras suficientes para describir lo que significa un hijo en la vida de una persona. Yo quedé embarazada muy jovencita y fue la felicidad más grande. El saber que hay una vida dentro de ti te cambia absolutamente todo. Después llegaron mis otros dos hijos y todo el propósito cambia. Toda tu vida se convierte en sacarlos adelante”, recuerda convencida de ser mamá fue la mejor decisión que tomó.Sin embargo, el destino le tenía preparadas unas pruebas que ningún padre quisiera enfrentar.“Me hubiera encantado saber cómo iban a ser de adultos, cómo iba a ser físicamente, qué carrera hubiera elegido, con qué hubiera soñado”, reconoce en Los Informantes, enfatizando que no son las personas las que se pierden, sino “los sueños, la esperanza, el futuro”.¿Qué pasó con sus hijos?Évelyne Goubert siempre soñó con ser mamá y, en el 86, cuando le dijeron que estaba embarazada de Nicolás, su primer hijo, la vida se puso patas arriba. Ella tenía 18 años y su pareja 22, aunque era jóvenes y la situación no estaba nada fácil en su cabeza solo había una idea: sacar a su bebé adelante, entonces se casaron y formaron un hogar.(Lea también: Johana Bahamón, entre las 100 mujeres más influyentes: ¿qué la llevó a trabajar en las cárceles?)El embarazo de Nicolás fue de alto riesgo. Nació de 7 meses y desde el principio supieron que su vida corría peligro. Un día después del parto les dijeron que el bebé había sufrido 3 paros cardiorrespiratorios y podría tener daño cerebral. Murió pocas horas después.“Mi vida perdió todo el sentido y yo todavía no recuerdo qué pasó en los siguientes 4 años, no tengo ni idea, sé que era mucho dolor, que estaba muy perdida”, cuenta al señalar que el alivio llegó a su vida al quedar embarazada por segunda vez y tener en sus brazos a Mateo.Cuatro años después de enfrentar esa dolorosa pérdida de Nicolás, Mateo nació completamente sano y pesó 3200. “Les dicen los niños arcoíris, llegan a poner color a la vida”, subraya en Los Informantes.Con la llegada de ese nuevo integrante de la familia, la vida se recompuso, las heridas empezaron a sanar, la situación económica mejoró y 11 años después la felicidad estuvo completa con el nacimiento de Alejandra.A pesar de la diferencia de edad, Alejandra y Mateo eran inseparables. Eran muy distintos, pero se tenían un infinito amor. “Se llevaban 11 años, Alejandra de 11 y Mateo de 22 años, pues son dos mundos distintos, entonces todo gira alrededor de ellos. Mateo siempre se quería llevar a su hermana y entonces la pelea era déjame a tu hermana acá, no te la llevas este fin de semana, porque él quería armar paseo y meter a su hermana en la maleta siempre”, dice Évelyne.Alejandra nunca tuvo problemas de salud, pero una negligencia médica volvió a causarle dolor a esta familia. Un día, el viernes 1 de junio de 2012, la niña se enfermó y decidieron llevarla a urgencias en la Clínica Shaio.“Este primer médico nos dice que es una gastritis, que probablemente está estresada con los exámenes y que eso no es nada, le formuló algún medicamento y la llevamos para la casa”, explica Évelyne sobre cómo inició el suplicio de Alejandra.Debido a que la niña no mejoraba, asistieron de nuevo a la clínica el domingo siguiente, pero la atención tampoco fue la que esperaban.“Llegamos donde un segundo médico, también pediatra de urgencias, y ese día había partido de Colombia. El médico estaba vestido con la camiseta de la selección Colombia y todo el tema lo giraba hacia Colombia”. Aunque Évelyne afirma que le dijo al doctor que notaba un drástico cambio en el peso de su hija, este le respondió “ay, las mamás sí que son exageradas” y reafirmó el diagnóstico inicial: que se trataba de una gastritis.Sin embargo, no era eso lo que tenía Alejandra, en una tercera ida a urgencias, ya muy enferma, supieron que se trataba de una diabetes tipo 1 o diabetes juvenil, una afección crónica en la que el páncreas produce poca insulina o sencillamente no lo hace. Esta hormona es vital para permitir que el azúcar ingrese a las células y, si no se trata a tiempo, puede ser fatal, como fue para la niña de Évelyne Goubert.(Lea también: La Nena Arrázola, de Los Informantes, y las pruebas que enfrentó por el cáncer: “Yo gateaba”)Alejandra tuvo muerte cerebral y el jueves siguiente en junta médica les dijeron a sus padres que había que desconectarla. La búsqueda de justicia, en medio del dolor, empezó en ese mismo instante, pero fue solo hasta noviembre de 2023 cuando ganaron la batalla judicial. La Corte Suprema de Justicia dejó en firme el fallo por negligencia médica contra Andrés Carvajal, el segundo médico que atendió a la hija de Évelyne, condenado a 3 años de prisión y a una inhabilidad para ejercer la medicina por 21 meses.Por la muerte de Alejandra Lineros la Sala Civil del Tribunal Superior de Bogotá condenó a la Clínica Shaio y a la EPS Aliansalud al pago de perjuicios materiales y morales por el tope máximo que la Corte ha establecido en toda su historia.Luego, Évelyne se separó de su esposo y su hijo mayor, Mateo, se fue a vivir en un apartamento cercano con su papá y se retiró de la Universidad. El dolor era tan grande que no alcanzan las palabras para describirlo.“Tuve que aprender a no ver a mi hija como mi verdugo, porque decía: ‘ella fue motor de mi felicidad durante 11 años de mi vida. No la puedo convertir en mi verdugo ahora’. (No puedo decir) que ‘mi vida se dañó porque Alejandra no está’, que ‘vivo triste porque Alejandra no está’, no, ella no es la culpable de entonces tengo que aprender a vivir con su recuerdo y no con su ausencia”, dice.Por si fuera poco, un año después de la muerte de Alejandra, a Mateo le diagnosticaron cáncer de mediastino con metástasis en los pulmones. Intentaron todo por salvar su vida, desde quimioterapia hasta medicina alternativa. Durante 7 meses, él, que era el único nieto hombre en su familia, viajó y pudo despedirse de su familia. Se fue de este mundo tranquilo, fiel a la vida que llevaba.“La vida perfectamente ideal no existe”Por tercera vez, Evelyn enfrentó la muerte. Pensó que ese era su final, pidió irse de este mundo, no veía sentido en seguir adelante. El dolor duró meses, años y nunca se fue del todo.“Era un domingo y en algún momento yo dije ‘¿qué día es hoy, es domingo y dónde está la gente? Estoy sola y he llorado todo el día y ni siquiera el teléfono ha sonado. Y eso me llevó a pensar que la gente está viviendo sus vidas y la única que se está muriendo acá en vida eres tú. ¿Qué quieres hacer? ¿Quieres vivir para siempre o quieres conectar de nuevo con la vida?”, cuestionarse así fue la base para su renacer. En medio de la batalla por honrar la memoria de sus hijos, 2 años después Evelyn reconstruyó la vida, se volvió a casar y reenfocó su carrera para ayudar a otros a sanar a transitar por el duelo.Logró sobreponerse y reconstruir la vida ayudando a otros a superar lo que no tiene nombre. Decidió que todo ese dolor tiene que servir para algo y por eso ahora cuenta su historia.“Si la vida va rotando y nos va pasando a todos, por qué a ti la vida no te tendría que pasar. Y es que tiene que ver con el mundo Disney, entendemos la vida como algo perfectamente ideal, pero eso no existe. La vida incluye dolor y sufrimiento y es de las cosas más importantes que trae la vida, porque si tú ves en el placer nadie crece, ahí lo único que la pasamos es bueno, pero no pasa nada más importante. Pero en el dolor y el sufrimiento sí o sí hay crecimiento”, puntualiza.
En septiembre de 2023, Noticias Caracol le contó a Colombia la historia de Brayan Hernández, un habitante de calle en Cúcuta cuya madre luchaba por sacarlo de la mendicidad. María Elena, en medio de una batalla muy dura, se había dedicado a rescatar a otros jóvenes que, como su hijo, sufrían en los andenes y caños de la capital de Norte de Santander. Meses después de emitida esa primera crónica, Brayan decidió salir del infierno en el que estuvo sumergido durante 11 largos y tortuosos años, y empezar una nueva vida lejos de la droga y al lado de su mamá. (Lea también: Esta fue la primera crónica de Brayan, habitante de calle en Cúcuta)"Me aburrí. En la primera entrevista más de una gente me hablaba, me aconsejaba, me decía: 'desagradecido, cómo hace sufrir a su mamá y se va y la deja llorando'. Y a lo último capté: ¿qué hago destruyéndome la vida, durmiendo en un canal, tirado como un perro, teniendo mi familia y a mi mamá buscándome? Eso me ayudó a cambiar", recalca Brayan.Un cambio que demoró bastante tiempo y costó demasiadas lágrimas por culpa de la maldita drogadicción, un monstruo que lo arrojó a la indigencia cuando apenas tenía 15 años. "Eso era lo más duro, escondérmele a mi mamá. Muchas veces me le escondí. No me gustaba verla llorar, porque yo en la calle tengo criterio y no me gustaba que me vieran llorando. Pero me daba nostalgia cuando pasaba y llamaba a dar comida y yo no poder salir", agrega."La muerte era lo mejor": Brayan Hernández Los malos amigos, las malas juntas como afirma Brayan, lo llevaron al infierno. En una ciudad caliente como Cúcuta, este joven noble y hasta inocente se estaba quemando, pero por dentro. "En ese momento, la muerte era lo mejor que tenía, la opción que yo pensaba, porque no me hallaba. Había algo que como que sentiría mejor descanso en paz, en vez de estar en la calle, sufriendo. No me iba para la casa porque no quería cambiar, me gustaba la droga", reconoce. Padeció desprecios y fue invisible para la mayoría de ojos que pasaban sin mirar por un parque áspero que fue su cama y cocina, su todo y su nada. "Hay gente que lo juzga a uno sin saber cómo es uno.. 'ay, ese chirrete. Ay, ese habitante de calle. Ay, ese mugre ya no sirve'. Eso le dicen a uno un montón de cosas. Yo llegaba al restaurante de buena manera y decía: 'buenos días, regáleme comida'. Porque yo fui de la calle, pero yo tengo mis modales. Y no faltaba el que sacaba agua y le echaba a uno. Eso era impactante". Tan impactante como su transformación. De encima se quitó no solo la suciedad, también y principalmente la intranquilidad. Ya no tragará saliva cuando haya sed. "Usted me veía a mí así, haciendo gestos locos, todo carramaniado... con una escobita, todo loco, barra aquí y barra allá, limpie y limpie. Después de eso, a verme así, tranquilito, sin ese tic, dirán los que quieren cambiar: 'si el chino pudo, ¿por qué yo no?", reflexiona.Brayan, que en carne propia sintió cómo duele el hambre, hoy por hoy recorre la capital de Norte de Santander junto a María Elena Hernández y otros voluntarios del Banquete del Bronx. Llena estómagos y alimenta almas. "En la calle hay mucha depresión, mucha droga. No hay nada como estar en la casa, en el hogar", sentencia. "No prueben las drogas"No dejarse tentar por el diablo, aunque parezca un ángel, eso les aconseja a los más jóvenes. "Uno comienza con la marihuana, luego con una cosa y luego con otra. Y cuando usted menos piensa termina en la calle, tirado, y nadie da un peso por usted. Yo les aconsejo que no lo hagan. Y los amigos que dicen que tome o es gallina, más adelante es donde uno ve las consecuencias". María Elena lo logró. El amor de sus amores está a salvo. Lo asegura emocionada: "Lo amo, es mi primer hijo, el hijo del proceso. Me enseñó todo. Fue la primera persona a la que escuché decirme mamá. Desde que Brayan llegó al mundo, veníamos con dificultades los dos, porque me tocó sola. Yo siempre voy a estar ahí, pase lo que pase yo voy a estar ahí". Y Brayan, que fue parido dos veces por esta mujer, cuando nació y ahora que renació, le responde: "Mi vida, ella me dio la vida. Ella dice que estamos solos y no, porque teníamos a Dios. Ella sabe que la amo, la quiero y la aprecio mucho. Mi promesa es andar firme con el amor de Dios". María Elena y Brayan seguirán metiéndose a los caños de Cúcuta con la esperanza de rescatar a otros que sufren la dureza del asfalto, el látigo de la droga y el peso de la indiferencia. (Lea también: Frayñero, el santo de los habitantes de calle que hace 'milagros' en Bogotá)