La candidatura a la reelección presidencial de Joe Biden quedó en juego el sábado, luego de que los esfuerzos por dejar atrás un desastroso debate no lograron silenciar las voces que instan a que abandone la carrera por la Casa Blanca.
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Los murmullos de disenso dentro de su propio partido Demócrata se han transformado –en el caso de cinco representantes individuales de la Cámara de Representantes– en llamados directos a renunciar, y varios donantes clave han amenazado con cortar la financiación si Biden insiste en mantener el rumbo.
"No creo que el presidente pueda hacer campaña de manera efectiva y ganar contra Donald Trump", dijo el sábado Angie Craig, la última demócrata de la Cámara de Representantes en romper filas.
El líder de la minoría de la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, ha programado una reunión virtual de altos representantes demócratas para el domingo para discutir la mejor manera de avanzar, y se informa que el senador demócrata Mark Warner está trabajando para convocar un foro similar en la cámara alta.
El equipo de campaña de Biden sigue adelante a pesar de todo, con un evento planeado en Pensilvania el domingo y visitas a otros estados en disputa más adelante en el mes.
En un mitin en Wisconsin antes de la entrevista del viernes, Biden había pronunciado un discurso contundente y enérgico, declarando inequívocamente: "Seguiré en la carrera. Venceré a Donald Trump".
¿Qué dijo Biden en la entrevista con ABC?
Luego vino la entrevista con la cadena ABC, que parecía poco probable que calmara las preocupaciones de los críticos que dicen que, fuera de un teleprompter, Biden puede tener dificultades para comunicarse.
Algunas de sus respuestas fueron tentativas, divagantes y difíciles de seguir, al tiempo que intentaba desviar las preguntas sobre su agudeza mental y descartaba la idea de que su partido consideraría reemplazarlo.
En lo que se había anunciado como una entrevista televisiva decisiva para el pasado viernes, la estrategia de Biden fue negar rotundamente la caída de los números de las encuestas y las preocupaciones sobre su estado mental y físico provocadas por su pésimo desempeño contra su rival Donald Trump.
Culpó a un resfriado severo por la debacle del debate e insistió en que fue simplemente una "mala noche" en lugar de una evidencia de creciente fragilidad y deterioro cognitivo.
Y el hombre de 81 años se mostró firme en que no se dejaría presionar para poner fin a su campaña.
"Si el Señor Todopoderoso descendiera y dijera: 'Joe, sal de la carrera', yo me retiraría de la carrera", dijo. "Pero el Señor Todopoderoso no bajará".
Sin embargo, los pedidos de una menor intervención divina parecen estar fortaleciéndose.
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