Romell Broom, condenado a muerte en Ohio, Estados Unidos , por la violación y el asesinato de una niña de 14 años en 1984, falleció por COVID-19.
El homicida se hizo tristemente célebre porque la fecha en que iba a ser ejecutado, en septiembre de 2009, tuvieron problemas para encontrar una vena y así administrarle una inyección letal, procedimiento que duró cerca de dos horas y que, según la defensa del hombre, le causó un gran dolor.
La Corte Suprema avaló luego que la sentencia se cumpliera, pese a que los abogados de Broom dijeron se violaría una ley en Estados Unidos, que establece que una persona no puede ser castigada dos veces por el mismo delito.
El hombre iba a morir en junio de este año, pero por un indulto la fecha se aplazó para marzo de 2022.
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Sin embargo, el preso de 64 años murió, al parecer, por coronavirus.
Según autoridades del estado de Ohio, 124 reclusos han fallecido por casos confirmados o probables de COVID-19.
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Uno de los internos del corredor de la muerte tiene la cepa y otros 55 que dieron positivo ya están recuperados.