El video de una paliza propinada en una ciudad china por un grupo de hombres a unas jóvenes que rechazaron sus "atenciones" y que horrorizó a la población ha puesto en pie de guerra a las mujeres del país, sobre todo en las grandes ciudades, donde se ha disparado la demanda de clases de defensa personal.
Yang, Xu y Charlotte son tres jóvenes de 15 años que desde la semana pasada acuden a un gimnasio de Pekín para aprender a repeler una agresión. Todas tienen grabadas en la mente las brutales imágenes del "video de Tangshan", la ciudad norteña donde se produjeron los hechos que han indignado a la sociedad china.
"Estamos conmocionadas. Por primera vez, nos dimos cuenta de que este tipo de cosas suceden en nuestra sociedad", afirma a EFE Charlotte tras la clase, mientras sus dos amigas asienten cuando añade que "aunque este incidente no es un fenómeno común, es una llamada de atención para nosotras".
Los teléfonos no han dejado de sonar en el centro de boxeo Jiu Fu desde que se difundió el video del ataque, por el que ya hay casi una decena de detenidos y al menos un mando policial expulsado.
Brutal agresión a mujeres en restaurante de China pic.twitter.com/VbhCBMbVJY
— Chismes Colombia (@ChismesCol) July 16, 2022
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Liu Hongdou, instructora, indica que dos o tres días después de que las imágenes se hicieran virales tuvo que colgar el cartel de "completo". Las redes han hecho que las jóvenes tomen conciencia de algo que "no es nuevo, siempre ha estado ahí", enfatiza.
La instructora muestra a sus siete alumnas cómo zafarse del peligro en distintos escenarios, como en un taxi, si el atacante las arrastra por el suelo, cómo correr para escapar de un agresor, cómo golpear en gancho desde una posición inferior "porque les gusta mucho agarrar del cuello a la víctima" e incluso qué hacer en caso de incendio en un local abarrotado.
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Las chicas aprenden a golpear sin guantes porque "en las situaciones de la vida real no van a llevarlos puestos", comenta.
"Crecí en Hubei, donde la violencia callejera es común y hay grupos de personas peleando con cuchillos por todas partes. Mi conciencia de seguridad se cultivó allí. Pero en Pekín descubrí que las chicas no están concienciadas con la seguridad. Es fácil que discutan y se pongan en una situación muy peligrosa", apunta Liu.