El dolor por la guerra y la violencia en el mundo marcó el viacrucis en el Coliseo de Roma, en el que por primera vez no participó el papa Francisco debido al frío. Una colombiana sorprendió a los creyentes con un testimonio.
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Francisco, de 86 años, que estuvo hospitalizado la semana pasada por una bronquitis, canceló su presencia en este tradicional rito nocturno debido al frío registrado en la capital italiana, con temperaturas que no superan los 10°C por la noche.
Más de 20.000 personas asistieron a la procesión, que se celebró en un clima particular, sin el papa Francisco, cuyas condiciones de salud desataron fuerte preocupación la semana pasada en todo el mundo.
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El papa siguió el viacrucis desde su residencia de Santa Marta en el Vaticano, informó en una nota la Santa Sede.
En las primeras meditaciones, que tradicionalmente se leen en cada una de las 14 estaciones del calvario padecido por Cristo, representantes de Centroamérica, de Sudamérica y del norte de África leyeron textos con testimonios presentados al papa durante sus viajes.
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Narcotráfico, violencia, desplazamientos, corrupción, figuraban entre los relatos más tocantes.
Luz Dary Landázuri, chocoana afectada por el conflicto armado colombiano, dio su testimonio que fue conocido por el mundo entero.
“En el 2002 una bomba puesta por los guerrilleros me destrozó una pierna. La metralla me provocó heridas en el cuerpo. De aquel momento recuerdo gritos de la gente y sangre por todas partes. Lo que más me aterrorizó fue ver a mi hija de 7 meses cubierta de sangre con restos de vidrio incrustados en la carita”, dijo.
Luz Dary conoció en el 2017 al papa Francisco durante su periplo por Colombia. Ella colaboró en comunidades azotadas por la guerra y ayudó a víctimas de las guerras antipersonales.
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“Lo que debió haber sido para María ver el rostro de Jesús ensangrentado. Yo víctima de esa violencia insensata al principio experimenté rabia, pero después descubrí que si difundía odio creaba violencia”, complementó la colombiana.
"Tengo miedo del futuro, por mí y por los demás chicos. ¿Por qué sufrimos en el campo para desplazados?", se preguntó un muchacho de 16 años del norte de África en la séptima estación, dedicada a la caída de Jesús.
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Los testimonios de un ucranio y un ruso
Entre los momentos más conmovedores y emblemáticos fue el pedido de paz de dos jóvenes, uno de Ucrania y otro de Rusia, quienes describieron en la décima estación el dolor de la guerra, la pérdida de un hermano, la separación de la familia.
"Soy un joven ruso. Al decirlo experimento casi un sentimiento de culpa, pero al mismo tiempo no entiendo por qué y me siento doblemente mal. Despojado de la felicidad y de los sueños para el futuro", confesó.
"La guerra ha sido la cruz de nuestra vida. La guerra mata la esperanza. En el nombre de Jesús, que abrió los brazos en la cruz, ¡tiendan la mano a mi pueblo!", clamó.
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El embajador de Ucrania ante la Santa Sede, Andrii Yurash, criticó públicamente la decisión del papa de invitar a un ruso y un ucraniano, países en guerra, a leer juntos esos testimonios.
Desde su elección en 2013, Francisco había participado en el viacrucis de Roma, un momento culminante de la Semana Santa, que conmemora la muerte de Cristo, según el relato de los Evangelios.
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Organizado desde 1964 en el anfiteatro romano, especialmente iluminado para la ocasión, el viacrucis dejó de ser celebrado en ese lugar sólo en 2020 y 2021 a causa de la pandemia de coronavirus.
Desde que fue dado de alta el sábado del hospital, Francisco ha participado en varias ceremonias públicas en el Vaticano, entre ellas la misa del Domingo de Ramos y la audiencia general semanal del miércoles.
El jueves lavó los pies de 12 jóvenes detenidos en una prisión de Roma para practicar allí el tradicional rito del lavatorio de pies a marginados.
El domingo deberá presidir la misa de Pascua en la plaza de San Pedro e impartir la tradicional bendición "Urbi et Orbi" (a la ciudad y el mundo), además de leer el mensaje sobre los problemas del mundo
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