En la ciudad portuaria de Bat Yam buscan que los jóvenes vayan a vacunarse. Por eso han organizados ‘fiestas de vacunación’, en las que los asistentes reciben refrigerios y bebidas gratis.
El plan parece funcionar: se colocaron 400 vacunas en una noche.
Y es que en Israel aproximadamente un tercio de los menores de 30 años todavía tienen dudas sobre la vacunación.
“Fue espontáneo, vi la fiesta y tomé la vacuna”, dice uno de los asistentes.
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En Raanana, otra fiesta. Allí frecen pizza y cerveza gratis. Más de 150 personas se vacunaron en una sola noche.
“Recibí un vale para 10 lecciones gratuitas en el gimnasio. Todos obtienen uno aquí", explicó Adi Vaturi, quien viajó desde Tel Aviv.
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Pero no solo la fiesta es un incentivo. También lo es la libertad que otorga el pasaporte verde que les permite regresar a gimnasios, cines, eventos o piscinas públicas.
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Y en un gesto de unión en medio de la pandemia, que demuestra que todos estamos en el mismo barco, un grupo de paramédicos de los servicios médicos israelíes Maguén David Adom vacunan contra COVID-19 a palestinos en el puesto de control de Galandia, en el cruce entre la ciudad de Ramala en Cisjordania y el este de Jerusalén.
Israel quiere ser el primer país del mundo en deshacerse de la pandemia, pasar la página y comenzar una nueva vida después del coronavirus.
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