Camila Rosemary Shand nació en 1947, pero su nombre empezó a ser conocido en 1972 cuando en un partido de polo, su deporte favorito, conoció al entonces príncipe Carlos de Gales, hoy el nuevo rey del Reino Unido.
Luego de una amistad fortalecida por la cercanía de su familia aristócrata con la casa real, inició un romance con el primogénito de la reina Isabel II, un amorío que al final, después de muchos escándalos se consolidó. Gracias a su unión, hoy se convierte en la reina consorte de una de las monarquías más importantes del mundo.
Su “final feliz” se da luego de un largo camino, pues el de Camila y Carlos fue un romance que por muchos años no contó con el beneplácito de la monarca. El príncipe fue enviado en su entrenamiento militar al extranjero y eso los distanció.
Carlos contrajo nupcias con Diana Spencer, quien siendo 13 años menor aceptó casarse con él en 1981. La boda que se oficializó en la catedral de San Pablo, en Londres, selló la unión de Lady Di y el príncipe de Gales. Del matrimonio nacieron los príncipes William (heredero al trono) y Harry.
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Ella se había casado años antes con el oficial del Ejército británico Andrew Parker-Bowles, con quien tuvo dos hijos.
A pesar de ello, el lazo entre Camila y Carlos nunca se rompió y la aparente estabilidad de sus matrimonios duró poco. En 1992, mismo año que la reina Isabel II denominó como "annus horribilis", salieron a la luz conversaciones entre los dos que daban cuenta de una infidelidad y allí es donde los reflectores voltearon a ver a Camila. Ante una galopante popularidad de Diana, Camila fue calificada como la villana de la historia.
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Tras las revelaciones en televisión de las infidelidades de ambos, la reina autorizó que Carlos y Diana se divorciaran oficialmente, pues ya estaban separados. Andrew Parker-Bowles y Camila se habían divorciado poco antes también, aunque tampoco convivían desde hacía varios años.
El desenlace fatal fue la muerte de la princesa de Gales en 1997.
El tiempo pasó y Carlos y Camila comenzaron a vivir juntos, primero en secreto y poco a poco, a medida que pasaban los años, haciendo pública su relación. En 2005, la reina aceptó que se casaran. Legalmente no había impedimentos pues Carlos era viudo, y él había dejado claro que no aceptaría un no por respuesta.
En una modesta boda, en comparación con otras uniones reales, dieron el sí. Incluso William y Harry lo aceptaron.
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Desde aquel entonces inició una maratónica tarea de Camila por borrar su mala imagen ante el pueblo británico y empezó a ser común verla participando en actos benéficos.
Finalmente, Camila ha logrado una mediana aceptación del pueblo inglés y llega al trono como la consorte del rey Carlos III, un lugar en el que muchos imaginaban a Diana, pero asciende con la bendición de Isabel II. Esto como una de sus últimas instrucciones como monarca.