Ucrania ordenó el viernes a sus tropas atrincheradas en la acería Azovstal de Mariúpol deponer las armas, tras casi tres meses de resistencia a la ofensiva rusa que ha arrasado la ciudad portuaria del sudeste del país.
El asedio ruso a esta estratégica localidad, ubicada a orillas del mar de Azov, ha dado lugar a numerosas acusaciones de crímenes de guerra, incluyendo la de un ataque contra una maternidad.
Сombatientes ucranianos abandonan la planta Azovstal
— Rudy (@Ruddy19672107) May 18, 2022
El Ministerio de Defensa ruso declaró que otros 694 militantes habían salido de la planta de Azovstal en el último día. Un total de 959 nacionalistas del batallón Azov y militares ucranianos se han rendido desde el 16 de mayo. pic.twitter.com/FRu4UQwYvv
"El máximo mando militar dio la orden de salvar las vidas de los soldados de nuestra guarnición y dejar de defender la ciudad", declaró el comandante del batallón ucraniano Azov, Denys Prokopenko, en un video divulgado en Telegram.
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Sus efectivos, añadió, siguen tratando de sacar de la planta a los soldados muertos.
"Ahora espero que pronto, las familias y todos en Ucrania puedan enterrar a sus combatientes con honores", señaló.
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Ucrania desea intercambiar soldados de Azovstal por prisioneros rusos, pero las autoridades prorrusas de la región de Donetsk afirmaron que algunos podrían ser juzgados.
"Esperamos que [...] todos los prisioneros de guerra sean tratados de acuerdo con la Convención de Ginebra y el derecho de la guerra", dijo el portavoz del Departamento estadounidense de Defensa, John Kirby.
En Ucrania, el primer militar ruso juzgado por crímenes de guerra pidió "perdón" ante un tribunal de Kiev, al detallar cómo mató a un civil al inicio de la invasión rusa, hace casi tres meses. El veredicto debería pronunciarse el 23 de mayo.
"Realmente lo siento", declaró Vadim Shishimarin, de 21 años.
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