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Trump llama idiotas y débiles a gobernadores por no controlar las protestas en EE. UU.

El presidente fue llevado a un búnker durante una hora debido a las manifestaciones cerca de la Casa Blanca. Las tensiones no parecen disminuir.

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Alternando una retórica dura con empatía, y con un ojo puesto en su base electoral, Donald Trump se muestra inseguro sobre qué tono aplicar ante las furibundas protestas contra el racismo que sacuden Estados Unidos.

Tras una sexta noche de violentos disturbios con escenas de caos incluso en las cercanías de la Casa Blanca, Trump dejó claro con un tuit a primera hora de este lunes dónde tiene puesta la mira: "NOVIEMBRE 3", fecha de la elección presidencial.

Desde hace varios días el mandatario emite mensajes contradictorios, mientras la ira se apodera de decenas de ciudades tras la muerte bajo custodia de George Floyd, un hombre negro de 46 años, que se ha convertido en símbolo de la brutalidad policial hacia los afroestadounidenses.

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Tras el regreso de Trump a la Casa Blanca desde Florida en la noche del sábado, Washington aguarda un pronunciamiento suyo, tal vez un mensaje de unidad a un país maltrecho por los más de 100.000 muertos y los 40 millones de empleos que se cobró el coronavirus y sumido en la mayor ola de protestas civiles en décadas.

Pero el mandatario republicano permaneció alejado de los focos todo el domingo salvo por una serie de tuits para regañar a los medios y a los demócratas por una supuesta falta de determinación hacia los manifestantes.

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La imagen de la Casa Blanca con las luces exteriores apagadas la noche del domingo mientras a pocas cuadras los manifestantes encendían barricadas y rompían vidrieras es elocuente sobre la desconexión del presidente con sus conciudadanos.

Y este lunes no había indicios de una aparición de Trump, que no tiene eventos públicos agendados.

"Una alocución nacional desde la Oficina Oval no detendrá a Antifa", dijo el lunes la portavoz del presidente, en alusión a la red de activistas de extrema izquierda que Trump acusa de encabezar la violencia de los últimos días.

Aparte del mensaje sobre las elecciones, los otros tuits del presidente parecían menos destinados a restaurar la calma que a atizar a sus bases.

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Uno de ellos citaba a un presentador de Fox News negando que los grupos supremacistas blancos hayan jugado un papel para avivar los disturbios.

Otro descalificaba a su rival demócrata en las próximas presidenciales, Joe Biden, al afirmar que estaba rodeado por la "Izquierda Radical" que "está trabajando para sacar a los Anarquistas de la cárcel, y probablemente otras cosas".

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La sombra de Charlottesville

En una comunicación con los gobernadores de los estados este lunes, extractos de los cuales fueron divulgados por los medios, Trump les urgió a ser mucho más duros con las protestas.

"Si no dominan, están perdiendo el tiempo", les dijo el presidente según los medios. "Los van a pasar por arriba. Se van a ver como un montón de idiotas".

El gobernador de Illinois, J.B. Pritzker, confrontó a Trump, al que acusó de "empeorar" la situación, informó ABC.

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"La retórica que ha utilizado me ha preocupado sobremanera", dijo Pritzker, citado por la cadena.

El domingo, la alcaldesa demócrata de Atlanta, Keisha Lance Bottoms, denunció lo que consideró una peligrosa falta de liderazgo presidencial.

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"Habla y empeora las cosas", señaló. "Esto es igual que lo de Charlottesville", agregó en referencia a la respuesta de Trump a la violencia de los supremacistas blancos durante una manifestación en esa ciudad de Virginia en 2017.

"Hay gente muy buena en ambas partes", dijo entonces el presidente en alusión a los neonazis y los contramanifestantes.

Si bien los comentarios de Trump recibieron en aquel momento la condena de sus correligionarios, el Partido Republicano no ha hecho comentarios sobre la muerte de Floyd, que murió esposado y tendido boca abajo en la calle mientras un agente de la policía le apretaba el cuello con la rodilla.

La excepción fue Tim Scott, el único senador republicano negro, quien criticó a Trump por lo que consideró "tuits nada constructivos, sin ninguna duda".

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Los últimos comentarios públicos del presidente sobre los disturbios, pronunciados el sábado en el Centro Espacial Kennedy de Florida, revelaron sus impulsos contradictorios para abordar el tema, pasando de la empatía a un tono represivo.

Dijo que la muerte de Floyd en Minneapolis era una "grave tragedia" que llena a "todo el país de horror, rabia y dolor".

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"Comprendo el dolor que siente la gente", agregó.

Pero de inmediato fustigó el papel de los "anarquistas" en el fomento de las protestas, dejando de lado la brutalidad policial y la ira de la minoría negra, para la que las últimas palabras de Floyd pasaron a ser la consigna de las manifestaciones: "No puedo respirar".

Por su parte, el antecesor de Trump en la Casa Blanca, Barack Obama, se pronunció en una columna de opinión contra la violencia "que pone en riesgo a personas inocentes", pero también llamó a no atribuir a un movimiento de millones de personas los excesos de "una pequeña minoría".

"La enorme mayoría de los participantes han sido pacíficos, valientes, responsables e inspiradores" y "merecen nuestro respeto y apoyo, no nuestra condena", agregó.

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