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Tres semanas después del terremoto en Turquía rescatan a un perro entre los escombros

Una persona que escuchó ruidos bajo las ruinas alertó a los socorristas, que celebraron aún poder hallar vida tras el devastador terremoto en Turquía.

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Rescatistas lograron extraer con vida a un perro de un edificio colapsado por el terremoto en Turquía, tres semanas después del mortal sismo de 7,8, informó la prensa local.

Los equipos de rescate de un municipio en el centro de Turquía salvaron al perro Aleks el miércoles 1 de marzo y lo entregaron a la asociación turca de protección animal Haytap, en la ciudad de Antakya.

Un video de la agencia noticiosa DHA muestra a los rescatistas extendiendo el brazo entre dos grandes losas de concreto y llamando al animal atrapado.

"¿Viene?", se escucha preguntar a uno de los rescatistas, acuclillado en un pequeño espacio entre los escombros del edificio.

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"Aleks, venga querido", llama otro rescatista. "Muy bien, hijo".

Posteriormente aparecen los rescatistas abrazando al perro, quien se ve alerta y con buena salud mientras bebe agua.

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Fue gracias a una persona que escuchó ruidos entre los escombros que dejó el terremoto en Turquía, que los rescatistas pudieron salvar al perro, que estaba algo deshidratado y malnutrido.

"Cada criatura viviente nos importa, humanos o animales", declaró un socorrista citado por la agencia DHA tras el rescate milagroso.

Los voluntarios han salvado a cientos de gatos, perros, conejos y aves atrapados en Antakya, una de las ciudades más golpeadas por el terremoto en Turquía.

En las carpas de Haytap, los veterinarios brindan atención a animales heridos por el sismo.

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Las historias de rescate de animales son un bálsamo para Turquía, que quedó estremecido por el peor desastre natural en su historia posterior al período otomano.

El sismo mató a más de 45.000 personas en Turquía y por lo menos 4.537 en Siria, al tiempo que destruyó cientos de miles de edificios.

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El mundo no está preparado para desastres como el terremoto en Turquía, dicen expertos


Terremotos, inundaciones o huracanes. La preparación de los países es insuficiente para hacer frente al creciente número de desastres naturales, limitándose a reaccionar más que a prevenir, lamenta un informe publicado el martes que pide repensar la gestión de estos riesgos.

En 2015, la comunidad internacional adoptó el Marco de Sendai, una serie de objetivos para reducir el número de víctimas y daños para 2030, mediante la inversión en prevención y la preparación para desastres, como terremotos o catástrofes climáticas azuzadas por el calentamiento global.

Pero "es muy improbable" que los objetivos se cumplan, estima el informe del International Science Council que cuenta con decenas de organizaciones científicas.

Desde 1990, se han registrado más de 10.700 desastres (sismos, erupciones volcánicas, sequías, inundaciones, temperaturas extremas, huracanes, incendios forestales, deslaves) que han afectado a más de 6.000 millones de personas en el mundo, según datos de la Oficina de la ONU para la Reducción de Desastres.

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Las inundaciones y los huracanes, agravados por el cambio climático, suponen el 42% del total de los desastres y más del 50% de la población afectada.

"La magnitud y el impacto de los desastres en las vidas, los medios de subsistencia y los ecosistemas van en aumento, lo que supone un revés para los avances en materia de desarrollo conseguidos con tanto esfuerzo en muchas partes del mundo", alerta el informe.

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Y a la luz de desastres como los sismos que golpearon recientemente a Turquía y Siria, Peter Gluckman, presidente del ISC, pide en un comunicado que las inversiones se centren sobre todo en la "planificación a largo plazo y la prevención, reforzando los códigos de construcción o estableciendo sistemas de alerta" temprana.

"Tenemos que reforzar las infraestructuras, las comunidades y los sistemas, en vez de reconstruirlos después", dice por su parte Mami Mizutori, representante especial de la ONU para la reducción de desastres.

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