Por cuenta de la tormenta, se cancelaron 300 vuelos y el servicio del tren bala. Hasta ahora no se reportan víctimas.
El ciclón llegó el jueves por la noche a la prefectura de Tokushima, en la isla de Shikoku, antes de dirigirse hacia el norte, cruzar una parte de la isla principal de Honshu y seguir hacia el mar de Japón.
Se espera que se desvíe luego hacia el este para dirigirse hacia la isla septentrional de Hokkaido.
En el oeste del archipiélago, las compañías ferroviarias y aéreas decidieron suspender varios de sus trayectos por precaución.
En esa región, donde el viento vino acompañado de fuertes lluvias, cerca de 93.000 hogares seguían sin electricidad este viernes por la mañana.
El tifón provocó daños materiales en casas y comercios, pero no causó ninguna crecida de las aguas ni corrimientos de tierra.
Japón sufre cada año el paso de tifones que en ocasiones pueden ser mortíferos, pero, este año, su llegada se produce en un contexto extraordinario que obliga a las autoridades a tomar más precauciones que de costumbre.
Hace mes y medio, unas lluvias de récord provocaron inundaciones sin precedentes y deslaves que mataron a unas 220 personas en el suroeste del país.
Y en julio, una asfixiante ola de calor se cobró la vida de más de 119 personas y obligó a hospitalizar a 49.000.
Updated: agosto 27, 2018 10:40 a. m.