Las autoridades chilenas intentan esclarecer el misterio que oculta una mujer de 80 años, quien, vestida de monja, abandonó en la calle una maleta con un cadáver
que, al parecer, mantuvo en su vivienda por más de un año.
La mujer que iba dentro de la maleta fue identificada como Érika Fernández Mora de 58 años. Según información de la Policía de Investigaciones de Chile (PDI), la mujer murió en abril de 2023, por un supuesto cáncer que no se trató.
Debido a un acuerdo inquebrantable entre ellas, no se avisó a las autoridades del deceso. Pero algo ocurrió y ese pacto se quebró.
Lorenza Ramírez Barrera es la persona que llevó el cuerpo de la mujer por la calle. Cerca de un año habría tenido el cadáver oculto en una bodega de su casa, en la calle conocida como Los Jardines de Ñuñoa, en Chile.
Por ahora, la investigación dice que Lorenza nunca le dio sepultura y que solo ocultó los restos. Según lo que ella declara a la Fiscalía, la visita de su hija hace una semana la motivó a deshacerse del cuerpo.
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La mujer dejó abandonada en la calle la maleta con los restos de su amiga, hasta que el cuerpo fue encontrado. Ahí se pensó en algo relacionado con el crimen organizado, pero no, la historia era muy distinta e involucraba a supuestas religiosas que nunca levantaron alguna sospecha entre los vecinos.
Por su parte, ni Lorenza Ramírez ni su hija quisieron hablar con la prensa. Ninguna quiso entregar a los medios su versión de los hechos, solo hablaron con la PDI y la Fiscalía. Ambas quedaron en libertad a pesar del ocultamiento del cuerpo por tanto tiempo.
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Por ahora, se esperan los análisis del cuerpo por parte del Servicio Médico Legal, para confirmar la enfermedad y descartar cualquier otra intervención. Además, podrían solicitar peritajes psiquiátricos.
La casa donde vivía Érika Fernández en Ñuñoa hoy está abandonada, según los vecinos. De acuerdo con la investigación, ella había perdido a sus padres y luego cuando murió en 2023, Lorenza Ramírez se la llevó a la casa donde la mantuvo oculta.
Las mujeres dijeron ser laicas consagradas. Sin embargo, el Arzobispado de Santiago mediante un comunicado negó que Lorenza Ramírez de 80 años y la mujer fallecida, Érika Fernández, fueran religiosas de la Iglesia católica, solo confirmaron esa condición de la hija de la adulta mayor, quien incluso viajó desde Italia para estar con su madre.
Aún falta mucho por saber de este macabro caso, por ejemplo, si alguien cobró durante todos estos meses alguna remuneración o beneficio de la fallecida.