Muchos supervivientes del terremoto más mortífero que ha golpeado a Afganistán en las últimas dos décadas sufrían este viernes sin comida ni ningún lugar de acogida mientras esperaban en sus aldeas devastadas la llegada de ayuda, retrasada por las lluvias que agudizan el padecimiento de los damnificados.
El sismo de magnitud 5,9 que golpeó el miércoles la zona del este de Afganistán, cerca de la frontera con Pakistán, dejó más de mil muertos, 3.000 heridos y miles de damnificados.
En algunos de los distritos más afectados, aldeas enteras quedaron arrasadas y los supervivientes dicen que ni siquiera encuentran palas necesarias para enterrar a los muertos.
"No hay mantas, no hay tiendas de campaña, no hay refugios. Todo nuestro sistema de distribución de agua está destruido. Todo está devastado, las casas están destruidas. Literalmente no hay nada para comer", contó a un equipo de Zaitullah Ghurziwal, de 21 años, en una aldea de la provincia de Paktika.
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Desde el miércoles, se han producido varios temblores. Cinco personas murieron este viernes por la mañana por uno de ellos en Gayan, según Maqbool Luqmanzai, director de Salud en ese distrito, muy afectado.
La remota ubicación de la región y la meteorología han complicado las misiones de rescate. Las lluvias provocaron deslizamientos de terreno, lo que ralentizó la llegada de las ayudas.
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Las comunicaciones también fueron afectadas, ya que el sismo tumbó torres de telecomunicaciones y el tendido eléctrico.
Aun así, al menos siete camiones del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, cargados con tiendas y comida, llegaron el viernes por la mañana a la aldea de Wuchkai, en Gayan, tras un día de viaje desde Kabul, observaron periodistas.
Otros, con alimentos básicos como aceite o arroz, debían llegar más tarde, indicó un miembro de la organización. La oenegé Médicos Sin Fronteras (MSF) también estaba presente en la zona, con dos camiones cargados de tiendas y medicamentos.
Ayuda exterior
El desastre supone un desafío logístico para el nuevo gobierno talibán de Afganistán, aislado internacionalmente por su régimen islamista radical que discrimina en particular a mujeres y niñas.
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El país perdió la ayuda exterior de la que dependía con la llegada al poder de los talibanes en agosto e incluso antes del desastre ocurrido el miércoles la ONU advirtió sobre una crisis humanitaria que se cernía sobre la totalidad de la población.
El sismo generó una ola de solidaridad desde el exterior, pero crecen las preocupaciones sobre cómo será utilizada esta ayuda.
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"La distribución de ayuda será transparente" afirmó un portavoz del gobierno Bilal Karimi.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, afirmó que la organización está "movilizada por completo" y que desplegaría equipos de salud y suministraría medicamentos y alimentos en la zona del sismo.
La agencia de la ONU para los refugiados, ACNUR, ha despachado tiendas, cobijas y sábanas de plástico y el PMA ha entregado cerca de 14.000 raciones y la Organización Mundial de la Salud envió diez toneladas de suministros médicos, suficientes para realizar 5.400 cirugías.
La Unión Europea (UE) estimó que 270.000 personas que viven en las zonas afectadas por el sismo necesitarían asistencia y desbloqueó una ayuda inicial de un millón de euros.
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Pakistán, Irán y Catar también enviaron ayuda. Y Estados Unidos, que se retiró de Afganistán a finales de agosto tras 20 años de guerra, informó que está trabajando con organismos humanitarios para enviar equipos médicos.
Casi 120.000 menores afectados
Las autoridades estiman que cerca de 10.000 casas fueron destruidas, una cifra muy alarmante en una zona donde un hogar promedio alberga a 20 personas.
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En Wuchkai se excavaron once fosas para los miembros de una misma familia que murió en el sismo, incluyendo niños.
La organización Save the Children estima que más de 118.000 menores están afectados por el desastre.
"Muchos niños están ahora probablemente sin agua limpia para beber, sin comida y sin un lugar donde dormir", explicó la organización.
Afganistán sufre con frecuencia sismos, sobre todo en la cordillera del Hindu Kush, situada en la unión de las placas tectónicas euroasiática e India.
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El sismo más mortífero de la historia reciente de Afganistán (5.000 muertos) se produjo en mayo de 1998 en las provincias nororientales de Takhar y Badakhshan.