Una investigación realizada por las autoridades en El Líbano ha confirmado que los beepers que usó Hezbolá y que explotaron, causando la muerte de 12 personas e hiriendo a más de 2.800, contenían explosivos. Según el New York Times, este ataque, que parece sacado de una película de espías, involucró una sofisticada operación de infiltración.
La compañía taiwanesa Gold Apollo fabricó miles de "beepers" modelo AR-924, en los cuales se habrían introducido hasta 30 gramos de un explosivo conocido como PETN, altamente sensible al calor y la fricción. A las 3:30 de la tarde, los dispositivos, utilizados por cerca de 3.000 miembros de Hezbolá, emitieron un mensaje, vibraron durante varios segundos y, de inmediato, estallaron.
“Hasta ahora son 12 muertos y más de 2.800 heridos, todos miembros de Hezbolá”, reportaron las autoridades locales.
Los servicios de inteligencia de Israel habrían logrado infiltrar la cadena de suministro de Hezbolá, implantando los explosivos y un interruptor que permitía la detonación de manera remota. Sin embargo, los representantes de Gold Apollo han desmentido estas afirmaciones, sugiriendo que la responsabilidad recae en otra empresa con sede en Hungría.
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El gobierno de Biden, citado por el New York Times, ha descartado cualquier tipo de participación en estos eventos. “Estados Unidos no sabía nada de estos incidentes ni estuvo involucrado en ellos y todavía estamos reuniendo información y datos”, afirmó Antony Blinken, secretario de Estado de EE. UU.
Blinken también expresó su preocupación de que estos ataques pudieran descarrilar las actuales negociaciones para un cese al fuego con Hamas en Gaza, indicando la delicadeza de la situación en la región.
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