Pidiendo la protección de Tupa, dios en lengua guaraní, la indígena y enfermera Vanda fue inmunizada contra el COVID-19 el 19 de enero. Ella fue la primera mujer en el estado Amazonas en recibir la dosis.
"Hay más de un millón de indígenas que viven en territorio brasileño que también necesitan ayuda durante esta pandemia”, manifestó.
Ha recibido llamadas de sus parientes, quienes están inquietos por saber si tras la vacuna se convirtió en un caimán. Estas palabras, que parecen sacadas de la cosmogonía indígena, son el resultado de la campaña antivacunas y las fake news que llegaron antes que el inmunizante a las aldeas brasileñas, y muchos no quieren vacunarse.
El presidente Jair Bolsonaro ahonda en la desinformación y las noticias falsas con declaraciones como las hechas en diciembre cuando dijo: “Si te vuelves un caimán, es tu problema” .
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En once meses, 932 indígenas han fallecido por COVID-19 y más de 46.000, pertenecientes a 161 pueblos, se contagiaron en Brasil .
En la ciudad de Manaos el caos está latente. El oxígeno no es suficiente y los médicos voluntarios deben debatirse en un conflicto ético.
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Hay días que tenemos que decidir, basados en los niveles de saturación, quién debe vivir y quién no
La situación es tan preocupante que Brasil está dependiendo de la ayuda de Venezuela en consecución de balones de oxígeno.
En el cementerio, los trabajadores, tampoco dan abasto. Según Jackson Diego da Silva, sepulturero, “a veces es muy doloroso para nosotros ver a las familias llorando y nosotros terminamos llorando también”.
A pesar de que miles de personas han sido enterradas allí, otras 22.000 fosas están siendo cavadas en el mismo campo y aun así las autoridades temen que no sean suficientes.
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