El recinto que alberga la asamblea general de las Naciones Unidas suspendió este miércoles, por un minuto, sus deliberaciones. Representantes de los países más diversos y distantes que integran la ONU permanecieron de pie ante la imagen del presidente de Haití, Jovenel Moïse .
Fue un homenaje a la memoria del mandatario asesinado y un acto de solidaridad ante las tribulaciones que aquejan a uno de los países más pobres del mundo y que quedó a la deriva, sumido en un vacío de poder y en luchas intestinas por alcanzarlo.
“Se hizo un acuerdo con la esposa del presidente Moïse para crear una comisión que organice un funeral solemne y digno para el jefe de Estado”, dijo Claude Joseph, primer ministro de Haití.
Tras el magnicidio del presidente de Haití se viven tiempos en que todos desconfían y todos son sospechosos.
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“Fue un intento de golpe del mismo régimen, es como cortarle la cabeza a una bestia y luego salen otras siete cabezas. Pero eso no detiene la presentación de una solución haitiana. Antes de que eso pasara, es en lo que estábamos trabajando", afirmó Dominique Clesca, miembro de la Comisión de la Sociedad Civil.
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Y mientras suenan voces que piden intervención extranjera tras el asesinato del presidente de Haití, los habitantes reivindican su derecho a definir su futuro y a hallar el rumbo.
“No le corresponde a soldados extranjeros venir aquí para garantizar la seguridad del país”, señaló un habitante de Haití.
Al fin y al cabo fue Haití la primera nación en alzarse contra el dominio colonial y la primera en mostrarle, a nuestros pueblos, el anhelo de libertad.