Cuando en Estados Unidos se empezaba a hablar de la posibilidad de entrar en cuarentena, una cena que parecía inofensiva casi le cuesta la vida al bogotano Rodrigo Valderrama. Esa noche del 19 de marzo, él y tres amigos más resultaron contagiados con coronavirus COVID-19 .
Rodrigo, de 30 años, deportista y sin enfermedades preexistentes, terminó en una unidad de cuidados intensivos.
"Los primeros tres días que estaba en el hospital de Alexandria me agravé, me dio un shock séptico, no me respondió el hígado más, me fallaron los pulmones, me fallaron los riñones”, contó Rodrigo.
Su situación fue tan grave que, después del ventilador, tuvieron que trasladarlo de hospital para conectarlo a una máquina ECMO. Las opciones eran mínimas.
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“Estaba al borde de la muerte, muy difícil para una persona joven que, por lo demás, está sana, que, por un virus que nunca habíamos visto, estuviera tan cerca de la muerte, conectado a un ventilador, en ECMO y sus pulmones aún estaban enfermos. Además, estaba en una forma de terapia de reemplazo renal”, afirmó el doctor Erik Osborn, especialista en enfermedades pulmonares.
Rodrigo dijo que el médico llamó a su familia y le consultó que si estaría dispuesta a que le colocaran plasma convaleciente .
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“Dijo: ‘Esta es la última opción porque él no se ha mejorado, está conectado a la máquina ECMO, pero él está viviendo solo porque la máquina está prendida”, comentó el colombiano.
De esta manera, Rodrigo se convirtió en uno de los primeros pacientes con COVID-19 en recibir plasma convaleciente en Estados Unidos.
La técnica consiste en sacar sangre de una persona recuperada de coronavirus y, luego de un proceso, se le transfiere a la persona contagiada para que genere los anticuerpos que enfrentan el virus.
“Me ponen la primera unidad, me mejoro, me colocan una segunda unidad y me mejoro”, afirmó Rodrigo.
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Tras 52 días, salió del hospital y con terapias constantes se recuperó.
“Tuvieron que enseñarme cómo comer, cómo tomar agua, tuvieron que enseñarme a caminar de nuevo, porque yo no podía hacerlo, bajé aproximadamente como 20 kilos”, señaló.
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Hoy agradece a Dios y al donante esta segunda oportunidad de vida.
“Es increíble que otra persona que tú ni conoces te salvó la vida solamente con ir a donar sangre. Lo abracé y le decía gracias, gracias por salvar mi vida”, aseguró.
Por eso, alienta a todas las personas que se hayan recuperado de COVID-19 para que ayuden a combatir esta pandemia y, al sistema de salud colombiano, que den a los pacientes contagiados una oportunidad de vida con mayor agilidad en el uso de este tratamiento.