En mayo de 1996, el crimen de Jessica Baggen conmocionó la ciudad de Sitka, en Alaska, Estados Unidos, y la identidad del responsable solo fue conocida hasta hace unos días cuando las autoridades reportaron el suicidio de un hombre.
Steve Branch, de 66 años, se suicidó en su casa en Arkansas, el pasado 3 de agosto, luego de que agentes lo visitaran para entrevistarlo y solicitarle una prueba de ADN por su presunta relación en el caso, hasta ese momento sin resolver, de Baggen.
Una base de datos de genealogía pública fue clave para dar con Branch.
El hombre, según el reporte, dijo que no tenía ningún conocimiento sobre el crimen y se negó a realizarse la prueba para cotejarla con los rastros encontrados en la escena 24 años atrás. Luego, acabó con su vida.
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Por eso, en medio de la investigación, la Policía solicitó el proceso con el que, finalmente, tras más de dos décadas, se dio con el responsable de la violación, asesinato y ocultamiento del cuerpo de Jessica Baggen.
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Se obtuvo una orden para recolectar ADN en la autopsia, que llegó el pasado lunes como una coincidencia positiva con la muestra recolectada en la escena del crimen.
"Si bien Branch nunca enfrentará a un jurado de sus pares en este caso, finalmente podemos decir que el caso de Jessica está resuelto", dijo la comisionada del Departamento de Seguridad Pública de Alaska, Amanda Price, en una conferencia de prensa.
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La adolescente había desaparecido en las primeras horas de la mañana del 4 de mayo de 1996 cuando luego de salir de la casa de su hermana hacía la suya, que estaba a menos de un kilómetro. Cuando sus padres despertaron y descubrieron que nunca regresó inició la búsqueda que, dos días después, arrojó la peor noticia de sus vidas.