En el largo reinado deIsabel II, la familia ha sido quizá la mayor fuente de sinsabores, mucho más que los asuntos del Estado. Tras varias bodas de cuento de hadas que hicieron soñar a los súbditos, las uniones de tres de sus cuatro hijos -Carlos, Ana y Andrés- terminaron en sueños rotos. La historia más triste fue la del príncipe heredero, con el tormentoso divorcio de la princesa Diana, infidelidades y otras revelaciones vergonzosas.
Años después se sabría que, desde la luna de miel, un tatuaje con la letra C en el cuerpo del príncipe Carlos mantendría a Camila Parker-Bowles, su actual esposa, como una sombra omnipresente. Eso despertó en Diana inseguridades que no superaría nunca y la convicción de que el suyo era unmatrimonio de tres.
En 1992 comenzaron a ventilarse las supuestas infidelidades de la princesa en los tabloides británicos, la relacionaban con varios hombres: un actor, un comerciante de arte y un jugador de rugby, entre otros.
Separación y divorcio
En diciembre se anunció lo inevitable, todo un cisma en la institución monárquica. "Se anuncia desde el palacio de Buckingham que, con pesar, el príncipe y la princesa de Gales han decidido separarse", dijo John Major, primer ministro británico de la época, el 9 de diciembre de 1992. Sin embargo, el divorcio solo se dio hasta 1996.
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Prueba de paternidad
Separados, pero aún casados, en 1994 el príncipe Carlos reveló en una entrevista que había sido infiel y se refirió a Camila como una amiga muy querida. Un año después, Diana de Gales admite lo mismo en una entrevista a la BBC que, ahora se sabe, fue concedida bajo manipulación emocional. En cualquier caso, aceptó que engañó a su esposo con James Hewitt, un capitán de caballería, a quien incluso se le atribuyó la paternidad del príncipe Harry.
Diana arremetió también contra la familia real británica, provocando un quiebre que nunca se reparó. La princesa fue obligada a someter a su hijo menor a una prueba de ADN para desmentir los rumores.
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Muerte de la princesa Diana
La muerte de la princesa de Gales en París le acarreó a Isabel II duras críticas de un país en duelo, debido a su frialdad ante la tragedia. Algunos aseguran que solo buscaba proteger a sus nietos William y Harry, pero los días que aguardaron estuvieron a punto de costarle la simpatía de los súbditos.
El alcance del dolor que se veía en los rostros de la gente y la abrumadora cantidad de flores que se acumulaban ante los palacios, forzó a la soberana -asesorada por el entonces primer ministro laborista Tony Blair- a volver a Londres para sumarse al duelo.
Fue entonces cuando se vio a Isabel II y a su marido, el duque de Edimburgo, vestidos de negro riguroso, sorprender al país al salir de las rejas del palacio de Buckingham, en Londres, para caminar entre ramos de flores y leer las tarjetas que la gente había depositado allí.
Matrimonios de sus nietos
Las bodas de sus nietos trajeron buenos vientos para Isabel II, aunque duraron poco por la decisión de Harry y su esposa, Meghan Markle, de apartarse de la realeza, lo que causó otro sismo en la familia.
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En una explosiva entrevista concedida a la presentadora Oprah Winfrey, los duques de Sussex relataron su experiencia antes de apartarse de la monarquía británica, y Harry lamentó el deterioro de su relación tanto con su hermano, el príncipe William, como con su padre, Carlos de Inglaterra, de quien dijo que le ha "decepcionado".
Entretanto, Meghan Markle aseguró que ciertos miembros de la familia real británica expresaron dudas sobre el color de piel que tendría su primer hijo, reveló que durante ese embarazo tuvo pensamientos suicidas y afirmó que la Casa Real se negó a ayudarla.
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Hijo consentido
Luego surgió el escándalo del príncipe Andrés, considerado el hijo consentido de la reina, por acusaciones de abuso sexual a una estadounidense menor de edad, hecho que salió a la luz por la investigación al cuestionado Jeffrey Epstein. Eso le causó otro dolor a la monarca, que decidió retirarle los títulos y apartarlo de las funciones públicas.
El duque de York siempre ha negado tajantemente las rotundas acusaciones y en 2019 concedió una entrevista al programa de la BBC Newsnight para dar su versión de lo sucedido y con la que confiaba en poder limpiar su deteriorada imagen.
Pese a que estos escándalos levantaron una cortina de indignación entre los británicos y pusieron en entredicho a la familia, la reina en lo personal siempre estuvo alejada de cualquier duda. Su dedicación a la corona y su vida tranquila le valieron siempre el favor del público. De hecho, fue el personaje más querido de la realeza.