El expresidente ecuatoriano aseguró que espera que la Interpol deseche la solicitud por su “componente político”.
Correa denunció un complot del gobierno de Lenín Moreno para sacarlo del juego político y desestimó la orden de prisión preventiva dictada en su contra. Además, confió en que ni Interpol, ni el gobierno de Bélgica permitirán la que, considera, una barbaridad.
El exmandatario se encuentra en Bruselas, país de su esposa, desde hace un año.
"La Interpol toma su tiempo, analiza el caso y de ser político lo desecha. Tenemos la profunda convicción de que va a desechar esto, porque más político que esto no hay. Pero suponiendo que pase la alerta roja, las autoridades belgas jamás van a dar trámite a una barbaridad así”, expresó.
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Para él, las medidas forman parte de una hoja de ruta establecida hace tiempo por el gobierno y por sus detractores. Habla de un contralor, de un Consejo de la Judicatura y de un fiscal puestos a dedo.
También niega su vinculación con el secuestro del diputado opositor Fernando Balda, ocurrido en Colombia en el 2012. Reconoce que fue una detención ilegal pero la atribuye a fuerzas policiales de su país, a las cuales niega haber dado orden alguna.
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"Me vinculan a un caso sin tener ninguna prueba, con base en el testimonio de un policía que pasó siete horas el día anterior con el fiscal aprendiéndose la lección, diciendo que el presidente lo ha llamado para pedirle que secuestre a Balda", señaló.
Correa aseguró que su defensa apeló la decisión y habló de la opción de acudir a tribunales internacionales. Tampoco descartó solicitar asilo en Bélgica.
La justicia ecuatoriana lo requiere en Quito para juzgarlo en presencia por el delito de secuestro, pero él no está dispuesto a ir. Lo considera casi un suicidio.
Así las cosas, la orden de prisión preventiva por desacato a la orden de comparecer cada 15 días seguirá más en pie que nunca.
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