Una sorpresiva visita recibió un hombre cuando descansaba frente a su piscina en Massachusetts, Estados Unidos.
Un enorme oso ingresó a la casa, mientras el señor hacía la siesta, tomó agua de la piscina, merodeó y se acercó con sigilo.
Le olfateó los pies y luego, con un delicado toque con su pata derecha, lo despertó.
Tanto el hombre como el animal se asustaron y este último huyó. No pasó de ser más que un susto y una inolvidable experiencia.
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