El Gobierno de Chino endureció la vigilancia ante los crecientes reclamos por las restricciones para contener el COVID-19,
que amenazan con convertirse en una bola de nieve. La ONU y la organización de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch (HRW) pidieron este lunes, 28 de noviembre de 2022, por separado, que se respete el derecho de manifestación de los ciudadanos a nivel nacional.
El portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric, dijo en su rueda de prensa diaria que no pensaba pronunciarse sobre la política de China contra el COVID, pero que en ese país, como en el resto del mundo, creen en "la importancia del derecho de la gente a concentrase pacíficamente, a asociarse y a manifestarse en paz".
"Urgimos a las autoridades (chinas) a garantizar ese derecho", dijo, sin más detalles.
Más explícito fue el comunicado emitido por la organización Human Rights Watch. "Las autoridades chinas no deberían reprimir las protestas, sino permitir que todos expresen pacíficamente sus puntos de vista", aseguró la investigadora de HRW, Yaqiu Wang.
La ONG se hacía eco en una nota de varias protestas ocurridas el fin de semana en diferentes ciudades chinas, como Shangái, donde miles de personas se manifestaron entre gritos de "abajo el Partido Comunista" o "abajo el presidente (chino) Xi Jinping", entre otros, indicó HRW.
La indignación por la muerte de 10 personas en un edificio aparentemente confinado de la ciudad de Urumqi, el pasado 24 de noviembre, se transformó el domingo en vigilias y protestas inéditas en numerosas partes del país, como Pekín o Shanghái.
Algunas grabaciones mostraron cómo cientos de personas marchaban por las calles de diferentes ciudades mientras mostraban hojas de papel en blanco que representaban su oposición a la censura.
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HRW asegura que en videos que circulaban por las redes sociales se ve decenas de policías llegando a Shangái y otros lugares, para intentar dispersar a los manifestantes y en los que también aparecen agentes conduciendo a personas a furgones.
La ONG también denuncia que la Policía de Shangái esposó a un periodista del canal BBC que cubría las protestas y lo llevó a una comisaría donde fue golpeado.
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"Si bien las protestas a pequeña escala por abusos concretos del Gobierno ocurren ocasionalmente en China, es extremadamente raro que las personas pidan públicamente que el presidente Xi Jinping renuncie o que se ponga fin al Gobierno del Partido Comunista", apunta HRW.
Según la ONG, en los últimos años, las autoridades han endurecido la censura en Internet, han aumentado la implantación de tecnologías de vigilancia, han desmantelado grupos de la sociedad civil y detenido a numerosos activistas independientes, "lo que ha hecho que sea extremadamente difícil organizar protestas a gran escala".