La más reciente jornada de protestas dejó unos 2.000 detenidos. Hay expectativa por el primer discurso de Macron sobre los hechos de las últimas tres semanas.
"En este grave momento que vive la Nación" el presidente Macron va a consultar "al conjunto de las fuerzas políticas (...) y sociales, para escuchar sus voces, sus propuestas (...) y movilizarlas para actuar", según el palacio presidencial del Elíseo.
El presidente inició el lunes por la mañana una reunión en el Elíseo con 37 personas, entre ellas el primer ministro Edouard Philippe y 12 miembros del gobierno, así como con sindicalistas, miembros de la patronal, presidentes de la Asamblea Nacional y el Senado y responsables locales.
Macron va a presentar "medidas concretas e inmediatas", según la ministra de Trabajo Muriel Pénicaud.
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Se habla de un aumento de la pensión mínima de vejez, o una prima de movilidad para quienes usan el coche para ir a trabajar.
El jefe de Estado francés, que casi no ha dicho palabra desde las violentas manifestaciones del 1 de diciembre y los inauditos enfrentamientos bajo el Arco de Triunfo en París, hablará luego a las 19h00 GMT desde el Elíseo.
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Su intervención es considerada decisiva, 48 horas después de la cuarta jornada de protestas de los "chalecos amarillos", modestos franceses sublevados contra la política fiscal y social del gobierno.
Macron, muy impopular, insultado en las manifestaciones donde se pide su dimisión, y que afronta la degradación de la economía francesa debido a los bloqueos de carreteras y cierre de comercios, necesita una vía de salida para apaciguar la cólera que ha ganado a parte del país desde hace más de tres semanas.
"Mea culpa"
"Tanto como medidas para mejorar los fines de mes de la gente, se espera de Macron un mea culpa" por sus actos y palabras "percibidos como arrogantes y de desprecio hacia las clases medias y populares (...)" escribe el lunes el diario Libération.
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En efecto, la fractura parece cada vez mayor entre una parte de los franceses que sienten deslizarse hacia la pobreza y que aseguran no ser escuchados por las "élites", y Macron, catalogado como "presidente de los ricos".
los "chalecos amarillos" critican así la supresión del impuesto sobre la fortuna, adoptada por Macron al llegar al poder hace 18 meses, considerándola un "regalo para los ricos".
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Ya desde el sábado, tras las manifestaciones de los "chalecos amarillos" en puntos de todo el territorio, el primer ministro había hecho algunas concesiones para "restablecer la unidad nacional".
Pero las expectativas de los manifestantes son cada vez más numerosas, y no les basta que el gobierno haya renunciado a aumentar las tasas a los carburantes, reivindicación original del movimiento.
Impacto económico
El impacto económico de esta crisis, que entra en su cuarta semana, inquieta también; varios comercios en París y en provincias decidieron no abrir en los últimos sábados de manifestaciones y disturbios, renunciando a importantes ingresos a dos semanas de las fiestas de fin de año.
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Según indicó este lunes el ministro de Finanzas, Bruno Le Maire, los disturbios que han acompañado estas manifestaciones le costarán a Francia 0,1% de su PIB.
"Veo que esto tiene impacto en el extranjero, y no es bueno para la imagen de nuestro país", dijo.
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Poco tiempo después de las declaraciones del ministro, el Banco de Francia dividió por dos sus previsiones de crecimiento del PIB francés para el cuarto trimestre: 0,2% en lugar de 0,4%.
El domingo, el ministro de Exteriores, Jean-Yves Le Drian, uno de los últimos pesos pesados del gobierno que viene de la izquierda, opinó que Macron "debe fijar un claro rumbo" hacia "un nuevo contrato social".
Por su lado, Bruno Le Maire se declaró "totalmente dispuesto a acelerar una baja de impuestos".
Pero el jefe de los diputados del partido presidencial (La Republica en marcha, LREM), Gilles Le Gendre, advirtió contra la tentación de cometer "errores" en nombre de la justicia social.
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