“Te enviaré a la tumba”, dijo Rodrigo Duterte al asegurar que el brote de coronavirus empeoró pese al aislamiento. Hay 2.311 casos y 96 muertes.
Aproximadamente la mitad de los 110 millones de filipinos están actualmente en cuarentena, incluidos los que viven en la pobreza extrema, sin empleo por las fuertes restricciones de movimiento.
El miércoles en la noche, casi dos docenas de personas de una comunidad de barrios marginales en la capital, Manila, fueron arrestadas por realizar una protesta acusando al gobierno de no proporcionar ayuda alimentaria a los pobres.
"Mis órdenes son a la Policía y al Ejército, también a los funcionarios de la aldea, que si hay problemas o surge la situación de que la gente pelea y sus vidas están en peligro, les disparen", sentenció Duterte.
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"En lugar de causar problemas, te enviaré a la tumba", insistió.
Filipinas hasta ahora ha comenzado a aumentar las pruebas y, por lo tanto, se espera que el número de infecciones confirmadas por el coronavirus continúe aumentando.
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Duterte, quien llegó al poder en una aplastante victoria electoral de 2016, es conocido internacionalmente por sus diatribas y su represión mortal contra las drogas, que cuenta con el apoyo abrumador de los filipinos.
Pero los críticos alegan que la guerra contra las drogas de Duterte apunta a los pobres y deja intactos a los ricos y poderosos, al tiempo que refuerza una cultura de impunidad.
Los últimos comentarios del presidente provocaron una reprimenda inmediata de grupos de derechos humanos, que instaron al gobierno a proporcionar ayuda en lugar de emitir amenazas de violencia.
"Es profundamente alarmante que el presidente Duterte haya extendido una política de disparar a matar... La fuerza mortal no controlada nunca debe ser considerada como un método para responder a una emergencia como la pandemia de COVID-19 ", expresó Amnistía Internacional Filipinas en un comunicado.
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Como sucede con frecuencia, después de que Duterte hace un anuncio que despierta preocupación, los funcionarios aseguraron que el presidente usó una hipérbole.
El jefe de la Policía Nacional de Filipinas, Archie Gamboa, afirmó que sus hombres no les dispararían a los alborotadores.
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"Probablemente el presidente hizo demasiado énfasis en la implementación de la ley en este momento de crisis", agregó.
Por la cuarentena, que afecta a los 12 millones de habitantes de Manila, fueron cerradas la mayoría de las empresas y se detuvieron casi todas las actividades sociales, religiosas y comerciales.