Indígenas volvieron a enfrentarse este viernes, 24 de junio de 2022, con la fuerza de seguridad en Quito en otra jornada de violentas manifestaciones contra el alza de los combustibles que el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, calificó de intentona golpista.
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"La intención verdadera de los violentos es generar un golpe de Estado", reprochó el presidente, luego de la muerte de tres manifestantes en una fallida irrupción en el Congreso.
"La intención real del señor Iza (líder de las protestas) es el derrocamiento del Gobierno... La intención verdadera de los violentos es generar un golpe de Estado", declaró el mandatario, aislado por COVID-19, en una alocución transmitida por radio y televisión.
Este viernes miles de indígenas volvieron a chocar con la fuerza pública tras la cruenta jornada del jueves. Sonaron sirenas y detonaciones mientras manifestantes con escudos artesanales levantaban barricadas y encendían neumáticos.
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A las bombas molotov, cohetes pirotécnicos y piedras de los manifestantes, equipos antimotines respondían con gas lacrimógeno y granadas aturdidoras.
El jueves, Lasso permitió el ingreso de unos 5.000 indígenas a la Casa de la Cultura, cerca del Legislativo y un lugar simbólico para los pueblos originarios, que estaba bajo control de la Fuerza Pública.
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El presidente de Ecuador buscaba así propiciar conversaciones con el movimiento de protesta que llegó a la capital Quito esta semana para exigir alivios frente al aumento del costo de vida.
Sin embargo, un grupo de manifestantes avanzó luego hacia el Congreso e intentó quebrar el piquete militar que lo rodeaba.
Tres personas murieron en esos enfrentamientos, con lo que ya son seis las víctimas mortales que deja la rebelión indígena, según la Alianza de Organizaciones por los Derechos Humanos.
Las autoridades registraron más de 180 heridos entre militares y policías y prometieron reprimir más enérgicamente las manifestaciones.
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"Nos vamos a ver en la obligación... de dar el siguiente paso. Ya no podemos seguir repeliendo, tenemos que reprimir con uso progresivo de fuerza. Eso implica la posibilidad de utilizar... perdigones", advirtió el ministro del Interior, Patricio Carrillo. El Gobierno ha negado el uso de armas letales durante las manifestaciones.
Una caravana de taxistas recorrió más temprano la zona financiera de Quito con la consigna "fuera Lasso, fuera". El país, exhausto y semiparalizado, cuenta pérdidas diarias por 50 millones de dólares.
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"Es una movilización indefinida hasta tener los resultados. Ya no podemos sostener la ira de la gente", dijo en entrevista con la AFP el indígena Leonidas Iza, líder de las protestas.
Unos 14.000 indígenas protestan en el país, pero el foco principal está en la capital ecuatoriana, de tres millones de habitantes.
Algunos manifestantes irrumpieron en la embajada de Egipto, aledaña al Congreso, "y desde el interior atacan a servidores policiales con artefactos explosivos", denunció la Policía este viernes.
"Si no quiso dialogar en los primeros días, nosotros pensamos que este gobierno ya no es del pueblo, este gobierno representa a las grandes empresas neoliberales que nos explotan", dijo Efraín Fueres, un campesino de 43 años y poncho gris en la Casa de la Cultura.
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Los manifestantes alegan estar cosechando a pérdida y piden reducir el costo de combustibles que encareció los fletes.
"La gente que produce estamos mal... Los mercados no están pagando un precio justo", dijo el indígena Carlos Pilla, de la provincia de Tungurahua (sur).
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Este viernes, la mayoritaria oposición del Congreso reunió 47 firmas para pedir destitución del presidente Lasso, en un largo proceso que deberá reunir 92 apoyos para forzar la salida del mandatario. El oficialismo tiene 13 de los 137 escaños.
El país amasó fama de ingobernable luego de forzar la salida de tres presidentes entre 1997 y 2005 a punta de protestas.
Mientras la industria petrolera se descalabra. El país está produciendo al 54% de su capacidad, por la toma de pozos y los cortes de ruta en medio de las protestas.
Como punto de partida, las fuerzas indígenas exigen el levantamiento del estado de emergencia bajo el cual militares salieron de los cuarteles y se decretó un toque de queda nocturno en Quito.
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Desgastada por el estallido, la capital también es escenario de contraprotestas. Cada tanto cientos de vehículos de alta gama recorren la zona financiera retumbando sus bocinas y ondeando banderas blancas.