El rescate de una niña albina de cuatro años en el suroeste de Madagascar
en agosto pasado llevó a los medios de comunicación del país insular una historia que, aún en la actualidad, está pasando casi inadvertida: una misteriosa ola de secuestros y asesinatos de personas albinas.
Las autoridades encontraron a Eliane -así se llama la pequeña- en Toliara, un distrito ubicado a centenares de kilómetros de su pueblo natal.
Los vecinos de la niña celebraron su regreso. Ahora, Eliane ha recuperado una vida normal al lado de sus padres, pero no todos los secuestros de personas albinas en Madagascar terminan con final feliz.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) lanzó la voz de alarma el pasado marzo, cuando constató un aumento en el número de secuestros y ataques contra albinos malgaches.
Entonces, Unicef instó a las autoridades a tomar “medidas inmediatas” para “proteger a la gente con albinismo”.
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Pero en Madagascar este es un tema espinoso, con muchas preguntas sin contestar. Ni siquiera se conoce con claridad el móvil de estos asaltos.
Leyendas urbanas y brujería
A menudo, las noticias de los secuestros de personas albinas no llegan a las autoridades ni a los medios de comunicación locales.
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Según la ONU, las fuerzas de seguridad malgaches registraron desde 2020 hasta mediados de este año al menos 45 ataques contra esta población, incluyendo secuestros, mutilaciones y asesinatos. Casi todas las víctimas eran niños.
Las tendencias son todavía más preocupantes: las agresiones en 2022 se han duplicado en comparación con 2021.
“No tenemos una cifra oficial porque casi todos los casos ocurren en las zonas rurales más remotas y las víctimas no suelen denunciarlos”, declara a EFE el director general de la Policía para la región de Atsimo-Andrefana (suroeste), Willy Martial Ranoarison, donde se han detectado más secuestros de personas albinas.
Se trata de un problema que, a pesar de su gravedad, está pasando desapercibido.
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Por eso, un grupo de la sociedad civil local decidió pasar a la acción.
“Nuestras investigaciones nos han permitido descubrir que las personas albinas están siendo secuestradas por motivos místicos”, explica a EFE el presidente de las organizaciones de la sociedad civil de Atsimo-Andrefana para personas con discapacidades, Patrick Ramarson.
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“Según las leyendas urbanas, los ojos de las personas albinas mejoran los talismanes que llevan los ladrones, permitiéndoles caminar delante de los policías sin ser vistos. Así, los secuestradores venden a sus víctimas a otros delincuentes”, añade.
Preguntado por esos hallazgos, Ranoarison rechaza las voces que señalan la existencia de una red especializada en el rapto de albinos.
Además, el policía indica que muchos secuestradores deciden liberar a sus rehenes porque, a menudo, no encuentran posibles compradores.
La pobreza, caldo de cultivo para delinquir
La calma de las autoridades policiales contrasta con la gravedad del problema que describen las organizaciones locales y los informes de la ONU.
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Esta ola de ataques ha alcanzado una dimensión tan grande, que “las personas albinas de las zonas más remotas del sur de Madagascar viven con miedo perpetuo”, indicó la experta de la ONU sobre los derechos de las personas albinas, Muluka-Anne Miti-Drummond, que visitó el país el pasado septiembre.
La investigadora defendió los hallazgos de la sociedad civil de Atsimo-Andrefana.
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“Las creencias falsas, los mitos y las supersticiones que indican que los ojos de las personas con albinismo pueden traer buena suerte y riqueza han desencadenado muchos ataques, sobre todo dirigidos contra los niños del sur malgache, donde la pobreza es generalizada”, destacó Muti-Drummond.
Esto ocurre en un contexto de crisis para muchos malgaches, después de que una intensa sequía y varios ciclones destrozasen los medios de vida de millones de personas en el sur del país.
A principios de 2021, más de 1,4 millones de personas en el sur de Madagascar pasaban hambre por la escasez de agua, según advirtió entonces el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU.
Sin lluvias ni sistemas de regadío modernos, los esfuerzos de los agricultores no servían para nada, mientras los ganaderos perdieron muchos animales por falta de pastos verdes o abrevaderos.
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“La pobreza es un caldo de cultivo para la propagación de creencias peligrosas, así como de ataques y otras prácticas dañinas con la esperanza de obtener riquezas”, señaló Muti-Drummond.
La ONU y los grupos de la sociedad civil coinciden en la importancia de actuar con rapidez.
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"Ya sea en el caso de las personas con albinismo o las personas con discapacidades, el Gobierno no está haciendo lo suficiente. Las personas albinas siguen siendo víctimas y no se ha hecho nada para garantizar su protección", concluye Ramarson.
Madagascar no es el único país de África subsahariana donde las personas albinas sufren persecuciones.
La Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU ha recogido denuncias en al menos 28 países, pero reconoce que no tiene datos suficientes para establecer la magnitud del problema.
En cualquier caso, los albinos no se han quedado de brazos cruzados y en todo el continente, desde Liberia hasta Tanzania, han creado organizaciones para defender sus derechos.