El 11 de febrero de 2013, Joseph Aloisius Ratzinger, o más conocido comoBenedicto XVI, sorprendió al mundo al renunciar como papa de la Iglesia católica, hecho que no sucedía hace más de 600 años.
La versión oficial, dicha por el mismo Ratzinger, es que dimitió por un declive en sus capacidades físicas y mentales debido a su avanzada edad.
“Tras haber examinado repetidamente mi conciencia ante Dios, he llegado a la certeza de que mis fuerzas, dada mi avanzada edad, ya no se corresponden con las de un adecuado ejercicio del ministerio petrino. Por esta razón, y muy consciente de la gravedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de obispo de Roma, sucesor de San Pedro. Agradezco muy sinceramente todo el amor y el trabajo con el que me apoyaron en mi ministerio y les pido perdón por todos mis defectos”, expresó Benedicto XVI al dimitir.
No obstante, mucho se ha especulado sobre las otras razones por las cuales Benedicto XVI habría dejado su cargo en el Vaticano.
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Su papado estuvo, sobre todo, salpicado por el escándalo de los abusos contra menores cometidos por sacerdotes en diferentes países: se le acusó de haber sido "blando", como en el caso de Bernard Law, a quien mantuvo en su puesto de arcipreste de Santa María La Mayor en Roma a pesar de haber sido señalado como encubridor de decenas de casos de curas pederastas cuando era arzobispo de Boston (EE. UU.).
Pero sus más estrechos colaboradores y el mismo papa Francisco han reiterado que Ratzinger "siempre ha sido una guía contra la cultura del silencio en la Iglesia para esconder los casos de curas pederastas" y fue él quien castigó al fundador de la poderosa congregación Legionarios de Cristo, el mexicano Marcial Maciel.
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Benedicto, que pidió perdón a las víctimas de esos abusos y fue el primer papa que se reunió con ellas durante su viaje a Estados Unidos en 2008, fue acusado directamente al final de su vida de haber estado al corriente de cuatro casos de curas pederastas cuando era arzobispo de Múnich (1977-1982).
Fue entonces cuando en una histórica carta, expresó su "profunda vergüenza, gran dolor y sincera petición de perdón", por los errores que pudo cometer, aunque negó totalmente estas acusaciones.
Además, fue un papa rodeado de "cuervos", como demostró la filtración de documentos, conocida como Vatileaks, de su mayordomo, Paolo Gabriele, al que seguramente manipularon desde el interior de la Santa Sede.
Aunque aseguró siempre que renunció porque le fallaban las fuerzas, el caso Vatileaks fue seguramente un eslabón más en la cadena que arrastraba, así como la imposibilidad de cambiar el poder de la Secretaria de Estado, donde anidaban "los cuervos", como los definieron los medios italianos, además de las malas prácticas del banco vaticano y las finanzas internas, con las que nunca pudo acabar a pesar de sus intentos.
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Una de sus mayores polémicas estalló tras un discurso en el que citó al emperador bizantino Manuel II, que tildaba de "malo e inhumano" el legado de Mahoma y "la difusión de la fe con la espada".
Sus palabras suscitaron fuertes tensiones, aunque el papa precisó que se trataba solo de una referencia histórica y reconoció que comprendía la indignación causada en el mundo islámico.
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Tras la renuncia, Benedicto XVI se refugió en el monasterio Mater Ecclesiae, donde vivió casi dos décadas de retiro dentro de los jardines del Vaticano.
A pesar de su anuncio de permanecer "oculto al mundo", hubo momentos de convivencia entre ambos pontífices como su histórica aparición juntos en Castelgandolfo, su presencia en algunas ceremonias oficiadas por Francisco y fotos e imágenes de las numerosas visitas que ha recibido en esos años.
Y con el paso del tiempo, la presencia de Benedicto XVI se hizo más presente, lo que, para muchos, se trató de una manipulación del sector más conservador para usar al papa emérito contra Francisco.