Los servicios de inteligencia noruegos se inclinan cada vez más por la hipótesis de una "acción terrorista islamista" en el tiroteo que la madrugada del sábado dejó dos muertos y 21 heridos en Oslo y obligó a cancelar una marcha del orgullo LGBTI.
El sospechoso, detenido poco después del ataque, "tiene un largo historial de violencias y amenazas", declaró Roger Berg, el jefe de los servicios de inteligencia encargados del antiterrorismo.
El servicio de inteligencia lo tenía en su radar "desde 2015 por preocupaciones respecto a su radicalización" y su pertenencia "a una red islamista", pero las conversaciones con él el mes pasado no concluyeron que tenía "intenciones violentas", agregó en una rueda de prensa.
La policía de Oslo indicó que el presunto autor del tiroteo era un noruego de origen iraní de 42 años.
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El servicio de inteligencia también reconoce "dificultades relacionadas con su salud mental", precisó Berg.
Su abogado, John Christian Elden, indicó a la agencia noruega NTB que esperaba que su cliente sea sometido a "observación judicial" para determinar su estado mental, como suele ocurrir en los casos graves.
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El tiroteo se produjo el sábado de madrugada, en el exterior de un pub, el Per på hjørnet, donde murieron dos personas, según medios locales.
Después, el atacante continuó disparando delante de un club gay aledaño, el London Pub, en pleno centro de la capital noruega, que estaba repleto de gente. Según la policía, la vida de los heridos no corre peligro.
La marcha del orgullo LGBTI, que tenía que celebrarse el sábado por la tarde en Oslo, fue anulada.
A raíz de las recomendaciones "claras" de la policía noruega, "todos los actos relacionados con el 'Oslo Pride' [Orgullo de Oslo] se anularon", escribieron los organizadores en un comunicado publicado en Facebook.
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"Contribución heroica"
Como muestra de solidaridad, se colocaron banderas arcoíris y ramos de flores cerca del lugar del ataque, que fue acordonado, observaron periodistas de AFP.
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"El día de hoy nos recuerda que el orgullo es un día por el que debemos luchar, que todavía no hemos logrado el objetivo", declaró Trond Petter Aunås cerca del lugar de los hechos.
Un desfile espontáneo reunió también a cientos de personas. Algunas gritaban "We're here, we're queer. We won't disappear" ("Estamos aquí, somos gay. No vamos a desaparecer").
"Creo que es fantástico que tenga lugar esta marcha. De lo contrario, hubieran ganado", explicó a la AFP una participante de unos 50 años.
De momento, la policía considera que el autor del tiroteo actuó solo, aunque todavía se tiene que investigar si contó con ayuda para preparar el ataque.
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La policía desplegó refuerzos en la capital para hacer frente a eventuales incidentes. Y los servicios de inteligencia elevaron el nivel de amenaza, calificando la situación de "extraordinaria".
El hombre fue detenido, cinco minutos después de los primeros avisos a la policía.
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Algunos civiles ayudaron a capturarlo y prestaron ayuda a los heridos, según la policía, que saludó una "contribución heroica".
El sospechoso había tenido encontronazos con la policía por infracciones leves como llevar un cuchillo o posesión de estupefacientes.
"Estamos unidos"
Algunos medios noruegos identificaron el sospechoso como Zaniar Matapour, un padre de familia de origen kurdo iraní, que llegó a Noruega de niño.
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En el lugar de los hechos se incautaron dos armas: un arma automática y una corta, que la policía describió como "antiguas".
Un periodista de la radiotelevisión pública NRK presente en la escena explicó que el atacante llegó con una bolsa de la que sacó el arma con la que disparó.
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"Hoy debíamos celebrar el amor y pintar nuestras calles con los colores del arco iris. En cambio, estamos abrumados por el luto", reaccionó el primer ministro noruego, Jonas Gahr Støre, en una rueda de prensa.
"Aunque no estemos seguros de que haya sido la comunidad gay el objetivo, sabemos que (ellos) son las víctimas", añadió. "Compartimos su desesperación. Estamos unidos", dijo.
El rey Harald se declaró "horrorizado" en un comunicado oficial. "Debemos juntarnos para defender nuestros valores: la libertad, la diversidad y el respeto", indicó.
Generalmente pacífica, Noruega vivió una jornada negra el 22 de julio de 2011, cuando el extremista de derecha Anders Behring Breivik mató a 77 personas en un atentado bomba contra la sede del gobierno en Oslo y un tiroteo contra una reunión de jóvenes del partido laborista en la isla de Utoya.