La elección en el Congreso de los Diputados dio como resultado 167 sufragios a favor, 165 en contra y 18 abstenciones.
El dirigente socialista Pedro Sánchez fue investido este martes presidente de un gobierno de coalición con la izquierda radical del Partido Podemos, tras la ajustadísima votación que puso fin a meses de parálisis política en España.
El resultado, que abre paso al primer gobierno de coalición en España desde el fin de la dictadura de Francisco Franco en 1975, fue recibido con sonoros aplausos por la bancada socialista.
Los diputados de Podemos, formación heredera del movimiento antiausteridad de ‘los Indignados’ que entrará por primera vez al gobierno, estallaron en gritos de "Sí se puede". Su líder, Pablo Iglesias, lloró emocionado.
"España abre un tiempo para reivindicar el diálogo y la política útil. Un gobierno para todas y todos que amplíe derechos, restaure la convivencia y defienda la justicia social", se felicitó Sánchez en Twitter.
Con el Gobierno de la Coalición Progresista, España abre un tiempo para reivindicar el diálogo y la política útil. Un Gobierno para todas y todos que amplíe derechos, restaure la convivencia y defienda la justicia social.
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) January 7, 2020
Hoy nace un tiempo de moderación, progreso y esperanza. pic.twitter.com/kDdDvTZTQr
Llegado al poder a mediados de 2018 mediante una moción de censura que desbancó al conservador Mariano Rajoy, Sánchez perdió un primer voto de confianza el pasado domingo en la cámara baja, al carecer de una mayoría absoluta de 176 de los 350 diputados.
Diálogo y giro a la izquierda
Criticado en duros términos por la oposición de derecha y extrema derecha, Pedro Sánchez se impuso finalmente este martes, sostenido por el PSOE, Podemos, los nacionalistas vascos del PNV y otros pequeños partidos regionales.
En un Parlamento muy fragmentado, fue clave la abstención de la formación independentista Izquierda Republicana de Cataluña (ERC), que significó un voto de confianza al PSOE aunque con "escepticismo", según dijo en la tribuna la diputada Montse Bassa.
"Personalmente me importa un comino la gobernabilidad de España", afirmó la parlamentaria, pidiendo la libertad de los nueve líderes separatistas condenados en octubre a largas penas de prisión por el intento de secesión de Cataluña en 2017, entre ellos su hermana Dolors Bassa.
La sentencia del Tribunal Supremo generó protestas, algunas violentas, en la región.
En el marco del acuerdo para que ERC permitiera la investidura de Sánchez, el gobierno central y el ejecutivo regional catalán, controlado por los independentistas, deben instalar en dos semanas "una mesa de diálogo" para "encauzar el conflicto político" en la rica región nororiental de 7,5 millones de habitantes.
El gobierno de coalición con Podemos, cuyo líder Pablo Iglesias ocupará una de las vicepresidencias, promete un giro a la izquierda con medidas como un alza impositiva a los más ricos, regulación de alquileres y la derogación parcial de una reforma liberal del mercado laboral.
Su concreción pone fin a una parálisis iniciada con las elecciones legislativas de abril, que tuvieron que ser repetidas en noviembre al fracasar la formación de un gobierno, pero analistas dudan de que ponga punto final a una inestabilidad crónica instalada en España desde 2015 cuando voló en pedazos el bipartidismo del PSOE y el PP.
¿Gobierno estable?
El gobierno minoritario de 155 diputados se verá obligado a negociar a múltiples bandos para sacar cada ley en un contexto de polarización.
"El paisaje político sigue siendo complejo. El nuevo gobierno será minoritario, las tensiones en Cataluña pueden exacerbarse de nuevo", señaló Steven Trypsteen, economista del banco ING.
"La desaceleración económica puede ser una traba más para un ejecutivo que, de entrada, ya estará debilitado por el estrecho margen con el que operará", opinó Javier Rivas, profesor de EAE Business School.
Y el nuevo Ejecutivo, cuya composición Sánchez debe oficializar en breve y sostener un primer Consejo de Ministros este mismo viernes, tiene asegurado la oposición sin tregua de la derecha y la extrema derecha.
El conservador Partido Popular (PP), Pablo Casado, que durante el debate de investidura prometió utilizar cualquier "recurso" contra el "gobierno Frankenstein", acusó a Sánchez de ser un "Caballo de Troya para meter en el gobierno a quienes se han conjurado para destruir España tal y como la conocemos hasta ahora".
"Sánchez quiere copresidir un gobierno ilegítimo porque de la mentira y el fraude brutal a los españoles solo puede nacer la ilegitimidad", lanzó Santiago Abascal, jefe del partido de extrema derecha de Vox, convertida en tercera fuerza política.