Los padres del joven de 15 años que desató un tiroteo en Michigan, en su escuela secundaria de Estados Unidos, y mató a cuatro estudiantes, se declararon no culpables de homicidio involuntario. Un juez fijó una fianza de un millón de dólares para su liberación.
James y Jennifer Crumbley, padres del sospechoso protagonista del tiroteo, Ethan Crumbley, fueron arrestados la noche del viernes 3 de diciembre por agentes que los localizaron en un edificio industrial en Detroit, a unos 60 kilómetros de la tragedia, en Oxford.
El hombre y la mujer eran considerados fugitivos -tras haber presuntamente retirado 4.000 dólares en efectivo y apagado sus celulares-, pero su defensa indicó el viernes que sus clientes se entregarían a las autoridades.
No obstante, el sheriff Michael Bouchard del condado de Oakland dijo a periodistas durante una conferencia de prensa el sábado que parecía que la pareja había recibido ayuda para "esconderse" de la Policía.
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"No tenían intención de entregarse en ese momento", expresó. "Creemos que recibieron ayuda en ese lugar, para llegar allí", afirmó el oficial.
En la audiencia, la jueza Julie Nicholson dijo que los cargos eran "muy, muy serios" y fijó una fianza de 500.000 dólares por cada uno, alegando un "riesgo de fuga".
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En el tiroteo registrado el 30 de noviembre en la pequeña localidad de Oxford murieron 4 estudiantes, entre 14 y 17 años de edad, en tanto otros 6 y un maestro resultaron heridos.
Ethan Crumbley, quien se entregó a la Policía sin ofrecer resistencia, fue acusado de "asesinato" y "acto terrorista" y podría pasar el resto de sus días en prisión, ya que está siendo procesado como mayor de edad.
Sus padres están acusados cada uno de cuatro cargos de homicidio involuntario, lo que conlleva una pena de hasta 15 años de prisión.
El joven que causó el tiroteo en Michigan, que el miércoles se declaró no culpable ante un juez, permanece recluido en régimen de aislamiento.
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Ethan "fue quien apretó el gatillo", pero "hay otras personas que contribuyeron a los hechos del 30 de noviembre y es mi intención hacerles rendir cuentas también", adelantó la fiscal del condado de Oakland, Karen McDonald.
La inculpación de los padres del atacante, una decisión poco común en la justicia estadounidense, busca "enviar el mensaje de que los propietarios de armas tienen una responsabilidad", explicó la fiscal.
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Los tiroteos masivos en centros de estudio juveniles son un flagelo en Estados Unidos, donde el derecho a poseer armas está garantizado en la Constitución.
Un regalo de Navidad
Los Crumbley están acusados no solo por haber dejado a su hijo usar un arma de fuego que ellos habían comprado, sino por ignorar señales crecientes de que el adolescente tenía intenciones violentas, incluso el día del tiroteo en Michigan.
Cuatro días antes de la tragedia, James Crumbley había comprado la pistola semiautomática que usó su hijo, una Sig Sauer de nueve milímetros, como un regalo de Navidad anticipado para Ethan.
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Al día siguiente, Jennifer Crumbley llevó a su hijo a un polígono de tiro y difundió en redes sociales que su hijo estaba "probando su nuevo regalo de Navidad", sostuvo la fiscal.
"En vez de decirle a la escuela que él tenía acceso ilimitado al arma, escogieron no hacerlo", afirmó. "Escogieron no decirle a nadie que él podría ser peligroso, cuando era claro, y para ellos era totalmente probable, de que lo fuera".
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Al momento de la compra, el adolescente publicó una foto de la pistola en Instagram. "Acabo de recibir mi nueva belleza hoy", escribió junto a un emoji de corazones.
Pero la abogada de los Crumbley, Shannon Smith, le dijo a la jueza que "era completamente falso" que Ethan Crumbley tenía acceso irrestricto a la pistola, y anunció que apelarán los cargos.
Según la Policía, el joven había grabado un video el día antes del tiroteo en su celular, anunciando su intención de usar el arma en la escuela, sin llegar a divulgarlo.
El día del tiroteo, Ethan Crumbley fue citado junto con sus padres por la escuela, que vio con "alarma" una nota encontrada por una maestra en el escritorio del joven, expresó McDonald. En ella un dibujo de una pistola semiautomática apuntaba a la frase "Los pensamientos no se detendrán. Ayúdenme".
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Las autoridades de la escuela pidieron a los padres que llevaran al joven a terapia dentro de las siguientes 48 horas.
"Ethan, no lo hagas"
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La fiscal sostuvo que los padres se resistieron a llevar a su hijo a casa y este regresó a clase. Al rato, el joven entró al baño y salió luego con su pistola, que llevaba en su mochila. Disparó al menos 30 balas.
McDonald dijo que cuando Jennifer Crumbley se enteró del tiroteo, le envió un mensaje de texto a su hijo: "Ethan, no lo hagas".
Tras escuchar la noticia, James Crumbley llamó al 911 para informar que faltaba un arma en su casa y que creía que su hijo podría ser el autor del tiroteo. La pistola se había guardado sin llave en la habitación del matrimonio.