El papa Francisco instó este domingo tanto a los dirigentes como al pueblo estadounidense a que "asuman la responsabilidad" tras los actos violentos registrados el miércoles en el Capitolio de Washington.
"Exhorto a las autoridades y al pueblo" de Estados Unidos "a mantener bien en alto el sentido de la responsabilidad, para que se calmen los espíritus, los valores democráticos sean protegidos y se favorezca la reconciliación nacional", indicó el papa en la tradicional oración dominical del Ángelus, transmitida por video desde el Palacio apostólico del Vaticano y no desde su ventana que da sobre la Plaza de San Pedro, a causa del coronavirus.
"Envío un cariñoso saludo al pueblo de Estados Unidos, conmovido por el reciente asalto al Congreso (...) Rezo por quienes perdieron la vida, cinco en total. La violencia es siempre autodestructiva, siempre", insistió.
En una entrevista para el Canal 5 de televisión local, el papa Francisco también manifestó encontrarse "estupefacto" por esta violencia en Estados Unidos, "porque se trata de un pueblo tan disciplinado en la democracia".
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"Este movimiento debe ser condenado", consideró el sumo pontífice argentino en la entrevista, que se transmitirá este domingo de noche, aunque el sábado se emitieron algunos pasajes. Un movimiento que se "comprenda bien para que no se repita y sacar lecciones de la historia", añadió.
Estas declaraciones tienen lugar en momentos en que el presidente Donald Trump podría enfrentar el lunes un segundo procedimiento de "impeachment", un hecho sin precedentes históricos, tras la violencia del 6 de enero en el Capitolio.
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Un texto de acusación, redactado por diputados demócratas electos en la Cámara de representantes, lo inculpa de haber "lanzado deliberadamente declaraciones" que incitaron a sus partidarios a invadir el edificio del Congreso.
Reunidos por Donald Trump para manifestarse contra la ratificación por parte del Congreso de la victoria de Joe Biden en la consulta presidencial, irrumpieron durante la sesión parlamentaria.
Hechos nunca vistos antes en Washington, en los que murieron cinco personas, entre las cuales un policía.