El papa Francisco lamentó el lunes "las tensiones" y "violencias" en varios países del continente americano atenazados por crisis políticas, entre ellos Brasil, donde bolsonaristas invadieron el domingo sedes del poder.
- Imágenes de caos y destrucción en Brasil por asalto de seguidores de Bolsonaro a edificios del poder
"Pienso en las numerosas crisis políticas en diversos países del continente americano, con su carga de tensiones y formas de violencia que agudizan los conflictos sociales", declaró Francisco en un discurso ante el cuerpo diplomático.
"Pienso especialmente en lo sucedido recientemente en Perú y en las últimas horas en Brasil, y en la preocupante situación de Haití (...) Debemos superar siempre la lógica partidista y trabajar por la construcción del bien común", enfatizó.
El sumo pontífice tachó de "preocupante" el "debilitamiento, en muchas partes del mundo, de la democracia".
El domingo, miles de bolsonaristas traspasaron las barreras policiales y asaltaron en Brasilia el Congreso, el palacio presidencial y la Corte Suprema, destrozando ventanas y vandalizando oficinas.
Las autoridades brasileñas iniciaron rápidamente sus investigaciones, y el presidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, que asumió el cargo el 1 de enero, prometió que "los golpistas" serán "castigados".
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El discurso del papa Francisco
En el tradicional discurso de inicio de año, que se convirtió en "una invocación por la paz en un mundo que ve cómo crecen las divisiones y las guerras", el papa Francisco hizo un extenso repaso de la situación internacional y mencionó las crisis de Siria, Israel y Palestina, la República Democrática del Congo, el Cáucaso meridional, Yemen y Etiopía.
Así como África occidental "cada vez más afligida por la violencia del terrorismo", Myanmar y la península coreana.
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El papa Francisco comenzó su larga intervención recordando el pontificado de Juan XXIII, cuando "todavía estaba viva la amenaza de una guerra nuclear" por crisis de los misiles de Cuba y que "lamentablemente es evocada aún hoy día".
"Debo reiterar que la posesión de armas atómicas es inmoral", dijo y expresó "una preocupación particular por el estancamiento de las negociaciones para el reinicio del (...) acuerdo sobre el programa nuclear iraní" y el "deseo de que se pueda llegar cuanto antes a una solución concreta para garantizar un futuro más seguro".
Insistió en que "está en curso la tercera guerra mundial de un mundo globalizado" y que "los conflictos implican a todos", como se puede ver en la guerra de Ucrania con efectos en "regiones enteras, incluso fuera de Europa, por las repercusiones en el campo energético y la producción de alimentos, sobre todo en África y en Oriente Medio".