Alrededor de 500.000 fieles aclamaron este jueves en Lisboa al papa Francisco
en su primer encuentro masivo con los peregrinos que participan en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), la mayor reunión de católicos del mundo.
La espera bajo el sol estival portugués valió la pena para Priscila Astua, llegada desde Costa Rica, que logró ver de lejos al pontífice antes de que arrancara la ceremonia de bienvenida en un céntrico parque de la capital.
"He llorado, pero de la felicidad. No puedo explicarlo", afirmó emocionada esta estudiante de 17 años, que seguía el acto tras una valla.
Poco antes, el tradicional "papamóvil" con Jorge Bergoglio a bordo se había abierto paso entre la colorida riada de fieles que esperaban ansiosos el primer gran encuentro de esta cita, que se inició el miércoles con una agenda de actos festivos, culturales y espirituales que durarán hasta el domingo.
"Bienvenidos y gracias por estar aquí, ¡me alegra verlos!", arrancó entre aplausos el papa Francisco, de 86 años. "Me alegra escuchar el simpático alboroto que hacen y poderme contagiar de su alegría", agregó, dirigiéndose a la multitud en español, desde un gran escenario azul.
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Decenas de miles de jóvenes fueron llegando durante el día a este extenso parque con vistas sobre el Tajo para esperar al papa argentino, agitando banderas de sus países y encadenando bailes y cánticos.
"Es muy impresionante. Es intenso. El ambiente es genial", afirmó el joven francés Geoffroy Garcia-Benito, de 17 años, uno de los 500.000 participantes (según una estimación de las autoridades portuguesa) en este acto de bienvenida.
"Ecología integral"
En un encuentro por la mañana con estudiantes de la Universidad Católica de Lisboa, Francisco recordó "la urgencia dramática" de luchar contra el calentamiento global y abogó por una "ecología integral" para salvar "la casa común" de la Humanidad.
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Pero esa tarea es imposible "sin una conversión del corazón y un cambio en la visión antropológica que está en la base de la economía y de la política", agregó ante las 6.500 personas que asistieron a su intervención.
Jorge Bergoglio, que suele desplazarse en silla de ruedas o apoyado en un bastón, se encontró previamente con una quincena de peregrinos ucranianos.
El miércoles, lamentó "la falta de rumbos valientes" para poner fin a la guerra en ese país, que enfrenta desde febrero de 2022 una invasión rusa.
El jefe espiritual de 1.300 millones de católicos, que hace dos meses se sometió a una importante operación en el abdomen, recibió al final del primer día de su visita a víctimas de abusos sexuales cometidos por miembros del clero portugués.
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La multitudinaria ceremonia del jueves debe ser la antesala de los grandes actos de esta JMJ, como la vigilia programada del sábado por la noche o la gran misa final de domingo, en la que se espera un millón de personas.
"Lo que más me impresiona es el ambiente cercano entre la gente, todos listos para conversar y festejar incluso con gente que no conoces. La energía de las diferentes nacionalidades es increíble", afirmó Paolo Lottini, un italiano de 17 años.
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La JMJ fue creada en 1986 por iniciativa de Juan Pablo II. Después de las celebradas en Río de Janeiro (2013), Cracovia (2016) y Panamá (2019), esta edición, que tuvo que atrasarse un año por la pandemia, es la cuarta JMJ para Francisco.