En una entrevista para la Associated Press, el papa Francisco criticó las leyes que criminalizan la homosexualidad, calificándolas como “injustas”, e hizo un llamado a los líderes católicos a “convertir el corazón” para que quienes apoyan dichas leyes acojan a las personas que hacen parte de la comunidad LGBTIQ+.
Cabe resaltar que en la actualidad hay alrededor de 60 países que penalizan legalmente la diversidad sexual, con castigos que van desde los latigazos hasta la pena de muerte. Adicionalmente, las personas pertenecientes a la comunidad LGBTIQ+ son frecuentemente violentadas o discriminadas por razones de intolerancia.
El teólogo y sacerdote Jonathan Marín, asegura que las declaraciones públicas realizadas por el sumo pontífice representan un gran paso en la lucha por la dignidad y los derechos de todas las personas. “La condena a la homosexualidad es un hecho cultural que lleva mucho tiempo en la historia”, comenta.
Marín asegura que el primer cambio de mentalidad consiste en “dejar de pensar en las personas diversas como un ellos que está por fuera de la Iglesia” y aceptar a todas las personas como son. “El compromiso está en que luchemos por una sociedad donde quepamos todos”, puntualiza.
El teólogo también resalta el hecho de que el comentario del papa Francisco respecto a que ser homosexual es un pecado fue malinterpretado, pues todo corresponde a un diálogo imaginario en que él plantea una situación y se autorresponde.
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“El papa hace una especie de diálogo imaginario en el que usualmente los que decimos abiertamente que hay que incluir a las personas que son sexualmente diversas, recibimos la condena y el juicio de otros cristianos diciendo que es pecado. Y él se autorresponde diciendo que es pecado juzgar al otro, matar al otro. Es más pecado y más crimen eso. Ahí es donde se da la mala interpretación", asegura.
Finalmente, Marín sostiene que “no hay verdad más profunda que el hecho de que Dios nos ha creado tal como somos y él no se equivoca. Nos ama a todos por igual”. Dice que, más que acoger personas diversas que están por fuera de la Iglesia, se trata de visibilizar a los que ya hacen parte y que contribuyen a la comunidad desde su fe.