El crimen ocurrió en Brasil, en mayo pasado.
La mujer encontró a su hijo jugando con el celular en la madrugada, lo que desató su ira e hizo que lo estrangulara.
Tomó el cuerpo, lo metió en una caja de cartón y lo ocultó en un terreno vecino. Luego llamó a la Policía y dijo que el menor había tomado dinero de su cartera y se fue sin que ella lo notara. Sin embargo, llamó la atención de las autoridades que la madre describiera con lujo de detalles la ropa que llevaba puesta el niño cuando ella misma decía que no lo vio salir.
Después de ser interrogada diez veces la asesina no pudo soportar la presión y dijo que le dio unas pastillas para dormir a su hijo y lo mató accidentalmente.
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La Policía encontró el cuerpo, diez días después, con las indicaciones de la confesa asesina, pero en la autopsia descubrieron que no murió por sobredosis sino por asfixia.
Vino entonces otra confesión: llena de ira, tomó una cuerda y estranguló al niño, informaron medios brasileros.
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Autoridades creen que la mujer, que se veía como una madre ejemplar, reaccionó así porque estaba obsesionada con el orden y el perfeccionismo, pero su hijo menor alteraba su modo de vida y eso la habría llevado a cometer el crimen.
Días antes, el niño escribió una carta para ella en el colegio en la que decía que amaba a su mamá más que a nadie en el mundo y era la persona en la que más confiaba.
La mujer podría pagar 30 años de cárcel por el crimen.