El hecho se originó cuando una persona alertó a la Policía sobre un hombre que estaba apuntando con un arma.
Oficiales llegaron a la escena y fueron tras el sospechoso, Derrick Scott, de 42 años, que intentó huir. Sin embargo, fue alcanzado por los uniformados y puesto bajo custodia.
Más de una vez el hombre dijo que no podía respirar, una frase que se ha repetido en varias detenciones, como en el caso de Floyd.
Después del forcejeo, Scott quedó casi inconsciente, minutos después perdió el conocimiento y paramédicos lo llevaron a un hospital donde murió.
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La autopsia planteó que en la muerte de este hombre habrían intervenido factores de salud preexistentes que, posiblemente, agravaron su situación y lo hicieron más vulnerable al sometimiento policial.
"Solo revivir esto de nuevo es como revivir su muerte otra vez. Y luego ver a George Floyd . Hay muchos George Floyd y mi hijo fue uno de ellos", aseguró Vickey Scott.
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La justicia determinó que los agentes involucrados actuaron de manera apropiada y quedaron libres.
Este caso se suma a los tantos que han salido a la luz pública, como el de Javier Ambler en Texas, que fue reducido por las autoridades con varias descargas; a otro en Virginia donde el accionar fue el mismo contra un hombre, y al de Maurice Gordon, de 28 años, en Nueva Jersey.